Descolonizar! Conceptos, desafíos y horizontes políticos

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Contra la colonialidad de la cooperación y solidaridad internacionales

Hacia una justicia social de género transformadora

, por CHADI Mounia

Introducción

En el ámbito de la cooperación y solidaridad internacional (CSI), la estrategia para la igualdad de género y el «desarrollo», que están detrás de las políticas implementadas desde los años 1990, contribuyen a la reproducción de la dominación del Norte global sobre el Sur global, [1] en el marco de la globalización institucionalizada. Esta estrategia, que formaba parte de los conocimientos de los «Sures», [2] ha sido vaciada de su significado político de transformación de las relaciones coloniales y de género, bajo la dirección de los grupos del poder (Estados, financiadoras) que dirigen «la ayuda al desarrollo» bajo las prácticas de los organismos de cooperación internacional (OCI).

El equipo de ONU Mujeres y sus socios organizan una reunión comunitaria para las mujeres en el campamento de refugiadxs de Gado-Badzere, Camerún.
Fuente : UN Women (CC BY-NC-ND 2.0)

Vaciar los conocimientos de los «Sures» de su sentido político transformador es una de las prácticas habituales (habitus) de los grupos de poder en la CSI y responde a la lógica de la colonialidad del poder y del saber; y en el fondo de dicha lógica, perdura la ideología racista de la supremacía blanca.

El antropólogo colombiano Arturo Escobar [3] (2008) y la filósofa brasileña Claudia de Lima Costa [4] (2006) advierten sobre las apropiaciones y traducciones erróneas de las teorías que cuestionan la colonialidad. De hecho, es importante seguir el camino de estas «teorías viajeras» [5] y ver cómo los conceptos en los que se basan son transformados, traducidos, incluso traicionados o resignificados, durante estos viajes entre Norte y Sur. [6]

En este artículo analizaremos los conceptos de género, interseccionalidad y empoderamiento (empowerment), tal como se integran y se implementan en el marco de la estrategia de género y «desarrollo» en el sector de la CSI.

Aunque en un principio estos conceptos pretendían transformar las relaciones de poder y de género, su uso se ha reducido a objetivos económicos y resultados cuantitativos a corto plazo, en el marco de programas económicos y sociales en los cuales colaboran las OCI del Norte global y las ONG del Sur global. Las consecuencias son graves en términos de justicia social internacional y de género.

Este extractivismo epistémico [7] se inserta en la dinámica de las relaciones de poder-saber, donde los grupos de poder reorientan los conocimientos de los «Sures» dándoles un sentido al servicio de la estrategia de reproducción de la hegemonía colonial. Lxs investigadorxs y activistas decoloniales intentan contrarrestar esta tendencia dominante en la CSI, abriendo espacios para resignificar una estrategia de justicia social transformadora que rehabilite el sentido político de los conocimientos de los «Sures» y que esté en sintonía con los recientes avances innovadores de estos conocimientos.

Me referiré a estos aspectos sistémicos de la colonialidad del poder y del saber en el sector de la CSI, dejando claro al mismo tiempo que este artículo refleja mi punto de vista «situado» como socióloga feminista de origen migrante árabe-africano en Canadá y activista en este sector. Es desde este lugar de enunciación que describiré algunas de mis experiencias desde una perspectiva decolonial, tal como las he vivido en el Comité québécois femmes et développement (‘Comité de Mujeres y Desarrollo de Québec’, CQFD), entidad parte de la Association québécoise des organismes de coopération internationale (Asociación de organismos de cooperación internacional de Québec, AQOCI).

Aspectos sistémicos de la colonización del poder y del saber en la CSI

La idea racista de la supremacía blanca que caracteriza a la modernidad es primordial para comprender la evolución de la CSI en términos de relaciones poder-saber en el sistema-mundo. [8] En él se ejerce claramente la colonialidad del poder, [9] en el sentido del uso de la racialización por el sistema capitalista, para mantenerse y fortalecerse; y la colonialidad del saber, [10] en el sentido de sistemas de pensamiento que, a través del discurso hegemónico de un modelo civilizatorio universal, justifican la inferiorización y la dominación del Otro; el no europeo, el no occidental, el no «desarrollado».

