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Mana tawnayuq qillqa / escritura quechua sin muletas: diez años después de la impostura

, por LANDEO MUÑOZ Pablo

En el contexto de la literatura escrita en quechua sigue siendo una práctica común escribir y publicar con su respectiva traducción (auto-traducción) al español. Esta práctica se instituye poco después de la creación del virreinato del Perú (1543), con la publicación de los sermonarios bilingües para evangelizar a lxs indígenas. Sin embargo, poco tiempo después se publica El robo de Proserpina y sueño de Endimión, la primera gran obra dramática en lengua quechua concebida por Juan de Espinosa Medrano, en 1650, cuya versión al español se hace tardíamente. En 1582, se lleva a cabo el Tercer Concilio Limense; fruto de este concilio se publica en 1584 la Doctrina Cristina y Catecismo para la instrucción de los indios editada en español, quechua y aimara, una de las medidas trascendentales en el contexto de las retóricas de evangelización. Desde entonces, las ediciones de estos textos, a cargo de las distintas diócesis peruanas, se realizan en versiones bilingües, quechua-español, aimara-español, etc., casi bajo los mismos criterios coloniales. Sin embargo, desde inicios del siglo pasado se produce una ruptura temática y emerge la necesidad de recopilar y publicar las literaturas orales; es decir, la preocupación por preservar la memoria oral de los pueblos quechuas, particularmente lo relativo a cuentos y canciones. La segunda mitad del siglo se muestra prolífica, se escribe y publica poesía escrita en quechua, en la mayoría, con autotraducciones al español, y casi cerrando el siglo emerge la cuentística moderna bajo los mismos cánones de edición.

En las publicaciones referidas los textos quechuas solo cumplían (y cumplen) una función decorativa, y transmitían al lector una sensación de exotismo y extrañeza; estaban impresos en el papel, formaban parte del libro, pero se mantenían en silencio, sin perturbar la atención del lector que leía el texto en español. Muda, desde su condición subalterna, la lengua estaba asociada al pasado que, desde la perspectiva de las clases dominantes y su cultura, significaba “atraso e ignorancia” (lastimosamente hasta la actualidad aún se piensa así, incluso en el seno de las mismas poblaciones andina donde todavía se habla esta lengua). En este marco, solo un reducido número de quechua-hablantes, con acceso a la letra, estaba en condiciones de leer las publicaciones en quechua. Esta anomalía lingüística que surge con la escuela, al imponerse a estudiantes quechua-hablantes una educación concebida bajo cánones occidentales, en una lengua que no es la suya, además de contextos socioculturales colonizantes y racistas, han contribuido a que el quechua y sus hablantes ocupen hasta ahora una posición subalterna y marginal, y la misma lengua se halle en proceso de extinción, aunque para la UNESCO no sea así.

Mural representando a José María Arguedas, antropólogo bilingüe español-quechua y promotor de la cultura quechua.
Fuente : Sara Shuman (CC BY-NC 2.0)

Este es el marco en que surge nuestra propuesta de escritura en quechua sin auto-traducción (traducción) denominada mana tawnayuq qillqa o “escritura sin muletas”, reivindicada desde nuestro Qayakuy, “manifiesto”. En la presente colaboración haré algunas precisiones al manifiesto; centraré asimismo mi atención a algunas reacciones de la crítica respecto de las publicaciones monolingües para cuyo abordaje serán útiles las propuestas teóricas de las categorías andinas (Landeo, 2014), las epistemologías del sur (Rivera, 2018), y las del norte, estas últimas, desde una perspectiva descolonizante (Krögel, 2021), etc.

Asedio a mana tawnayuq qillqa “escritura sin muletas”

El manifiesto surge luego de un acto de reactivación de la memoria, de mi auto-reconocimiento como andino y qichwaruna, luego de 40 años de residencia en Lima.

