Resistencias y autonomías desde la alimentación ancestral, Cusco – Perú

La importancia de compartir información y experiencias

, por Canasta Solidaria Mikhuna Kachun

Es importante empezar a socializar lo que hacemos, para que todos empecemos a poner en práctica nuevas formas de vida. En este artículo mostramos algunas experiencias actuales que a través de diversos formatos están intentando compartir sus experiencias de alternativas de alimentación y difundiendo estos saberes.

Agroecología en la escuela

Aunque se reconoce que Cusco es una región mayormente agrícola, la educación formal casi no brinda espacio a temas relacionados a la agricultura, salvo algunos espacios para lo que se denomina educación intercultural bilingüe (la educación en lengua originaria y con pertinencia cultural), que se expresa en algunos centros educativos pilotos, sin llegar todavía a todo el sector quechua de los educandos, pues Cusco es una región mayormente quechua.

Taller de agroecologia en un colegio de Cusco. Foto : Canasta Solidaria Mikhuna Kachun.

La tendencia aún mayoritaria en muchos maestros e instituciones educativas, es la mayor valoración de lo occidental, lo moderno y urbano. Muchos siguen poniendo como ejemplos de superación a las personas que logran ser profesionales, desvalorizando el trabajo agrícola.

Ante este panorama, los pocos esfuerzos por insertar la temática agroecológica en las escuelas, viene siendo también una forma de fortalecer la autoestima e identidad cultural de los estudiantes.

“Yo siento que es bien importante que ellos vean ese cotidiano nuestro, que estamos ahí en constante conversación con la tierra, y también al estar en un entorno natural, como que lo viven. Entonces yo siento que al ver que pueden cosechar cositas para hacer una ensalada o para cualquier cosa, quiero un mate y voy a la huerta y saco esto o cosechamos papas, que se haga tan rutinario, tan de ellos. Yo siento que es bien poderoso para que en un futuro ellos vean y se encuentren ante una crisis y digan ‘pero qué onda, si en mi cole yo tenía papas creciendo y porqué ahora ya no hay papas, y habían tales variedades de tomates y ahora’. Como que parece que no están en su prioridad, pero si lo observan cuando pasan por la huerta, hay un montón de cosas bonitas creciendo, siento que es bien importante” (Martín Cabrera, escuela Tikapata).

El profesor Julio Quispe nos cuenta la forma de introducir el tema agrario en la escuela y las dificultades que se presentan.

“Esto trabajo con mis alumnos, padres de familia aportan también, sí, es lo bueno, son adultos y adultos mayores algunos, cuando vienen estoy alegre, alguito tengo que aprender de ellos, converso y sueltan información, entonces aprendo. Con mis alumnitos este trabajo estoy sembrando como una semillita, ya están creciendo con esa idea, yo sé que lo van a dejar algunos y algunos van a continuar, de acá poco tiempo van a retomar ese trabajo, es lo que pasó conmigo, me enseñaron, dejé tiempo, de ahí retomé … Ha sido un poco difícil para mí, porque el Ministerio de Educación nos envía su currícula, hasta sesiones nos envían, con las rutas que hemos de trabajar, las horas, qué área tengo que trabajar, ahí incluido. Se trabaja a base de proyectos, eso sí nadie me observa, felizmente me doy tiempito para trabajar con proyectos” (Julio Quispe Yuca, profesor e investigador autodidacta).

Algunas organizaciones están incorporando la sabiduría ancestral en la escuela, llevando a yachaqs (“los que saben”, sabios tradicionales) a determinadas clases. En el país se ha ido organizando una red de educadores “comunitarios”, que es como se ha denominado a quienes realizan labor educativa más allá de los espacios de educación formal (escuela y universidad). Entre sus componentes están los yachaq y otras iniciativas que incorporan el tema agrícola y ecológico en las aulas.

En Cusco, el Comité de Educación Comunitaria ha tenido destacada participación en el debate nacional sobre la educación no formal y los saberes tradicionales, llegando a impulsar la protesta cuando el gobierno cerró el área de Educación Comunitaria en el Ministerio de Educación (año 2015), logrando su pronta reposición.

Otro ejemplo de organizaciones que generan actividades educativas en colegios es Slow Food, con sus talleres del gusto que a través de experiencias sensitivas, para niñas y niños de distintas edades, busca que entiendan la diferencia entre consumir alimentos libres de químicos y otros cultivados de forma convencional.

