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El porqué no existe el racismo antiblancxs

, por DIALLO Rokhaya

En septiembre de 2018, la difusión del vídeo del rapero Nick Conrad, «Cuelguen a los blancos», encendió las redes sociales y provocó numerosas reacciones en el gobierno y en la clase política, que condenaban el «racismo antiblanco». En este artículo publicado por la revista Regards (Miradas), Rockaya Diallo vuelve a lo fundamental para explicar lo que es, y lo que no es, el racismo (para principiantes). Y el porqué no existe el racismo antiblancxs.

Las palabras proferidas en el videoclip de este rapero, del cual probablemente nadie conocía la existencia antes de ayer, son de una violencia difícilmente soportable. El autor invoca la ficción, la inversión del estigma, para explicar la estremecedora escenificación de una abominable escalada criminal. Y de hecho, se ven personas blancas sufriendo una serie de atrocidades que experimentaron lxs Negrxs a los largos de siglos de esclavitud y de colonizaciones, justificados por las potencias occidentales en el nombre de su superioridad. En cualquier caso, e independientemente de este vídeo, una cosa está clara: las personas negras pueden tener sentimientos de odio hacia lxs blancxs.

Sin embargo, no podemos calificar este fenómeno de racismo. ¿Por qué? El racismo es un sistema producto de la historia de dominaciones multiseculares. El racismo actual es la consecuencia de siglos de opresión, de esclavitud, de colonización, de teorías raciales que han puesto a lxs blancxs en lo alto de la escala humana. Nuestro país, Francia, ha llegado a codificar el estatuto de lxs esclavxs negrxs reducidxs al rango de bienes muebles y de lxs indígenas de las colonias (de los cuales mis padres formaban parte) al de sujetos de la República, subciudadanxs. De esta historia, no muy lejana, nace el racismo que viven lxs descendientes de esclavxs y colonizadxs.

Ninguna política opresiva se ha dirigido jamás a lxs blancxs en tanto grupo blanco y en beneficio de minorías no blancas, por el solo hecho de su color de piel. Nunca lxs blancxs han sido objeto de teorías raciales que lxs consideraran seres inferiores, y que esto tuviera una implicación en prácticas institucionales. Claro, algunxs blancxs extranjerxs pueden verse expuestos a la xenofobia, algunxs blancxs han sido sometidxs a la esclavitud en el pasado, algunxs blancxs judíxs han vivido la tragedia del genocidio y del racismo. Nadie puede negar estos horrores. Sin embargo, nunca han sido justificadas a causa de su piel blanca, de hecho la ideología nazi no consideraba a lxs judíxs como blancxs.

El hecho de ser blancx no es una desventaja ni en Francia, ni en la mayoría de los países (incluso en el continente africano donde lxs blancxs dominan a lxs negrxs en el plano económico y social). Los prejuicios contra lxs blancxs se caracterizan por el hecho de ser una experiencia individual: entre las personas blancas, no hay un sentimiento colectivo de opresión. Muy pocas veces les atormenta la idea de la posibilidad de sufrir una injusticia a causa de su color de piel del cual no tienen conciencia apenas.

Lxs blancxs, a priori dominantes

Cuando estos prejuicios se expresan contra ellxs, generalmente provienen de expresiones o actos puntuales. A diferencia de los que se dirigen a las minorías, esto no se inscribe en un proceso de repetición o en un sistema nacional. El hecho de ser blancx, no impide el acceso a bienes o a servicios. Lxs blancxs que buscan un apartamento o un empleo no lo hacen con el miedo de no conseguirlo solo por su color de piel. Es inusual verse privadx de una oportunidad por ser blancx. Además en un país como Francia, ser blancx nunca es causa de cuestionamiento a la pertenencia nacional.

Sea cual sea el grado de estigmatización, a los individuos blancos nunca se les considera a priori extranjeros y su ciudadanía no se ve cuestionada por el racismo. De manera general, el hecho de ser blancx no está asociado en el imaginario colectivo francés con características degradantes. Las humillaciones racistas instauran en algunxs no blancxs complejos de inferioridad o sentimientos de ilegitimidad, y un deseo de parecerse a la mayoría – lo cual dudo que sea algo vivido en las mismas proporciones por blancxs.

Cuando unx es parte de una minoría en Francia, es imposible escapar del racismo. No se traduce siempre de la misma forma: se puede materializar en el marco desagradable de un control policial sin justificación, de manera violenta durante una agresión o tomar la forma más liviana de una broma. Es imposible no haber sido, en un momento u otro de la vida, remitidx al hecho de no ser blancx. Si bien no conocemos la proporción de blancxs que han sido expuestxs a prejuicios relacionados con su color de piel, es seguro que la mayoría de lxs blancxs de Francia nunca lo han experimentado. De hecho, una gran parte de ellxs nunca se ha codeado con minorías.

Los actos aislados no crean el racismo

Las discriminaciones y los prejuicios pueden surgir de cualquiera pero el racismo, producto de una historia de dominación, es necesariamente la combinación de la posesión de un poder y de privilegios. No hay equivalente entre el racismo histórico y sistémico perpetrado en parte por las instituciones en contra de poblaciones colectivamente infravaloradas; y las discriminaciones contra las personas blancas que, a pesar de ser condenables, son cometidas a niveles individuales. El racismo no solo tiene una dimensión interpersonal sino también, y a diferencia de las discriminaciones y de los prejuicios, una dimensión estructural (consecuencia a veces indirecta de prácticas pasadas) e institucional o sistémica. A esto se añade manifestaciones relacionadas con el género, la clase social, la orientación sexual, la discapacidad, la edad u otros factores.
Incluso si son expuestas a humillaciones raciales, las personas blancas (a excepción de eventuales interacciones violentas puntuales –y, repito, intolerables) no son reducidas a su color de piel. En cambio las minorías etnorraciales sufren un racismo multifacético, difuso, permanente y sin escapatoria, ya que la sociedad en su conjunto las menosprecia. ¿Alguna vez hemos visto una figura política pronunciar discursos antiblancos en los medios de comunicación? No.
Las minorías están permanentemente expuestas a declaraciones racistas provenientes de intelectuales o personalidades políticas. Por lo tanto, me sumo sin reservas a las voces que denuncian las injurias antiblancxs, y doy mi solidaridad a cualquier persona víctima de violencia a causa de su color de piel, sea cual sea. Bajo ninguna circunstancia negaré la angustia que sufren. Sin embargo, no alimentaré esta confusión tan cómoda para nuestra clase política: el racismo no es la suma de actos aislados, por muy horribles que sean: es una ideología que opera de manera sistemática y que sigue matando, hoy en día, sin provocar la misma controversia.


Republicamos este artículo, publicado inicialmente el 7 de setiembre de 2018, con autorización de la revista Regards. El artículo original esta disponible en línea : http://www.regards.fr/actu/societe/article/pourquoi-le-racisme-anti-blancs-n-existe-pas