El manifiesto Runasimipi qillqaqmasiykuna («a mis hermano(a)s que hablan y escriben en runasimi») plantea a lxs escritorxs jóvenes, no solo el desafío de pensar proyectos estético-narrativos capaces de dialogar con otras literaturas del mundo sino también la desterritorialización de la lengua y la renovación temática. Pero “mana tawnayuq qillqa” no solo se interesa por una literatura moderna en lengua quechua sino ve en la misma literatura, acto de creación, una estrategia para consolidar la vigencia del quechua (publicar y difundir particularmente en los espacios andinos). En este marco, al obviarse las consabidas versiones en español, los textos desafían a los bilingües quechuas coordinados a leerlos desde su propia lengua. Por otra parte, el qayakuy se dirige a lxs estudiosxs que sin ser quechua-hablantes tienen como objeto de estudio a la literatura producida en esta lengua. Antes que un desafío es una invitación para que aprendan la lengua (así como cuando se desea estudiar a profundidad la literatura inglesa, francesa, etc.), y estudien esta literatura desde la misma lengua en que ha sido producida antes que desde traducciones a veces dudosas, manipuladas o escritas como versiones libres.

Diez años después de publicado en un suelto, esta es la primera vez que abordo el manifiesto para comentar los argumentos iskay «dos» y tawa «cuatro», de los ocho que contiene el proyecto estético-literario.

Iskay
Iquyaq runahinam siminchikqa kastillasimiwan tawnachakusqalla ichirin. Chaynalla kawsakuynin kanqa hinaptinqa, manam wiñaypaq sayariyta atinqachu, aswanmi pisi pisillamanta qullurunqa. Chayna kaptinqa llakillapaq kumuykachastinmi purisunchik runasimipi qillqasqanchikta kastillasimimanraq tikraykuspanchik paqarichiqkunaqa. «Edición bilingüe» liwrukunapi ñawinchaykunchikchu runasimipi qillqasqa rakita? Manam riki! Kastillasimiman tikrasqallatam liyiykunchik. Runasimipi liyiykuyta qallariptinchikqa qillakuyllam atiparuwanchik, qallunchkipas lliwmi watarikurqun hinaptinmi maskaykunchik kastillasimichaman tikrasqata. Runasiminchikqa chayna ñawinchaytapas qillqaytapas yachakaruptinchikmi mana chaninchasqañachu; wañusqa simihinañam. Kunanqa tapunakusunchik: haykapikamataq kaynalla kanqa?

Dos
Nuestra lengua, el quechua, camina a duras penas, como una persona que sufre una enfermedad incurable, apoyándose en el español que le sirve de muleta. Si esta situación prosigue manteniéndose, será imposible que nuestra lengua pueda adquirir su autonomía, por el contrario terminará extinguiéndose paulatinamente, entonces andaremos como extraviados, la cabeza gacha, deshonrados para siempre. En el caso de las «ediciones bilingües», ¿acaso leemos los textos escritos en quechua? No. Solo leemos las traducciones en español. Y si intentamos hacerlo, apenas hemos comenzado ya nos vence la pereza porque nuestra lengua se anuda y terminamos leyendo la traducción. Es por esto que el quechua ha perdido su importancia. ¿Hasta cuándo se mantendrá esta situación?

La justificación describe al quechua como una lengua que sufre de una larga enfermedad, el mal de la dependencia lingüística y cultural porque siendo una lengua es incapaz de expresarse por sí misma; dicho de otra manera, el quechua es una lengua que carece de autonomía. Cualquier texto escrito en esta lengua para ser comprendido debe acudir al apoyo del castellano, como lengua que materializa la existencia de la otra. En este sentido, la figura de la muleta, tawna, tanwa, que nos remite a la figura de la minusvalía denuncia la condición subalterna, marginal y culturalmente disminuida del quechua y de los hablantes de esta lengua.

Aquí es oportuno subrayar que toda lengua es componente fundamental de la identidad porque está asociada a un territorio, a una historia, a una sociedad de hablantes, y a prácticas culturales determinadas. Observar cómo tu lengua materna agoniza y se extingue (o es víctima de menosprecio y marginación) es sentir que algo muy entrañable se nos va como cuando vemos a nuestros padres que agonizan en su lecho de enfermo, entonces pensamos que una parte de nuestro ser sufre, agoniza, muere. Esto, para ilustrar que la escritura sin muletas es fundamental entre quienes hemos bebido el quechua desde la leche materna, como dijo en su oportunidad Garcilaso el Inca.
Quienes cuestionan mi posición y práctica anti-traduccionista o anti-autotradiccionista exigen las traducciones; algunxs piensan que la resistencia a traducir un texto significa un acto de «egoísmo» porque no queremos compartir nuestras creaciones; que uno está «encerrándose en una burbuja», etc. No solo se trata de satisfacer exigencias de académicxs y lectorxs que todavía no han reflexionado las situaciones antes descritas. Pero los cuestionamientos delatan asimismo el poco interés que poseen lxs lectorxs no andinxs, salvo excepciones, por aprender el quechua u otras lenguas originarias que además son instrumentos de trabajo académico (no pondrían los mismos reparos para aprender el inglés, el francés, etc. si las circunstancias exigieran).