Los grupos de poder imponen un modelo de cooperación Norte-Sur entre las OCI y las ONG bajo el término «desarrollo», que constituye una finalidad de las Naciones Unidas en función a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que deben alcanzarse en 2030. El carácter colonial y racista de este término-concepto es evidente. El concepto de «desarrollo» surge en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se afirmó como nueva potencia mundial, en un contexto en el que se estaban definiendo las reglas del juego de la Guerra Fría. En este proceso, el 20 de enero de 1949, Harry S. Truman, trigésimo tercer presidente de Estados Unidos, pronunció un discurso fundador de la idea contemporánea del «desarrollo». Por primera vez, este término se utiliza para subrayar la importancia de la ayuda a las regiones «subdesarrolladas». Este enunciado de una estrategia civilizatoria orientada al Sur global se inscribía en la continuidad de la «misión» civilizatoria formulada desde el siglo XVIII para legitimar la estrategia de colonización hacia las «razas» inferiores.

Arturo Escobar [11] parte de la genealogía del tema del desarrollo a través de este discurso, para considerar que el problema no es en sí mismo el fracaso inevitable del proyecto de «desarrollo»; sus éxitos son también problemáticos desde el punto de vista de la colonialidad poder-saber. Porque, en el fondo, la visión epistémica del «desarrollo» y las prácticas políticas que genera constituyen históricamente la imposición de un modelo de pensamiento y de acción por los grupos de poder del Norte global. El discurso de Truman establecía así una construcción discursiva de los países del Sur global como del «tercer mundo» y legitimaba la hegemonía estadounidense y occidental.

De esta manera, tras la independencia jurídico-política de las colonias en los siglos XIX y XX, se puso en marcha una estrategia para perpetuar la colonialidad. [12] Ir en contra de las relaciones poder-saber coloniales exige, pues, un proceso de re-significación a largo plazo, que, más allá del estatus formal de la independencia, deberá desestabilizar estructuralmente las relaciones socioeconómicas, epistémicas, étnicas y de género. [13]

Tomando en cuenta la colonialidad del poder y del saber en el sistema-mundo, distintos enfoques denuncian las desigualdades económicas y sociales en el marco del orden mundial institucionalizado y proponen alternativas para un mundo más justo, basado en una solidaridad internacional e integrando la igualdad de género.

La deconstrucción del saber sobre el «desarrollo» forma parte de este largo proceso decolonial ya que este concepto encierra un saber colonial surgido en el Norte global y difundido a través de los programas de CSI, a lo que se someten lxs socixs en el Sur global, bajo la presión del financiamiento internacional.

Impactos del extractivismo de los saberes de los «Sures» en los programas de «desarrollo»

La socióloga indo-estadounidense Chandra Talpade Mohanty [14] advierte sobre el desconocimiento de las poblaciones implicadas por los programas de CSI. Asimismo señala que «los mejores ejemplos de universalización basada en reduccionismo económico pueden encontrarse en la literatura liberal “Women in Development”». Es decir, se supone que las mujeres forman un grupo homogéneo, con problemas y necesidades similares y como una categoría preexistente a la participación en el «proceso de desarrollo». Añade que estas comparaciones transculturales reductoras implican una colonización de los pormenores de la vida cotidiana y de los intereses políticos representados y movilizados por mujeres de diferentes clases sociales y de diferentes culturas. Este enfoque analítico limita la definición del sujeto femenino a la identidad de género y encubre por completo de las identidades de clase y etnia. [15]

Esta percepción errónea está relacionada con el hecho de que la noción de poder, que es importante para abordar el carácter estructural de las desigualdades de género, no está realmente integrada en los programas de CSI, [16] como lo demuestra la manera en que dos conceptos han sido reinterpretados e integrados en los programas de «desarrollo»: 1) el concepto de empoderamiento, presentado por la red Development Alternatives with Women for a New Era (‘Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era’, DAWN) en 1987, que reúne a varias ONG y feministas de los «Sures»; 2) el concepto de interseccionalidad, presentado por el black feminism estadounidense, [17] en 1989.

Estas dos teorías fueron producidas por feministas de los «Sures» en un contexto de crisis, donde las políticas de ajuste estructural impuestas por el poder financiero internacional habían fracasado, y por lo tanto, habían profundizado la pauperización del Sur global. Estas teorías reflejan un conocimiento situado, [18] es decir, un conocimiento anclado en la realidad y las subjetividades, donde las poblaciones –y las mujeres especialmente– están expuestas al cruce de las opresiones sistémicas. Estas teorías tienen en común que más allá del marco de los estudios feministas, han sido popularizadas como herramientas de análisis y enfoques en cualquier proyecto o acción que tenga una finalidad social, ya sea en el mundo académico de las ciencias sociales, o en las políticas y acciones sociales comunitarias locales, incluso a escala de la CSI.

