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Campamento de verano decolonial: ¿quién le teme a los espacios no mixtos y al antirracismo político?

, por ASSBAGUE Sihame, NOËL Fania

En 2016 surgió una polémica en torno al proyecto de campamento de verano decolonial, bajo la iniciativa de Sihame Assbague y Fania Noël. Se trató de un evento político no mixto, [1] elegido y reivindicado por las militantes. Tras haber recibido numerosas críticas y ataques difamatorios, las activistas decidieron escribir un diálogo ficticio consigo mismas para responder a diferentes cuestionamientos de las personas implicadas.

¿Por qué decidieron organizar un campamento de verano decolonial?

La idea de este campamento nació en una conversación sobre la necesidad de multiplicar los espacios de intercambios, encuentros y formación política. Ya hay espacios que se hacen eco de una larga tradición de organización autónoma de migrantes y de barrios populares. Lxs mayores, al igual que nuestra generación, nunca esperaron a que vinieran a rescatarlxs. Se comprometieron, militaron y resistieron en todos los frentes. Es importante recordar esto porque todx militante es herederx de las luchas pasadas e incluso de las de hoy. Sabemos muy poco de esta historia, sabemos muy poco de estas luchas y de sus desafíos. Por eso, uno de los objetivos del campamento de verano es reapropiarse de todo esto. Se trata también de nombrar lo que vivimos y de compartir métodos y saberes, ya sean teóricos o prácticos. Como militantes autodidactas, sabemos hasta qué punto ciertos conceptos o ciertas técnicas pueden parecer abstractos, complejos, etc. Y además, de manera general, siempre es necesario profundizar sobre lo que se cree saber (empezando por nosotras mismas), para confrontarse con otros pensamientos, otras perspectivas, otras realidades. De alguna forma, es la idea de la educación popular.

De ahí, cuanto más militamos, más nos damos cuenta de que la apisonadora del antirracismo moral, tipo Touche-pas-à-mon-pote [2] (‘No-toques-a-mi-amigo’), ha hecho mucho daño y ha contribuido ampliamente a la despolitización de estos temas. Terminamos con campañas similares a #TousUnisContreLaHaine [3] (‘todos unidos contra el odio’) que al centrarse únicamente en el racismo interpersonal y en los sentimientos de amor/odio, encubren voluntariamente su dimensión estructural, estatal, y por lo tanto, sumamente política. Esta formación nos pareció particularmente oportuna, ya que las personas racializadas estamos condenadas a seguir siendo el tema de discusión favorito de la clase política y mediática en Francia. No hace falta más que ver las polémicas alrededor del velo musulmán… Todo esto, se debe analizar, se debe comprender para poder combatirlo.

¿Por qué se decidió limitar el acceso únicamente a «las personas que sufren en carne propia el racismo de Estado»?

La verdadera pregunta debería ser «¿por qué una formación organizada por y para personas que sufren el racismo de Estado provoca tantos cuestionamientos?» No es un proyecto de vida, son cursos de verano de tres días dirigidos a las personas directamente afectadas por el tema... Esto es lo que se indica en todas nuestras publicaciones. A diferencia de lo que han difundido los pocos periodistas malintencionados que lanzaron la «polémica», en ningún lado decimos que el campamento de verano está prohibido para «personas de piel blanca». Por la sencilla razón de que eso no significa nada. No nos interesa la pintura, lo que nos interesa son los efectos de la producción de razas sociales [4] por el colonialismo europeo... Generalmente, al decir esto, nos tiran la típica frase, «ustedes son racistas, ¡las razas no existen!»

Esto es lo que les iba a contestar, ¿por qué hablan de «razas»?

En nuestros discursos, como militantes en el antirracismo político, el concepto de raza no remite en absoluto a una realidad biológica, sino a una realidad social. No se trata de hacer clasificaciones entre las etnias, sino de reconocer que los mitos en torno a la raza, producidos por la esclavitud y la colonización, han tenido efectos catastróficos y destructivos, y seguimos pagando un precio bastante caro. Sí, solo hay una raza, la raza humana, blablabla, pero esa no es la cuestión. Como ha resumido muy bien Colette Guillaumin: «La raza, sin duda, no es lo que se dice que es, pero sin embargo es la más tangible, real y brutal de las realidades». [5] Es decir, aunque la ciencia haya demostrado que no existen diferencias biológicas fundamentales entre los diferentes grupos humanos, las categorizaciones raciales y los valores que se les atribuyen (positivos y negativos) no han desaparecido. Ni mucho menos. Por un lado, una racialización positiva que implica beneficios, posiciones sociales y económicas ventajosas a escala sistémica; por otro, una racialización negativa que se manifiesta en los efectos contrarios.