Tawa
Ñuqallay runasimipi qillqaspaqa manañam kunanmanta kastillasimiman tikrasaqñachu: «Icha kayta qawaykuspanku runasimipi qillqaq wawqi-panillaykunaqa ñuqahina ruwallanman» nispa. «Hamutasqayqa, imallamantapas runasimipi qillqasqayqa ichiriykuchunyá tawnachanta wikutiykuspa, tampi-tampillapas, wichiykustin hataristinpas», nispaypas.

Cuatro
A partir de ahora, cuanto escriba en quechua no la traduciré: «Acaso pueda servir de ejemplo para que otros decidan hacer lo mismo», me decía, pensando que, además de las palabras, las acciones son decisivas. Asimismo, pensaba de mi escritura en quechua: «Que arroje su muleta. Que camine aunque sea con pasos inseguros, pero que camine sola.»

De modo que la escritura mana tawnayuq es un acto de subversión y liberación, un acto en que la lengua quechua rompe la dependencia del español para comenzar a luchar por su autonomía. La condición de la lengua quechua, en su nuevo desafío, y la de mi escritura, incipiente, puede ser también análoga a la figura de un bebé que, poco a poco, descubre la aventura y el placer de caminar y los riesgos que atañen la acción. Insisto:

yachasqanchikmanhinam wawapas lluqasqallanmanta ichiytaña munan, chaypaqmi hatarispan pirqamanpas imamanpas hapipakun hinaspa pisipisillamanta ichiyta qallarin, wichiykustin hataristin, takakustinpas, waqastinpas; chaynayá ichirichun kay qillqaypas sapallanmanta puriy yachanankama. Chaynallam wawakunapas. Ichiyta yacharuspanqa wawapas sapallanmantañam maymanpas siqakuykunku, kusisqallalla asikustin, qaparistin, chaynatam qawana runasiminchiktapas

Como sabemos, los bebés –luego de haberse desplazado a gatas un buen tiempo– sienten el impulso natural de alzarse y caminar, para ello buscan las paredes o cualquier otro punto de apoyo y al hacerlo, a veces se caen, se golpean y lloran, pero se levantan y prosiguen en su afán. Que mis escritos comiencen a desplazarse de manera análoga hasta que puedan caminar por sí mismos y con seguridad. Después de haber aprendido a caminar libremente, un bebé se dirige hacia todas partes, alegre, riendo, gritando, así percibo al quechua en un futuro no lejano.

Esta es una figura feliz donde el bebé que apenas gateaba, luego de mucho esfuerzo, aprende a caminar con pasos seguros; es decir, de manera autónoma. La imagen, por extensión, sirve para graficar la condición de dependencia y minusvalía en que se halla el quechua que, sin embargo, gracias al trabajo mancomunado de quechua-hablantes y no hablantes (que aprecian esta lengua), puede conquistar su autonomía. Otra imagen, la de la persona que adolece de una larga enfermedad, sin el auxilio de los familiares que le rodean, agota todas las posibilidades de recuperarse.

Maíz andino secando.
Fuente : Paulo Guereta (CC BY 2.0)

Aproximaciones críticas a la escritura sin muletas

La crítica oficial en realidad no ha dicho nada. Inoperante por su desconocimiento o conocimiento superficial de la lengua, no ha sido capaz de leer e interpretar el Qayakuy, resultado que delata la supremacía del español como lengua académica en un contexto lingüístico y cultural heterogéneo. Sin las auto-traducciones consabidas –es decir, las publicaciones diglósicas–, los comentarios, las reseñas y estudios no existirían. Diez años después de publicado el “manifiesto”, lo que se ha incremento son las publicaciones monolingües en quechua, hecho que –en algunos casos–, podemos asociarlo con la propuesta mana tawnayuq qillqa, tanto en Lima como en los departamentos donde el quechua prosigue siendo la lengua de interacción cotidiana. La escritura sin muletas ha agravado la crisis en el estudio de las literaturas peruanas y anticipa un postulado: la heterogeneidad literaria en el Perú es y será un problema irresuelto, en tanto se desconozcan las lenguas originarias. La situación antedicha, por otra parte, parece anunciar, para nuestro caso, la necesidad de una crítica en quechua como consecuencia natural, la que debe surgir del sustrato mismo de los escritores quechuas.

