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Hábitos alimentarios y colonialismo. Del emergente comercio colonial a la economía globalizada

, por BLANCO BERGLUND María

En Suecia una mujer se levanta y a través de la ventana ve la nieve caer sobre el asfalto, sobre los árboles del parque. Afuera hace 8 grados bajo cero y el sol aún no ha salido. Ella se prepara un café caliente sin el cual no puede empezar su día. Antes de salir se lleva un plátano para comer por la tarde, porque sabe que si no le va a dar tanta hambre de regreso del trabajo, y que sucumbirá a la tentación de comprarse un chocolatillo en la tienda al lado de la estación del metro. En su trabajo almorzará comida procesada con soya transgénica de Argentina o arroz de la China con carne de Dinamarca.

En un pueblo de los Andes peruanos una mujer se levanta, calienta las humitas que ha preparado junto a su familia de los maíces cosechados de la chacra, luego prepara el café sin el cual no puede empezar su día, enviado con tanto cariño por la abuela de la ceja de selva de la misma provincia. Cuando sale al mercado de la plaza, todas las frutas, los tubérculos y las verduras son de su misma región, de la sierra o de la ceja de selva. De la costa peruana viene el arroz y el mango grande. La excepción son las uvas y las manzanas del país vecino de Chile, los fideos y el pan, que, aunque es local, es de harina importada de Estados Unidos.

Taza de café.
Fuente : [Jlhinton->https://flic.kr/p/bHHnA6 } (CC BY-ND 2.0)

La forma de comer y de producir los alimentos refleja la organización colonial del mundo. En Suecia, menos del uno por ciento son campesinxs y en Perú lo son alrededor de una cuarta parte de la población. La canasta familiar peruana proviene de la producción nacional. La producción agrícola es la segunda actividad que genera más empleo en el Perú y la agricultura familiar representa un 97% de las 2.2 millones de unidades agropecuarias en el país, según la socióloga Jasmín Giocochea Medina. Mientras los países del Sur son en gran medida autosuficientes en alimentos, los países industrializados tienen una dieta globalizada con raíces coloniales.

El consumo de productos como el café, el chocolate, el plátano, el azúcar, el arroz, etc., que fueron introducidos a Europa como bienes de lujo para la élite, pasó a formar parte de la dieta cotidiana de la población europea: “inicialmente el café era visto como un producto de lujo (en Suecia). Sin embargo, esta percepción cambió en el siglo diecinueve, cuando llegó a ser considerado un producto de primera necesidad.” [1]

La historiadora Anne E.C. Mc Cants escribe, en un artículo sobre la globalización en el mundo moderno temprano, que la comercialización de productos de lujo cambió la economía europea desde sus fundamentos y que estos productos llegaron a Europa más temprano de lo que historiadores inicialmente han pensado. La primera vez que se vendió café en Holanda fue en 1661. Pero para 1740 el importe de té y café se hacía a gran escala. Tanto café se importaba a Europa que imposiblemente puede haber sido destinado solo para las clases altas. A fines del siglo XVII, el consumo de té, café, azúcar, tabaco, porcelana, seda y telas de algodón aumentaron drásticamente en Europa occidental. El uso de nuevos commodities se difundía rápidamente, tanto en el espacio geográfico como en el ámbito social. A través del estudio de distintos inventarios de hogares de los Países Bajos e Inglaterra, Mc Cants ha podido documentar la presencia de muchos de estos llamados productos de lujo en hogares de trabajadores pobres a mediados del siglo XVIII. Los precios de los productos disminuían, pero la cantidad importada era cada vez mayor.

La historiadora Ragnhild Hutchinson escribe que los hábitos de consumo de artículos de lujo entre los noruegos cambiaron durante el siglo dieciocho. El consumo de productos “exóticos” puede ser rastreado a las colonias noruego-danesas en el Caribe. De 1740 a 1848 el consumo de azúcar aumentó de 0,06 kg a 2,5 kg per cápita; y de ser un producto de lujo para la clase alta urbana, se difundió y empezó a ser consumido en las zonas rurales hasta convertirse en un alimento imprescindible.