Los grupos de poder que dirigen la estrategia del «desarrollo» se han apropiado de estos dos conceptos, hasta el punto de que un programa de cooperación entre una OCI y una ONG no puede acceder al financiamiento si no demuestra integrarlos. Pero esta apropiación se hizo de tal manera que debilitó los objetivos de los conceptos de interseccionalidad y de empoderamiento, y así obstaculizaron la consecución de cambios cualitativos en las relaciones de poder y de género a través de los programas de «desarrollo».

En este proceso, la técnica de captación de conceptos consiste en descartar el largo plazo y limitarse al corto plazo, en descartar la finalidad de transformar las relaciones de poder y limitarse a responder a las necesidades de supervivencia, en una lógica de gestión de la pobreza. La integración de estos conceptos así reformulados en los programas de «desarrollo» es funcional a objetivos económicos, sin cuestionamientos políticos. Estos objetivos son evaluados y financiados por los financistas. El sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel [19] califica de «extractivismo epistémico o ideológico» [20] a las prácticas de saqueo de saberes indígenas por el Norte global. Considera que el «robo epistémicida» forma parte del extractivismo occidental mundial.

Tal como se pone en práctica en los programas de «desarrollo», el enfoque interseccional sufre un extractivismo epistémico que lo reduce al uso para la capacitación individual, para la realización de objetivos a corto plazo, descuidando la transformación estratégica de las relaciones de poder-saber coloniales y de género. Por ejemplo, se procurará que las mujeres racializadas tengan una parte igual que hombres y mujeres blancas en los ingresos generados por el programa, y que participen en pie de igualdad en la gestión de los recursos del programa. Pero, más allá de esta mejora momentánea en su situación económica, no se prevé nada a futuro posprograma, para que estas mujeres expuestas a las discriminaciones cruzadas (de clase, de género, de «raza») puedan adquirir una conciencia política de su situación e implicarse de alguna manera en el movimiento sociopolítico de lucha contra los sistemas de opresión imbricados.

De la misma manera, el empoderamiento se pone en práctica, en CSI, en una lógica de gestión de la pobreza y de las desigualdades para que las personas puedan desarrollar y ejercer sus capacidades individuales y tomar decisiones racionales en un contexto de economía de libre mercado. El empoderamiento se relaciona entonces con los conceptos de elección, de oportunidad, de participación, de gobernanza, de propiedad y de rendición de cuentas. [21] Sin embargo, en principio, el empoderamiento no significaba solamente la autonomía económica de las mujeres, sino el fortalecimiento de su poder mediante una transformación radical de las estructuras económicas, políticas, legales y sociales que perpetúan la dominación por razón de sexo, origen étnico y clase. [22]

Esta dimensión individual economicista se caracteriza por una subestimación del carácter fundamentalmente conflictivo de las relaciones de poder, y eso es lo que miden procesos como la gestión para resultados de desarrollo (GpRD) o el marco analítico de Harvard, utilizado para evaluar los roles sociales de género en los programas de empoderamiento. [23] En este sentido, William Easterly, [24] ex investigador del Banco Mundial, señala que la mayor parte de la ayuda internacional se basa en soluciones fraccionadas para solucionar grandes problemas y que aniquila la innovación local y el desarrollo autónomo de las poblaciones del Sur.

Bajo estas políticas, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (ODS 5) de la ONU que pretende la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas para 2030, es impracticable y poco realista.

Esta acepción y esta práctica de la interseccionalidad y del empoderemiento van, pues, en el mismo sentido que la manera en que el concepto de género ha sido «recuperado» por las agencias internacionales de desarrollo: le han quitado su poder analítico intrínsecamente crítico y su capacidad de movilización para transformar relaciones de poder desiguales dentro de la sociedad. [25] En este sentido, Donna F. Murdock [26] observa que los Estados neoliberales recurren a un discurso de tipo «género y desarrollo» para deslegitimar y domesticar la política feminista radical. Brenda R. Weber [27] señala una orientación que prioriza el éxito empresarial y la ideología de la agency (capacidad de actuar) individual como soluciones a todos los males sociales, rompiendo activamente las formas de solidaridad política que sostienen las luchas colectivas por la igualdad de género y la justicia social.