Dicho esto, hago una breve aproximación a algunas voces críticas sobre mana tawnayuq qillqa. Inicio aprovechando un comentario de Niel Palomino Gonzales a un post que escribí en mi muro de Facebook, el 12 de octubre, sobre Sayri de Genaro Cahuana, poemario quechua de reciente publicación, con introducción mía también en quechua:

Niel Palomino Gonzales:
Además, de este bello poemario, este es valioso por el prólogo tuyo escrito íntegramente en quechua. No hay duda que tú has empezado con la crítica literaria en runa simi, estimado Pablo.

Pablo Landeo:
Niel Palomino Gonzales Añay, wawqiy Niel. Kuyakusqay librukunallapaqmi kapka-kapka yaykuchiq [simikuna]llatapas qillqaykuni, T’aniwipaqhina. Mayraqya tukuy yachananchikqa suyawachkanchik, qillqananchikpas. Qampas qaillqanaykim wawqillay. Qqillqananchikmi [qillqananchikmi]. Erijamos la crítica literaria desde nuestra lengua, es también otro de los desafíos que nos tocó asumir. Kuyakuyniywan (Recuperado 12/10/22/10:07).

No sin antes agradecer las palabras generosas de Niel Palomino, debo precisar que existen algunos estudios críticos en quechua, previos a los míos o más actuales. Aquí es necesario indicar que la escritura sin muletas tiene en Atuqpa Chupan Riwista, uno de los soportes fundamentales en la divulgación de las producciones crítico-literarias en esta lengua. Participé de la fundación de la revista en el 2011, y desde entonces hasta la fecha asumí la dirección. En sus siete números editados de manera física, se puede rastrear diversos artículos y reseñas sobre literatura que, no solo proceden del Perú sino también de países hermanos donde se habla esta lengua Bolivia, Argentina y Ecuador. Finalmente es justo reconocer que la incorporación poco tardía, pero clave, de Olivia Reginaldo (a partir de la edición N° 4), ha permitido sobrevivir las escisiones naturales al interior de la revista. Con siete números Atuqpa Chupan es la revista académica más antigua que goza de un prestigio internacional.

Próximo a cumplir 10 años de haberse publicado mi manifiesto “Runasimipi Qillqaqmasiykunata Qayakuy”. El poeta, narrador y docente universitario Niel Palomino Gonzales escribe en Facebook, desde Cusco:

POR UNA ESCRITURA QUECHUA SIN SUBORDINACIÓN AL CASTELLANO
Yo leí este manifiesto o llamado el 2013 cuando lo encontré en la librería de don Ciro Palomino en la Facultad de Letras de la San Marcos. Los 8 puntos fueron 8 hachazos en mi sentipensamiento. Por eso, escribí mi T’aniwi solo en quechua. Es un derecho nuestro, nada tiene que ver con lo anti-intercultural, pues, no se le puede decir a un escritor ruso que por interculturalidad lo traduzca al quechua, ni a Mario Vargas Llosa que, por interculturalidad traduzca al quechua sus obras. Ahora, si por interculturalidad quieren traducción al castellano o al quechua, que se hagan traducir. ¡Nunca nos hemos opuesto! Pero que nos obliguen traducir al castellano para que nos tomen en cuenta, es colonialismo y seguir manteniendo al quechua subordinado al castellano. Con traducción, solo promovemos lectura en castellano, pues, los lectores preferirán leer en castellano y ya no en quechua.

El 1ro. de septiembre 2022, la poeta Olivia Reginaldo, desde Strasbourg, Francia, comenta:

Se cumplen 10 años del llamado de Pablo Landeo a escribir en quechua sin traducción y 9 desde que nos conocimos. Una tarde, en la Casa de la literatura, después de una reunión de Atuqpa Chupan, me obsequió su libro Wankawillka. Esa noche lo leí de un tirón, en quechua primero, por supuesto, luego lo leí en español. Leí también su llamado, un texto lúcido y, contrario a lo que podrían pensar algunos, conciliador. Recuerdo que le escribí al día siguiente: “Ichayá allinta yuyarispa, ñuqapas runasimipi qillqaykuyman wichiykustin hataristinpas”. Yo comenzaba a escribir en quechua y ese era el inicio de una gran amistad.