Dado que las excolonias siguen produciendo y exportando alimentos, materia prima y fuerza laboral barata a los antiguos países y pueblos colonizadores, podemos hablar de un neocolonialismo, que guarda ciertos rasgos en común con el colonialismo, siendo el más fundamental de estos la continuidad de la explotación de los pueblos y del medio ambiente en las antiguas colonias. El término fue lanzado por Kwame Nkrumah, expresidente Ghana, en los años sesenta. Al igual que durante el colonialismo, el imperialismo sigue haciéndose valer de argumentos de superioridad para poder entrar con sus fuerzas armadas a los países explotados y asegurar que puedan seguir extrayendo beneficios de la naturaleza y de la población. Mientras antiguamente se justificaba una invasión militar en nombre del dios cristiano, hoy se justifica en nombre de la democracia, tal como sostiene Noam Chomsky que Estados Unidos hizo en Irak para asegurar sus ingresos petroleros. A diferencia del colonialismo, donde la imposición del país colonizador era directa, con representantes coloniales en el gobierno a quienes se podían responsabilizar por sus actos, el neocolonialismo actúa por debajo, forzando a los gobiernos de las antiguas colonias a obedecer sus demandas con amenazas de sanciones económicas y militares o sobornos a administradores de las instituciones públicas en posiciones claves.

¿Es aún factible el término neocolonialismo en el siglo XXI, con un sistema económico globalizado y empresas multinacionales? Aram Ziai escribe en la revista científica Momentum Quarterly sobre el neocolonialismo en la economía globalizada actual, que aún es un término muy útil para describir las relaciones Norte-Sur. El comercio intrarregional entre excolonias es relativamente pequeño, mientras el 75% - 90% del comercio se realiza con empresas fuera de la propia región. En Asia, América del Norte y Europa Occidental el comercio fuera de la propia región geográfica es menos que la mitad del total. La regla de mantener las acciones de inversionistas extranjeros en un porcentaje menor al 50% es mucho más aplicada en países industrializados que en excolonias. De las cien empresas transnacionales más grandes a nivel mundial, más del 80% tienen su sede en Estados Unidos y en Europa Occidental. El gran número de zonas de procesamiento para la exportación que existe en las excolonias es otro indicador de la prevalencia de un sistema colonial. En estos países hay excepciones a las leyes laborales, aduaneras, de impuestos y ambientales diseñadas para atraer inversores extranjeros. Sumadas las ganancias de las empresas multinacionales con sede en el Norte y la deuda externa pagada por el Sur, las transferencias financieras del Sur al Norte son aproximadamente dos veces más grandes que las transferencias en dirección contraria. Las instituciones cruciales para gobernar la economía global son sesgadas por los países del Norte, que tienen más votos y/o poder para extorsionar dentro de las mismas. La Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional obligan a excolonias a abrir sus mercados, a la vez que es un hecho que los países del Norte no hubieran podido crecer económicamente sin leyes que protejan sus mercados internos.

En la política agrícola, el neocolonialismo es asociado con el llamado “landgrabbing”, acaparamiento de tierras. Así, por ejemplo, organizaciones financiadas por empresas, como GFP (German Food Partnership) buscan establecer acuerdos entre entidades privadas del Norte con pequeños agricultorxs en el Sur. El objetivo es combatir el hambre y la pobreza logrando una mayor producción y cadenas de valor más ventajosas para los campesinos. Pero en el caso de GFP, ONGs alemanas hicieron un análisis donde descubrieron que hay fuertes intereses económicos de empresas agrícolas y químicas como Bayer Crop Science y Syngenta detrás de esta organización y que lxs pequeñxs agricultorxs se ven más pobres cuando sus territorios les son arrebatados.

Vandana Shiva, activista y científica de la India, advierte que el neocolonialismo se da mediante la “biopiratería”, que implica la patente de fuentes genéticas del Sur por compañías del Norte. Principalmente la empresa Monsanto ha modificado genéticamente las semillas ancestrales como el maíz y la soya, a las que fue introducida la toxina BT. La misma empresa que produce la semilla transgénica, también produce el pesticida cancerígeno Round Up (agente naranja), que mata a todas las plantas e insectos, menos a las plantas de semillas genéticamente modificadas con la toxina BT. Ahora la empresa farmacéutica Bayer ha comprado Monsanto y domina el mercado de la alimentación, de los pesticidas y de los fármacos a nivel mundial. La misma empresa que causa enfermedades en las personas con su agroindustria y sus monocultivos transgénicos, nos vende la medicina.