Enseñar al productor

Existen instituciones que se dedican a capacitar a los productores agrícolas en distintas temáticas, pero hacerlo desde una lógica vertical sigue siendo un poco colonial. De hecho, que un ‘técnico’ le enseñe al agricultor cómo debe hacer lo que siempre ha venido haciendo, es una forma de decir ‘lo que tú sabes, tu conocimiento, no sirve, no vale nada’. Es lo que la mentalidad occidental ha sembrado en nuestro país. Resulta diferente cuando son los mismos productores, que a partir de su experiencia o aprendizajes, enseñan a otros productores.

“Yo tuve la oportunidad de ir a un intercambio de agricultura sostenible de Perú en los Estados Unidos, desde ahí yo regresé a fines de marzo del 2006, una semana he descansado y después comencé a instalar la parcela con el método aprendido. De ahí hemos hecho talleres, hemos empezado a trabajar con talleres lo que es el manejo de suelos” (Jesica Nina Cusiyupanqui, escuela ecológica Ecohuella).

En estas capacitaciones es importante tomar en cuenta la sabiduría local, los saberes de los mismos agricultores, para romper con la lógica colonial que mencionamos anteriormente. Esto empalma con los esfuerzos de la educación comunitaria.

“Empecé con el tema gastronómico en hoteles y restaurantes como cocinero, pero no veía la esencia de los alimentos nativos. Y allí me vinculé con el turismo rural comunitario, tuve la oportunidad de trabajar con la Tierra de los Yachaq, que es una red de emprendedores del Ande, son 9 comunidades, allí aprendí mucho más y valoré el tema de lo nativo. Entonces, desde esas fechas, ahora me dedico a este tema, a revalorar el tema gastronómico. Soy capacitador para las comunidades, vemos el tema de la anemia y vemos el tema del emprendimiento, lo que es articular la producción de la zona, de las mismas comunidades, y articulamos en restaurantes” (Fernando Gutiérrez, chef).

No podemos dejar de mencionar la experiencia de quiénes enseñan a su equipo de trabajadores a generar empatía con las y los agricultores, y así entender las diversas dificultades que se dan desde el lado de la cadena alimenticia al que se pertenezca. Esto nos contó Rocío Zuñiga, gerente del restaurante Nuna Raymi:

“Hicimos los viajes con ellos en carro, hicimos las caminatas que tenían que hacer los agricultores para acceder a sus productos, que conocieran todo el proceso, que vieran cómo vivían, qué comían, que realmente entiendan y se sensibilicen pero desde ellos mismos, desde su impacto que ellos recibían desde esa experiencia.
…También hicimos un encuentro en donde juntamos a los agricultores que nos proveían y productores locales, con los chefs e invitamos a los dueños y chefs de otras empresas, en un primer encuentro que hicimos de consumidores y productores sostenibles, responsables y ecológicos.”

Enseñar al consumidor

“Todo lo que comemos es nuestra salud, todos consuman verduras ecológicas libres de pesticidas, y ayúdenos también a hacer publicidad para que todos cambien, y seamos voceros cada uno de los que escuchan” (Liz Galiano Rampas, agricultora).

El testimonio anterior plantea la necesidad de difundir estos temas en todos los espacios posibles. Una forma de hacerlo es a través de talleres, que en varios casos se convierten en un aprendizaje mutuo antes que una vertical transmisión de conocimientos.

“Yo fui aprendiendo de las abejas a la par que se lo enseñaba a los niños… la mayoría de veces era con niños que venían a conocer la abeja, cuando yo prácticamente no la conocía tampoco. Entonces el aprendizaje ha sido muy a la par, tanto que yo hablaba, era traducirle a los niños, entonces ese fue el primer año de caminar con los niños” (Alicia, El Santuario de las Abejas).

Entre varias iniciativas tenemos a la Canasta Solidaria Mihuna Kachun, dedicada a investigación y experimentación sobre saberes alimenticios tradicionales andinos. Entre nuestras actividades también brindamos talleres sobre alimentación consciente, como una forma de motivar a los consumidores a acercarse a la producción de alimentos sanos. Aprendimos que la forma de hacer los talleres también resultaba siendo un aprendizaje colectivo.