Estas formas de captar y poner en práctica el género, la interseccionalidad y el empoderamiento en el marco de la estrategia «género y desarrollo» en CSI son impulsadas por una gobernanza que construye discursivamente un espacio público desprovisto de relaciones de poder entre clases sociales y de historias de opresión, donde se hace hincapié en las identidades individuales, hasta el punto de ocultar la responsabilidad colectiva y donde la racionalidad del mercado redefine la democracia. [28]

La mayoría de las OCI y ONG, incluso cuando adoptan una postura más o menos crítica de esta estrategia dominante, se ven obligadas a seguirla porque el financiamiento depende de ella. Además, la profesionalización del trabajo de consejera de género favorece una «neutralidad ideológica» que aleja del feminismo como proyecto social. [29] Estas evoluciones significan que la teoría de transformación de las relaciones sociales y de género corre el riesgo de convertirse en un bien de consumo, un signo de prestigio en un paisaje elitista neoliberal: ya no serán consideradas, ni utilizadas como un saber liberador de las opresiones sistémicas. [30]

Para contrarrestar esta tendencia, es fundamental rehabilitar los saberes sobre género, interseccionalidad y empoderamiento volviendo a sus definiciones de origen. Más generalmente, la descolonización de las relaciones poder-saber pasa por la deconstrucción de la ideología del «desarrollo» que es fundamentalmente racista. Para lo que es necesario reflexionar sobre la cuestión de la justicia social y de género entre pensadorxs y militantes de los países de Norte y del Sur.

Perspectiva transformadora de la justicia social de género

Bajo el concepto de justicia social de género transformadora, pongo en perspectiva cambios de saberes y políticas en CSI, basándome en mi subjetivización de procesos en los que participo en el marco del Comité québécois femmes et développement (Comité de Mujeres y desarrollo de Québec, CQFD), entidad que forma parte de la Association québécoise des organismes de coopération internationale (Asociación de Organismos de Cooperación Internacional de Québec, AQOCI).

A continuación, me referiré a dos puntos críticos, uno relativo a los criterios de selección de las ONG beneficiarias de los fondos, y el otro relativo al desinterés de las alianzas con la sociedad civil en el Sur global. Asimismo, subrayaré la importancia de crear puentes de intercambio de conocimientos entre las OCI del Norte y las feministas del Sur, apoyándome en un proyecto transformador propuesto por el CQFD.

En una mesa redonda virtual celebrada el 8 de marzo de 2022 sobre el feminismo decolonial, organizada en colaboración por el CQFD y la Cátedra Claire Bonenfant (CCB) de la Universidad Laval, cuatro conferencistas del Sur hicieron referencia a la importancia de reconocer que el sector de la CSI tiene retóricas y prácticas coloniales, racistas y civilizatorias, y que el feminismo blanco que promueve es el hegemónico. [31] De ello se deduce que debe iniciarse un trabajo de deconstrucción y reconstrucción de las prácticas, herramientas y discursos. Con este ánimo, la investigadora camerunesa Rose Ndengue invitó a revisar los criterios de selección de las ONG socias y los procesos de financiamiento. Subraya que estos procesos se insertan en regímenes burocráticos y exigen mucho tiempo, por lo que se vuelven inaccesibles para las pequeñas ONG activas en el terreno. Por eso es preciso que el acceso a los fondos se destine al trabajo real en el terreno. Además, es importante partir de la agenda de las ONG locales, en lugar de pedirles que respondan a las licitaciones con una agenda, un lenguaje y unos criterios preestablecidos por la burocracia de las OCI del Norte.

En una segunda mesa redonda virtual sobre el feminismo decolonial, organizada por los mismos socios (CQFD-CCB) en octubre de 2022, las participantes señalaron que la desconexión en el Sur global entre las ONG que trabajan en programas de «desarrollo» y la sociedad civil (organizaciones por los derechos humanos, los derechos de las mujeres y la justicia social) no fomenta una perspectiva transformadora de las relaciones de poder. De ahí, la importancia de que las OCI del Norte consideren la posibilidad de apoyarse en estas organizaciones locales como aliadas para el acompañamiento de los programas previstos, de modo que su labor educativa y de sensibilización sobre los derechos contribuya a dar un alcance político a largo plazo a las asociaciones en torno a los programas.

La importancia de las ideas planteadas en las dos mesas redondas mencionadas radica en que que surgen de las discusiones de participantes activas en CSI en los Nortes y en los Sures.