Dicho esto, y dado que las formas del racismo han evolucionado, el color de la piel está lejos de ser el único marcador de racialización. A ello se añaden marcadores más o menos visibles, como el apellido o signos distintivos, en particular de pertenencia a la religión musulmana, que remiten a un origen, una diferencia real o supuesta. Así, una persona puede ser árabe, tener «la piel blanca» y sufrir el racismo de Estado, al igual que una blanca convertida al islam y que ha optado por llevar el velo será asignada a una categoría racial. Podemos seguir despolitizando el tema y haciendo comparaciones abyectas y anacrónicas como «Dios mío, este campamento de verano es como la segregación racial en los autobuses de los Estados Unidos», o podemos aceptar que es mucho más complejo que eso. En particular, la segregación racial consistía en excluir social, política y económicamente a un grupo en beneficio de otro. ¿Qué tiene que ver eso con el campamento de verano? ¿Qué exclusión social, política y económica producirá sobre las personas de «piel blanca» (como han dicho los periodistas)?

¿El campamento de verano será no mixto?

Sí, el campamento de verano decolonial será no mixto, con quienes, de entre lxs millones de ciudadanxs que sufren el racismo estructural, deseen participar. Es una opción política que asumimos al 100% y que nos parece indispensable para la autoemancipación y la autorganización de lxs afectadxs. Esto puede ser difícil de tragar en un país que ha erigido el universalismo como valor absoluto y en el que muchas personas se sienten con la misión de salvar a la humanidad. Pero estos espacios son importantes y, por lo tanto, no son negociables.

En el barrio 17 de París, una pegatina declara « No Justice No Peace » (Sin Justicia No hay Paz).
Fuente : Langladure (CC BY-SA 4.0)

¿Por qué son tan importantes? Hemos visto que también lo eran en Nuit Debout [6] con reuniones no mixtas de las feministas. ¿Un espacio no mixto es una necesidad política?

Si bien la comparación con los espacios feministas no mixtos parece evidente, no es acertado del todo, ya que polemizar sobre lo no mixto solo es un pretexto para atacar el contenido político. Dicho esto, estos espacios no mixtos son una necesidad política para cualquier grupo social oprimido. Por eso ha sido pensado y utilizado por miles de activistas, ya sean feministas, antirracistas o anticapitalistas, durante décadas –quienes como nosotras, se dieron cuenta que las reuniones mixtas son ciertamente necesarias para avanzar en las luchas, pero que, como todo, tienen limitaciones. Estas limitaciones pueden ser una verdadera pérdida de tiempo, de energía, y también de liderazgo. Es el caso, por ejemplo, de los encuentros en los que pasamos tres horas redefiniendo la palabra «islamofobia», mientras que las personas afectadas preferirían que se abordara el fondo de la cuestión, es decir, la realidad de la islamofobia. Lo mismo pasa cuando tienes que explicar que si hablas de «razas», no estás insinuando que hay seres superiores a otrxs, sino que existe un sistema de asignación heredado de la historia esclavista y colonial francesa… Y debes añadir rápido que no hablas de los abuelos de Marie-Pierre en particular y que sabes muy bien que ella no es racista pero que no es la cuestión, etc. Puede parecer caricaturesco, pero eso es precisamente lo que experimentamos en la mayoría de las reuniones mixtas, al menos con las personas que no han profundizado sobre este tema. Con lxs aliadxs, es más pernicioso porque su comprensión de los problemas oculta la manera en la que contribuyen –a menudo a su costa– en la reproducción de los mecanismos de dominación. Así, unx antirracista blancx gozará de un doble reconocimiento, por un lado de sus pares (y de la élite) que lx verán como «súper comprometidx» y por el otro, de las personas racializadas que darán más peso a su palabra. No es de extrañar porque las palabras blancas son sobrevaloradas, sobrelegitimadas y sobreinterpretadas en comparación con palabras e ideas no blancas.

¿Y cuál es el problema? ¿Quizás sea porque lo que dicen es relevante?