“Entonces empezamos a realizar talleres en nuestro espacio, implementando otras formas de pago a más del monetario. Los asistentes podían pagarnos con trueque o con ayni (apoyo en mano de obra). Finalmente, hemos descubierto que realizar los aynis resultó siendo una forma de educar más horizontal y participativa. Al juntarnos para realizar un trabajo específico en nuestra huerta o taller de producción, brindamos y recogemos saberes, todos aportan conocimientos diversos en el quehacer mismo. Y esto lo aprendimos en la práctica, al mismo tiempo que íbamos conociendo o reconociendo otras experiencias que se iban adentrando en el mismo camino”.

En la Canasta también elaboramos publicaciones de fácil lectura sobre estos temas, ya sean folletos informativos, comics o cuentos para niños. La consideramos una interesante forma de informar y educar sobre estos temas.

La información en las calles

Una forma de difundir estos temas es utilizar espacios públicos. En la ciudad de Cusco existe una interesante iniciativa realizada por diversos colectivos, conocida como El Muro, consiste en colocar información en una pared de un espacio público, actividad que se viene realizando eventualmente desde mayo del 2009.

“Ante la escasez de medios de comunicación que informen las cosas que los grandes medios no informan, un conjunto de personas y colectivos cusqueños hemos habilitado una ingeniosa manera de comunicación e información. Colocamos información diversa sobre temas de los que existe poca información, como concesiones mineras y petroleras, la lucha de actores como los indígenas amazónicos o andinos, etc. Los recursos utilizados son fotografías, textos breves e ilustraciones (caricaturas, etc.) gracias a la participación de compañeros artistas. Este es un medio de comunicación, pues no sólo informamos, nos comunicamos con el público, y en la práctica deja de ser público, pues participa dialogando, escribiendo, usando el altavoz y colocando sus aportes, ya sean dibujos, información u opiniones” (Comunicado de la Coordinadora contra la agresión a los pueblos).

Nacido en el contexto de protestas indígenas en la Amazonía peruana y una brutal represión conocida como el “baguazo”, El Muro fue activándose en contextos de conflictos sociales. Poco a poco se organizó un colectivo que se reunía cada que había algún tema relevante que sentían necesario informar a la población, se repartían tareas, buscaban información sobre el tema, las editaban en formas visuales y de fácil comprensión (caricaturas, infografías, resúmenes) y llegado el día pactado, armaban el mural informativo.

Difusión de información en el Muro del Paraninfo universitario, Plaza de Armas de la ciudad de Cusco. Foto : Canasta Solidaria Mikhuna Kachun.

Otra ventaja es que la información llega a público que simplemente pasa por el lugar, a diferencia de eventos o publicaciones que generalmente llegan a público interesado. Mayormente se ha realizado en el Portal del Paraninfo, una amplia pared de la Universidad Nacional de Cusco que queda en la plaza principal de la ciudad. Resultó una forma de llevar la información al “ciudadano de a pie”, allí en la calle, gracias también a que el lugar en que se desarrollaba está en uno de los ejes más transitados de la ciudad. El Muro también es una forma de reapropiarnos de un espacio público, en una ciudad gentrificada por el turismo.

En ocasionas ha sido realizado en otras plazas, paredes y localidades. La mayoría de las veces se activaba en solidaridad con las protestas de las poblaciones, principalmente por conflictos ocasionados por proyectos mineros que afectan ecológicamente y socialmente a las comunidades agrícolas, surgiendo la consigna de confrontar a la minería extractivista fortaleciendo la agricultura comunal. El Muro se posicionó en este campo, añadiendo que asumir una alimentación consciente es la mejor forma de fortalecer la agricultura (específicamente la agroecología) y enfrentar el extractivismo.

“Uno de nuestros mayores aprendizajes en este tiempo ha sido que no se puede ser revolucionario siendo consumista, sin soberanía alimentaria no hay liberación posible. Uno de nuestros mayores logros es difundir el tema de la alimentación sana frente al consumismo enfermo, eso completa la visión de antimineros que nos tildan. Mina no Agro sí, es la mayor consigna de este tiempo. Y es un logro, por más pequeño que sea, estar completando la segunda parte de esa consigna” (Testimonio de activista del Muro).

Lo que originalmente era la acción de un grupo, se ha convertido en un recurso utilizado por varios colectivos, que lo activan en diversas ocasiones y para diversos temas.