Con el fin de fomentar estos intercambios y darles un carácter más estructurado, el CQFD tomó la iniciativa de invitar a feministas activas en CSI de los Nortes y de los Sures, así como a académicxs de los Sures, a fundar el 11 de junio de 2022 el comité «Solidarités féministes avec les Suds», SFAS (Solidaridades feministas con los Sures). Así se constituyó un primer núcleo de la red internacional de intercambio de conocimientos y experiencias entre feministas interseccionales en torno a una perspectiva transformadora de la CSI.

La plataforma adoptada por los miembros del SFAS establece los objetivos de la red en los siguientes puntos: 1) Escuchar las experiencias y tener en cuenta los conocimientos de los Sures en materia de feminismo interseccional, igualdad de género y justicia social; 2) Contribuir a la transformación de las políticas y prácticas en la CSI, bajo perspectivas feministas interseccionales y decoloniales; 3) Fortalecer la solidaridad feminista a nivel internacional.

La descolonización del poder y del saber en la CSI pasa por la creación de puentes de intercambio que permitan un diálogo abierto con la finalidad de rehabilitar el sentido político de la transformación de las relaciones de poder y de género en el centro de las políticas y de las prácticas, capaz de desconstruir la ideología racista y colonial del «desarrollo» y de co-construir una estrategia de justicia social de género a nivel internacional.

Notes

[1La expresión «Sur global» describe la posición de los Estados y territorios que enfrentan desventajas políticas, económicas y sociales, efectos de la colonialidad por los países del «Norte global» que dirigen la globalización institucionalizada.

[2El término «Sures» hace hincapié en el hecho de que no hay un único Sur, sino diferentes realidades en todo el mundo donde se encuentran poblaciones y economías nacionales que son marginadas, racializadas y subalternalizadas.

[3Escobar, Arturo (2008). Territories of Difference: Place, Movements, Life, Redes. Durham, NC, Duke University Press. Edición en castellano (2010): Territorios de diferencia: lugar, movimiento, vida, redes. Popayán, Ed. Envión

[4De Lima Costa, Claudia (2000). «Being Here and Writing There: Gender and the Politics of Translation in a Brazilian Landscape». Signs 25(3), pp. 727–60.

[5Nagar, Richa (2002). «Footloose Researchers, ‘Traveling’ Theories, and the Politics of Transnational Feminist Praxis». Gender, Place and Culture 9 (2), pp. 179–86.

[6Verschuur, Christine (dir.) (2019). «Savoirs féministes au Sud. Expertes en genre et tournant décolonial», Cahiers Genre et développement, n°11, L’Harmattan.

[7Grosfoguel, Ramón (2006). « Les implications des altérités épistémiques dans la redéfinition du capitalisme global. Transmodernité, pensée frontalière et colonialité globale ». Multitudes 3 (26). https://www.cairn.info/revue-multitudes-2006-3-page-51.htm Edición en castellano, (2007), «Implicaciones de las alteridades epistémicas en la redefinición del capitalismo global: transmodernidad, pensamiento fronterizo y colonialidad global». En: ¿Uno solo o varios mundos? Diferencia, subjetividad y conocimientos en las ciencias sociales contemporáneas. Mónica Zuleta Pardo, Humberto Cubides y Manuel Roberto Escobar (dir.) pp. 99-116, en Ed. Siglo del Hombre Editores, Universidad Central – IESCO, Bogotá. https://isidore.science/document/10670/1.t9bogb

[8Bidet, Jacques (2007). « Le système-monde et l’État-monde en gestation ». Revue Internationale de Philosophie, 2007, Vol. 61, n°239 (1), pp. 57-80 https://www.jstor.org/stable/23961175

[9Quijano Obregón, Aníbal (2007). « « Race » et colonialité du pouvoir », Mouvements, 2007/3 (n°51), p. 111-118. DOI :10.3917/mouv.051.0111. https://www.cairn.info/revue-mouvements-2007-3-page-111.htm Edición en castellano, en 1999, “¡Qué tal raza!” (Tema central). En Ecuador Debate. Etnicidades e identificaciones, Quito : CAAP, (no. 48, diciembre 1999): pp. 141-152. http://hdl.handle.net/10469/5724

[10Lander, Edgardo (2000). «Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos.» En: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp.) CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Julio de 2000. p. 246. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lander/lander1.rtf

[11Escobar, Arturo y Restrepo, Eduardo (2009). « Anthropologies hégémoniques et colonialité ». Cahiers des Amériques latines (62), pp 83-95. http://journals.openedition.org/cal/1550

[12Ibid., Grosfoguel (2006

[13Hountondji, Paulin J. (2019). « Extraversion des savoirs ». En: Christine Verschuur (dir.). Savoirs féministes au Sud. Expertes en genre et tournant décolonial, Cahiers Genre et développement n°11, L’Harmattan.