El qayakuy es una invitación a hacer uso de un derecho tan básico que es hasta absurdo explicarlo: escribir en tu lengua materna, punto. Sin más justificación. La traducción es una añadidura, que si debe llegar, llegará a su tiempo, y debemos tratar de que le haga justicia al texto original.

El qayakuy es un llamado al esfuerzo, pues los quechua hablantes no hemos sido alfabetizados en quechua y el primer contacto con un texto quechua puede ser retador. Sin embargo, como dice Pablo: “Hikutaykuchkaptillanchikmi qallunchikpas sumaqchallata paskarikunqa, qunqasqa simikunapas yuyayninchikman chayamunqa (Nunanchikpaq / animunchikpaq musuqmanta kawsariymi kanqa)”.

Desde su publicación, varios escritores se han adherido al qayakuy, abiertamente o no. También hay muchos lectores que han asumido el reto. Veremos cómo van las cosas en otros 10 años. Gracias por tanto, Pablo.

Retrato de Pablo Landeo e Irma Alvarez Ccoscco en la presentación de sus respectivas obras, octubre 2019.
Fuente : Kelly Writers House (CC BY 2.0)

A estas apreciaciones críticas se suma el primer estudio dedicado a nuestro proyecto, nos referimos al texto “Mana tawnayuq: La postura hacia una literatura en runasimi, escrita sin muletas”, Capítulo 2, del libro Musuq Illa. Poética del Harawi en Runasimi (2000-2020), de la profesora Alison Krögel, de la Universidad de Denver, Estados Unidos (2021).

En este ensayo que inaugura el estudio de la literatura quechua actual, con incidencia en publicaciones monolingües de Ecuador, Bolivia y Perú, Alison Krögel –quien habla el quechua–, ensaya con perspicacia y vuelo poético, nuevas formas de aproximarse a esta literatura «tomando caminos críticos tanto de categorías filosóficas y estéticas andinas como de teorías críticas provenientes de otras tradiciones.» En efecto, la profesora Krögel concibe las denominaciones «ukun qucha» y «ch’uya qucha», dos vertientes líricas, que ella identifica en la nueva poesía quechua y las estudia a partir de categorías quechuas como Pachacuti, (mana) tinkuy y tinkuy-tikray. De igual manera, sus métodos de análisis e interpretación de textos dialoga con las propuestas teóricas de Silvia Rivera Cusicanqui, Boaventura de Sousa Santos, Derrida, Spivak, Linda Tuhiwai, etc., autores pos o decoloniales de renombre en la esfera de las ciencias sociales.

Respecto a nuestra propuesta de escritura quechua sin muletas, Krögel manifiesta:

Más que un discurso anti-traduccionista (ama kastillasimiman tikrayñachu) es una postura anti-muleta, mana tawnayuq –la muleta en este caso entendida como un bastón lingüístico que según muchos intelectuales runas se ha convertido más en un estorbo que un apoyo (véase Landeo Muñoz 2013:1, 17-18). Los proyectos estéticos creados mana tawnayuq ofrecen ejemplos de los que el filósofo Boaventura de Sousa Santos describe como el pasaje de una «epistemología de la ceguera a una epistemología de la visión» y que busca subvertir los regímenes hegemónicos de la representación (Santos 2009: 60-74). La meta de esta táctica es hacer visible lo invisible, pensable lo impensable, presente lo ausente (Krögel, 2021:74).

Remontándome a los meses posteriores en que se publica mi novela quechua Aqupampa, fruto inicial del proyecto mana tawnayuq qillqa, recuerdo la primera entrevista que se me hizo sobre esta publicación, donde también me refiero a la escritura en quechua sin muletas. En efecto, cuando menos lo esperaba recibí un correo desde los Estados Unidos, de la periodista colombiana Vanessa Londoño, quien por entonces trabajaba para la revista Americas Quarterly. La entrevista en español fue traducida al inglés por la propia periodista y publicada en la revista antedicha. En otras entrevistas y comentarios, el proyecto no deja de ser mencionado como en el caso de la revista Pueblos indígenas y Educación (Landeo, 2017). Sin embargo, el primer comentario crítico a esta novela le corresponde al profesor César Itier, quien escribe desde París una reseña que, aunque él no lo considera así, se constituye en «guía» para quienes deseen conocer la novela y sus cualidades narrativas. En el contexto nacional, tal mérito le corresponde a Niel Palomino Gonzales, autor de T’aniwi ([2019] 2022).