En un mundo absolutamente justo e igualitario, se podría efectivamente considerar esta hipótesis. En el mundo real, donde las relaciones de dominación son violentas aun cuando son invisibles, hay que recordar que las personas que no sufren una opresión (conscientes o no de su posición) van con ventaja. Sobre todo porque, como muy bien ha señalado Frantz Fanon, [7] la dominación ha sido interiorizada. Pero además, sus palabras, sus opiniones y su presencia influyen necesariamente en la orientación de las reuniones, en la toma de decisiones e incluso en la organización. ¡Claro que sus palabras pueden ser relevantes! Pero esa no es la cuestión. Quien habla de lucha contra una opresión habla en realidad de empoderamiento, es decir, de fortalecimiento del poder de lxs oprimidxs. Es una dimensión que se olvida con demasiada frecuencia, mientras es una de las cuestiones más importantes. Necesitamos recuperar la seguridad en nosotrxs, en nuestras palabras, en nuestras acciones, en nuestra organización. Necesitamos hacer las cosas por nosotrxs mismxs, para nosotrxs mismxs y con nosotrxs mismxs, es una forma de reconquistar un poder amordazado. Y este es uno de los puntos fuertes de los espacios no mixtos. A esto se añade, y está relacionado, la liberación de la palabra. Es más fácil hablar de tus experiencias, dudas, esperanzas, resentimientos, con gente que tiene experiencias similares y que no dirán «¡¿y la lucha de clases?!» u otros peros al final de cada frase. Es necesario contextualizar: lo no mixto es una herramienta circunscrita en el tiempo y el espacio; una herramienta como existen muchas otras, con sus cualidades y limitaciones, que sirve para un objetivo político concreto. Nuestro objetivo, en este caso, es la autodefinición, la autodeterminación y la autoemancipación de las personas que sufren el racismo de Estado… Por lo que necesariamente están en el centro del proceso. No nos planteamos la cuestión de los espacios no mixtos a escala de la sociedad o en una temporalidad indefinida, esto nunca ha sido el planteo, aunque sí es lo que sostienen nuestrxs detractorxs.

¿Esto significa que esta lucha/asunto incumbe solamente a personas víctimas de racismo?

Por definición, el racismo afecta al conjunto de la sociedad. Rara vez se hace hincapié en ello, pero mientras que algunxs se encuentran en desventaja por los procesos de racialización negativa, otrxs obtienen beneficios netos, directos o indirectos... Esto se llama privilegios. Así, por ejemplo, la otra cara de la discriminación racista en el acceso a la vivienda es el beneficio que obtienen los «miembros de la población mayoritaria». Si tuviéramos que resumirlo de manera cínica y grosera, existen ganadorxs y perdedorxs del racismo estructural, al igual que hay ganadorxs y perdedorxs del patriarcado. Es evidente que la situación es más compleja ya que la blanquitud no protege de otras opresiones relacionadas con el género, la clase social, la discapacidad, etc.

Volviendo a la pregunta, si bien afecta a todo el mundo, no todxs ocupamos el mismo lugar en los procesos de racialización y obviamente no tenemos el mismo papel que desempeñar. De nuevo, el racismo está relacionado con el poder. Es imprescindible que se dejen en manos de las personas afectadas la encarnación, la definición de la agenda, las modalidades y los objetivos políticos. Lxs demás pueden ayudar de mil maneras, con la condición de no obstaculizar el trabajo de auto-determinación y de emancipación que se está haciendo. ¿Es tan difícil de aceptar?

¿Son conscientes de que esto provoca cuestionamientos de otras personas?