Las consecuencias de los monocultivos son un empobrecimiento de nutrientes en la tierra y presencia de agrotóxicos en las aguas, tierras y personas, sobre todo en trabajadorxs de la agroindustria. Convierte al/a la campesinx, que podría haber gozado de una soberanía alimentaria, en unx obrerx asalariadx sin tierra y sin comunidad. También hay campesinxs, pequeñxs productorxs, que son dueñxs de sus tierras, pero que siguen la lógica colonial de producir para la exportación. Crea gran fragilidad basar la economía en la exportación de estos productos, con poco valor agregado, cuyos precios son muy volátiles en el mercado internacional. En 2021, Suiza –un país europeo– fue el segundo país exportador de café a nivel mundial. En un artículo de Brussels Research Group se puede leer que Suiza es “un gigante del café sin sembrar un solo grano”. Se ha convertido en un mercado de importancia para la venta de café ecológico y en uno de los procesadores de café más grandes del mundo. Tiene tratos a largo plazo con empresas como Starbucks y Nestlé. En la era del neocolonialismo se utilizan formas más elaboradas para la explotación de siempre.

Un jóven agricultor andino presenta con orgullo la gran diversidad de tubérculos que cultiva.
Fuente : © Miguel Gutiérrez Chero

La hegemonía cultural del colonialismo alimentario ha hecho que hoy se cultiven menos especies que a lo largo de toda la historia agrícola de la humanidad. Mientras cuatro cultivos (trigo, arroz, maíz y papa, en gran parte transgénicos), constituyen el 60% de la alimentación calórica de lxs habitantes del mundo, en los países del Sur se mantienen especies y variedades nutritivas que nos pueden salvar cuando las plantas más consumidas sufran una epidemia o sean imposibles de cultivar por el cambio climático. Estos cultivos y sus semillas deben continuar siendo libres y diversos, sin patente, deben caminar de mano en mano, intercambiarse con cariño y mutuo respeto por quienes siembran la tierra con esperanza para las futuras generaciones.

Referencias

  • Velásquez Benites, Orlando (2021), Agudización de la pobreza del campesinado peruano y el subsidio al bienestar de la ciudad, Alfa Revista de investigación en Ciencias Agronómicas y Veterinaria, Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú.
  • Giocochea Medina, Jasmín, Una mirada a la pequeña producción agrícola en el Perú en tiempos de cuarentena. Online: https://www.clacso.org/una-mirada-a-la-pequena-produccion-agricola-del-peru-en-tiempos-de-cuarentena/ (2022-12-04)
  • Ahlberger, Christer (1994), Konsumtionsrevolutionen. Om det moderna konsumtionssamhällets framväxt. 1750–1900. Facultad de Humanísticas, Göteborg.
  • Mc Cants, Anne E. C. (2007), Exotic goods, popular consumption and the standard of living: Thinking about globalization in the early modern world. Hawaii, Journal of World History. Hawaii Press.
  • Hutchinson, Ragnhild (2012), In the doorway to development: An enquiry into market oriented structural changes in Norway ca 1750-1830, Universidad de Oslo.
  • Nkrumah, Kwame (1965), Neo-Colonialism: The last stage of imperialism, Londres.
  • Chomsky, Noam (2010), La política de Estados Unidos en el Medio Oriente, Texto de la charla presentada en el Palacio UNESCO, Beirut, Líbano.
  • Ziai, Aram (2020), "Neocolonialism in the globalized economy of the 21st century: An overview", Online: https://www.momentum-quarterly.org
  • Shiva, Vandana, "Llama Vandana Shiva a parar la biopiratería, “nuevo colonialismo”," Entrevista en La Jornada, lunes 6 de junio de 2016.
  • Online: https://www.worldstopexports.com/coffee-exports-country/ (2022-12-21)
  • Online: https://oec.world/en/profile/hs/coffee-tea-mate-and-spices#latest-trends (2022-12-21)
  • Online: https://brusselsresearchgroup.org/a-coffee-giant-without-growing-a-single-bean/ (2022-12-21)
  • Esquinas Alcázar, José, Entrevista publicada por la FAO el 7 de junio de 2009.