Como hemos dado cuenta, es necesario precisar que ya existe el germen de lo que podríamos llamar la futura crítica literaria en quechua, y que circula en revistas de edición física y virtual. Esperamos que ese germen crezca y se consolide, que sea una crítica perspicaz, objetiva y cuestionadora.

Mana tawnayuq qillqapa rurun / frutos de la escritura sin muletas:

La adhesión al manifiesto, casi de militancia, estaría materializada en el número de publicaciones monolingües que va en aumento. El acto no solo exige subvertir el canon literario construido desde la lengua dominante, el español, sino también el de desarrollar una conciencia literaria –responsabilidad, si se desea–, para entregarse a la escritura considerando las exigencias propias de toda buena literatura.

A la fecha, escribir en quechua y publicar sin traducción, tanto en poesía como en narrativa, es ya una tendencia que puede seguir creciendo si se hace una búsqueda más precisa en repositorios como Atuqpa Chupan Riwista, fundada el 2011; Kallpa, Ñawray, Unaypacha, Urkutanpu. De igual manera, poemas de Irma Alvarez Ccoscco, Olivia Reginaldo, o la breve muestra de poesía femenina (Bellido, Wendy; Castro, Luz Castro; Mamani, Carmen; et. al, 2018 –blog de Atuqpa Chupan) etc., circulan en revistas físicas y digitales, en Facebook, Youtube y otros soportes. Finalmente, nos parece necesario indicar que los editores de Atuqpa Chupan, convocamos al Primer Concurso Internacional de Narrativa Quechua, cuyos textos ganadores se publican en un dossier del N° 7 de la revista, 2021-2022.

Conclusión

El runasimi, en mi caso, es mi lengua materna. Los primeros balbuceos y el descubrimiento de la palabra la hice desde esta lengua. Recordemos, en el contexto de todas las sociedades humanas, que la lengua es un componente indispensable de la identidad, circula en un territorio y contexto sociocultural, además está asociada a la memoria histórica de lxs hablantes, a los relatos fundacionales, a mitos, leyendas y héroes nacionales, de igual manera a las divinidades, a la zaga familiar, abuelxs, padres, infancia; lo antes nombrado late y vive en los hombres e igual que ellos, cuando la adversidad llega con la presencia de fuerzas que colonizan el territorio, la lengua también agoniza y en muchos casos padece, sufre y sucumbe ante fuerza de la lengua del invasor. Colonizado el territorio, sometida la lengua, esta paulatinamente acusa una grave declinación en el número de hablantes, hasta desaparecer; en tanto que la lengua oficial, la dominante, se fortalece con apoyo del nuevo aparato colonial, y de sus instituciones tutelares.

En este orden de cosas ¿qué medidas emprender al ver cómo agoniza tu lengua materna? ¿Cruzarse de brazos? ¿Dejarla a su suerte? Hice lo que mejor estuvo en mis manos y en mi capacidad: redactar el qayakuy, esperando que tuviera alguna acogida, y asimismo contribuir a la consolidación de la lengua desde su literatura; para ser más precisos, otorgarle el género que le faltaba: el narrativo, en su especie la novela, que se materializa con la publicación de Aqupampa. Las tareas posteriores de difusión, apreciaciones críticas tendrían que nacer de lxs hablantes de esta lengua, de igual manera se ampliarían las bases de lectorxs. Además estos libros, se constituirían en claro desafío para lxs hablantes del quechua letrados, que solo desarrollaron el hábito de leer en español.

El manifiesto es una invitación, no una imposición; sin embargo, significa también una ruptura con las formas tradicionales de percibir la literatura peruana no obstante la propuesta del concepto de heterogeneidad y la tarea de estudiarlas desde las literaturas peruanas, más allá de la lengua en que escriban. A la crítica nacional le cuesta aceptar el planteamiento, y se ve desarmada con la emergencia de literaturas en lenguas originarias; poco capaz para desenvolverse sin las tradicionales auto-traducciones, ella expresa su malestar antes los textos monolingües en quechua antes que sumergirse en el aprendizaje de esta lengua.

Andahuaylas, ayamarqay killa, 2022