[14Mohanty C. T. (2010). « Sous les yeux de l’Occident. Recherches féministes et discours coloniaux ». En: Genre, postcolonialisme et diversité des mouvements de femmes. Cahiers genre et développement. n°7. (Dir.) C. Verschuur. 171-202. Paris: L’Harmattan.

[15Ibid., Mohanty (2010).

[16Ibid., Verschuur (2019).

[17Crenshaw Kimberlé Williams; Oristelle Bonis (2005). Cartographies des marges: Intersectionnalité, politique de l’identité et violences contre les femmes de couleur, L’Harmattan | « Cahiers du Genre ». 2005/2 n°39 | p. 51-82.

[19Ibid., Grosfoguel (2006).

[20NdT: concepto lanzado en 2013 por Leanne Betasamosake Simpson, intelectual indígena del pueblo Mississauga Nishnaabeg, en Canadá. Grosfoguel, R (2015), “Del extractivismo económico al extractivismo epistémico y ontológico”, en Revista Internacional de Comunicación y Desarrollo, 4

[21Bacqué Marie-Hélène; Biewener Carole (2015). «L’empowerment, une pratique émancipatrice ?» La Découverte. https://www.cairn.info/l-empowerment-une-pratique-emancipatrice--9782707186348.htm

[22Calvès Anne-Emmanuèle (2009) « empowerment » : Généalogie d’un concept clé du discours contemporain sur le développement, Armand Colin | Revue Tiers Monde, 2009/4 n°200 | pp. 735 - 749.

[23Chartier Sophie (2011). « Empoderamiento des femmes par l’économie solidaire : participation et visibilité des femmes en Bolivie » en Guérin I., Hersent M. et Fraisse L. (dir.). Femmes, économie et développement: de la résistance à la justice sociale. IRD Éditions.

[24Easterly William (2009), Le fardeau de l’homme blanc. L’échec des politiques occidentales d’aide aux pays pauvres, Genève, Markus Haller.

[25Ibid., Verschuur (2019).

[26Murdock Donna F. (2003). «Neoliberalism, Gender, and Development: Institutionalizing Post-Feminism» en Medellín, Colombia. Women’s Studies Quarterly. Vol. 31, n°3/4, Women and Development: Rethinking Policy and Reconceptualizing Practice (Fall - Winter, 2003), pp. 129-153. Publicado por: The Feminist Press https://www.jstor.org/stable/40003324

[27Weber Brenda R. (2010). « Teaching Popular Culture through Gender Studies: Feminist Pedagogy in a Postfeminist and Neoliberal Academy?» Feminist Teacher 20(2), p. 124–38.
DOI : 10.5406/femteacher.20.2.0124

[28Giroux Henry A. (2005). «The Terror of Neoliberalism: Rethinking the Significance of Cultural Politics», College Literature. Vol. 32, n°1 (Winter, 2005), pp. 1-19. Publicado por The Johns Hopkins University Press. https://www.jstor.org/stable/25115243

[29Ibid., Weber (2010).

[30Mohanty Chandra Talpade (2015). « Traversés féministes transnationales : du néolibéralisme et de la critique radicale », Les cahiers du CEDREF http://journals.openedition.org/cedref/835

[31CQFD-CCB (2022). Weerawardhana Chamindra; Auclair Isabelle; St-Georges Jade; Robitaille Katherine, Chadi Mounia; Narváez Guzman Nohely; Ndengue Rose; Zaragocin Sofia (2022). «Les incontournables féminismes décoloniaux », (Ficha síntesis) https://aqoci.qc.ca/wp-content/uploads/2022/08/Fiche_synthese_Feminisme-decolonial_sept-2022_Finale.pdf

Commentaires

Mounia Chadi es doctora, socióloga y encargada de los programas en derechos de las mujeres e igualdad de género en la Association québécoise des organismes de coopération internationale («Asociacion quebequense de los organismos de cooperacion internacional - AQOCI»). También, es coordinadora del Comité québécois femmes et développement (Comité quebequense mujeres y desarrollo - CQFD) de la AQOCI.