Sí y no. Hay que hacer una distinción entre los cuestionamientos sinceros, legítimos de personas que descubren estos temas y herramientas, y las acusaciones hipócritas de lxs defensorxs del poder que sienten que su pequeño mundo se derrumba, poco a poco, bajo sus pies. Es para lxs primerxs, y en particular para lxs que sufren un racismo estructural, que nos tomamos el tiempo de responder a estas preguntas. Es extraño –y muy hipócrita– que se haga tanto escándalo por un evento no mixto activista bastante desconocido, mientras que cada día se hacen reuniones políticas no mixtas. Podríamos hablar de iniciativas feministas, como las de la Maison des femmes de Montreuil (‘Casa de Mujeres de Montreuil’) o de París, dos espacios no mixtos que reciben ayudas del Estado, de los departamentos y de los municipios sin que nadie se inmute. Mientras que el Campamento de Verano recibe las crítica de sus detractorxs, ¡que sostienen que este tipo de iniciativas nos lleva al «comunitarismo» y a «la destrucción de la convivencia»! También podríamos hablar de Cinéffable y de su Festival International du Film Lesbien et Féministe (‘Festival Internacional de Cine Lésbico y Feministas’), exclusivamente reservado a mujeres. De nuevo, el Festival recibe apoyo de la Municipalidad de París y no suscitó oposición alguna, a excepción de algunos sitios de la extrema derecha. De la misma forma, sería inimaginable imponer la presencia del MEDEF (Mouvement des entreprises de France, la mayor organización patronal de Francia) o de accionistas del CAC 40 [8] [el índice bursátil francés] en las reuniones sindicales de trabajadorxs que quieren organizarse. Esta diferencia de trato es lo que se debería cuestionar. Una de dos: o el Ayuntamiento de París financia grupúsculos comunitaristas, discriminatorios y peligrosos para la República, o existen espacios no mixtos tolerados, comprendidos y fomentados, y otros profundamente incómodos. Sabemos muy bien qué opción prevalece.

Existen tres tipos de oposición, que podemos definir de manera grotesca de la siguiente manera: lxs defensorxs del poder que no soportan que sea cuestionado y que ven con recelo que las personas racializadas se organicen; lxs adeptxs de teorías racistas para quienes la organización de espacios no mixtos es una nueva etapa en el proceso del Gran Reemplazo; [9] y lxs super(wo)men del antirracismo que se sienten ofendidxs de no poder participar en la reunión cuando han dedicado su vida a esta lucha. En el fondo también hay dos grandes realidades: los personas blancas no saben que son blancas y no están acostumbradas a que se les ubique.

¿Porqué los espacios antirracistas no mixtos provocan tanto revuelo?

De cierto modo, la respuesta a esto está en la pregunta y en todo lo que hemos dicho antes. ¿Qué es el antirracismo político? Es un movimiento, un proceso, una visión que rompe íntegramente con la tradición de centrar el antirracismo alrededor de la cuestión interpersonal y moral. Entendemos el racismo como un sistema en el que el Estado es uno de los principales accionistas y beneficiarios, y no como algo «malo» e individual (aunque también pueda serlo). Nunca se dirá lo suficiente que el racismo está ligado a la cuestión del poder: es una relación de dominación. El antirracismo político denuncia y combate las todas las formas del poder –ya sea mediático, político, económico, militar, o de otro tipo– que alimentan y refuerzan la racialización negativa sobre una parte de la población. Esto implica, a diferencia de lo que se nos dice constantemente, que el racismo no es prerrogativa de ningún partido político. La presidencia de François Hollande [10] [dirigente del Partido Socialista francés] ha tenido el mérito de demostrarlo a lxs últimxs escépticxs. Tener este discurso, es evidentemente menos «tierno» que «luchar contra los tópicos y contra el Frente Nacional [11]». Pero no son ni los tópicos ni el FN que, desde hace 40 años al menos, tienen consecuencias dramáticas en nuestras vidas, las de nuestrxs mayores y las de nuestrxs hermanxs pequeñxs. Son los discursos políticos, las discriminaciones masivas, las leyes, las humillaciones por patre de los agentes del Estado, las políticas públicas, etc., y este trasfondo político es el que incomoda.

¿Qué contestan ustedes a quiénes les dicen «¡A la mierda la raza, viva la lucha de clases!»? ¿Les parece estar librando la batalla equivocada?

De manera un poco provocativa, contestaríamos: «¡A la mierda tú!… ¿quien limpia en la fête de l’Huma [12] [festival izquierdista]?». Estamos acostumbradxs a este tipo de eslóganes u objeciones. Deberíamos «rechazar el punto de vista racial en pro al punto de vista social». Listo, pero ninguna de estas afirmaciones enfáticas, ninguna venda permite mitigar los efectos del racismo estructural. En algún momento, hay que salir de su zona de confort y entender que no se puede pensar que la cuestión racial no existe solo porque no te afecta a ti. Lo que olvidan lxs daltónicxs de la raza, es que ellxs tienen el lujo de no «diferenciar los colores», como dicen. Estas realidades, estos «colores», nos agarran del cuello a lxs no blancxs desde la infancia. Y a menudo de forma violenta. Lo que olvidan sobre todo es que en el marco del capitalismo racializado en el que estamos, la lucha de clases implica necesariamente la cuestión racial; y que esta última se debe pensar de forma autónoma. Y además, como lo demostró en el tratamiento político y mediático del caso de Karim Benzema, [13] la clase no borra la raza. Puedes ser millonario y estar constantemente expuesto a los fuegos de la racialización.

Banderola llamando a la organización antirracista.
Fuente : doubichlou14 (CC BY-NC-ND 2.0)

El 27 de abril de 2016, el diputado Bernard Debré y la ministra de Educación, Najat Vallaud-Balkacem, condenaron el campamento de verano decolonial al explicar que este tipo de iniciativas incitaban al «comunitarismo», al «desorden», a «poner en peligro la democracia», al «racismo anti-blanco» y al «antisemitismo». ¿Qué opinan sobre esto?

Es interesante observar como estas dos personalidades políticas lo mezclaron todo. Así, a la iniciativa «Paroles non-blanches» (‘palabras no blancas’), impulsada por estudiantes racializadxs en la Universidad de Paris VIII, se la metió en el mismo saco que el campamento de verano decolonial, y este a su vez en el mismo que el del Partido de los Indígenas de la República (PIR). [14] Estas tres organizaciones, aunque puedan estar relacionadas, son independientes entre sí, pero se hace un amalgama de sus textos y de sus iniciativas sin que a nadie le moleste. Como siempre, cuando se habla de árabes y negrxs políticamente autónomxs y movilizadxs contra el racismo de Estado, se acusa al PIR [15] de estar detrás, y como de costumbre, todo se tergiversa… Lxs estudiantes de «Palabras no blancas» deberían ser respetadxs, admiradxs, apoyadxs. Se movilizaron en contra de la reforma de las leyes laborales en el 2016, y rápidamente se dieron cuenta que el uso de la palabra dentro del movimiento (como en cualquier otra esfera de poder) era en su mayoría asumido por blancxs. Creativxs, organizadxs y propositivxs, decidieron compensar este comunitarismo blanco dando la palabra a quienes no estamos acostumbradxs a ver ni escuchar. Al contrario de lo que se dijo, el ciclo de conferencias estaba abierto a todxs, solo el espacio de lxs ponentes fue no mixto. Las personas que se quejan de esto lo hacen desde las salas de redacción o asambleas donde el 98 % son blancxs. Y también se lamentan en los programas de televisión, conferencias, reuniones, sindicatos, partidos, asociaciones, etc. con participantes exclusivamente blancxs.

El hecho que el revuelo llegue a las más altas esferas del Estado demuestra que el antirracismo político es considerado como un problema, por su contenido y no por ser un espacio no mixto. Nuestro compañero João Gabriel, lo explicó muy bien: «Es el contenido orientado a romper con el pensamiento dominante sobre el racismo, así como la auto-organización de las víctimas del racismo sistémico, y no los espacios no mixtos en sí (...) lo que les molesta». Se nos acusa de promover una visión «racializada y racista de la sociedad», como si tuviéramos la responsabilidad de los procesos de racialización que existen en este país desde hace siglos. ¿Debemos recordar a todas estas personas que son ellas que tienen el poder en Francia? Un país que institucionalizó la islamofobia, legitimó los controles policiales racistas, apartó la cuestión de las reparaciones relacionadas con la esclavitud y la colonización, desarrolló la persecución de migrantes sin papeles, acusó a niños de 8 años de apología al terrorismo, despolitizó y ahogó las luchas de lxs migrantes y de los barrios populares financiando asociaciones ineficientes, afianzó el neocolonialismo mediante guerras imperialistas, desestabilizaciones políticas y una dominación económica y militar. ¿Debemos recordar a lxs periodistas que nos acusan de «racializar el debate», que son ellxs quienes trabajan para medios de comunicación que estigmatizan constantemente a una parte de la población, retransmiten los peores estereotipos racistas, utilizan la islamofobia como medio de subsistencia, actúan como la caja de resonancia de las políticas de seguridad, liberticidas y xenófobas, sin oponerse nunca, que despolitizan las luchas sociales y antirracistas? ¿En serio, debemos recordarles todo esto? Si el racismo, la racialización y las injusticias les importa tanto, deberían combatirlas desde su lugar: en las alcobas de sus pequeñas vidas privilegiadas donde tienen el lujo de poder ignorar la cuestión racial.

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Este texto es una versión ligeramente reducida y adaptada de un artículo publicado el 1ro de mayo 2016 en la pagina web de la revista Contre-attaque. Se puede consultar en linea: http://contre-attaques.org/magazine/article/camp-d-ete

Ver el articulo original en francés en la pagina de Contre-attaques

Notes

[1NdT: los espacios no mixtos son espacios de organización, debates o asambleas en las que un grupo oprimido lo hace sin la presencia de las personas que ejercen esa opresión. En el caso del antirracismo se reúnen personas racializadas; en el caso de los espacios no mixtos feministas reúne solo a mujeres y diversidades sexuales y de género.

[2NdT: eslogan de la asociación SOS Racismo (Francia) que se dio a conocer pocos meses después de su constitución con un gran concierto en junio de 1985.

[3NdT: campaña gubernamental de concientización contra el racismo y el antisemitismo aparecida en el año 2005.

[4Ver Sadri Khiari, La contre-révolution coloniale en France : de De Gaulle à Sarkozy, Ed. La Fabrique.

[5Colette Guillaumin, Sexe, race et pratique du pouvoir, éd. Indigo & Côté femmes, 1992 – obra citada por Horia Kebabza en el artículo «L’universel lave-t-il plus blanc?»: «Race», racisme et système de privilèges », Les cahiers du CEDREF [en línea], 14 | 2006.

[6NdT: un movimiento social francés surgido en la Plaza de la República de París el 31 de marzo de 2016 como parte del movimiento contra la Ley del Trabajo —loi travail—, y extendido a otras ciudades francesas. La toma de lugares públicos para hacer asambleas y debates recuerdan a las que protagonizaron a partir de 2011 los Indignados en Madrid y Barcelona, la Generación de los 700 euros en la Plaza Síntagma de Atenas o el movimiento Occupy en Estados Unidos.

[7Frantz Fanon, Les damnés de la terre. Ed. La Découverte. Primera versión en castellano (1963), Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México.

[8NdT: CAC 40, índice bursátil francés que corresponde a un cálculo de la capitalización de los 40 valores más significativos de entre las 100 mayores empresas negociadas en la Bolsa de París.

[9NdT: teoría conspiracionista de la extrema derecha francesa, según la cual lxs francesxs blancxs católicxs y la población blanca cristiana europea en general, está siendo sistemáticamente reemplazada por pueblos no europeos, específicamente de Oriente Medio, árabes, bereberes, norteafricanxs, subsaharianxs, a través de la inmigración masiva, el crecimiento demográfico y una caída en la tasa de natalidad europea. Asocia la presencia de musulmanxs en Francia con un peligro potencial: la destrucción de la cultura y civilización francesas. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/El_gran_reemplazo.

[10NdT: político y dirigente del Partido Socialista francés (PS), fue elegido Presidente de Francia para el período de 2012 a 2017.

[11NdT: partido de ultraderecha derecha francés conocido por sus siglas FN (Front National)

[12NdT: La fête de l’Huma, la fiesta de la Humanidad, es un evento anual organizado por el medio gráfico l’Humanité, conocido como l’Huma, de tendencia socialista y comunista (fue durante mucho tiempo el órgano oficial del partido comunista francés).

[13NdT: un jugador de fútbol profesional, de ascendencia argelina envuelto en un proceso judicial y mediático.

[14NdT: el PIR, Parti des Indigènes de la République, partido político francés desde 2005 que se define como antirracista y decolonial. Es el punto focal de muchas de las polémicas mediáticas que agitan Francia en los últimos 15 años.

[15Dicho esto, para ser realmente honestas, aunque el PIR no está vinculado con estas dos iniciativas, el gran aporte de sus producciones y de sus ideas en la cuestión racial constituye una gran inspiración.

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Sihame Assbague es una periodista y militante antiracista francesa.
Militante, autora y ensayista afrofeminista, Fania Noël está estudiando su doctorado en sociología en The New School for Social Research (Nueva York). Es la cofundadora y directora editorial de la revista AssiégéEs, y ha sido miembro del colectivo afrofeminista Mwasi, encargada -entre otros- de la ideología política y de las formaciones. Es autora de dos libros : Et maintenant le pouvoir. Un horizon politique afroféministe Cambourakis, 2022; y Afro-communautaire. Appartenir à nous-mêmes Syllepse, 2019.