Resistencias y autonomías desde la alimentación ancestral, Cusco – Perú

Algunas recomendaciones

A manera de resumen o conclusiones, en este texto final compilamos opiniones de varias personas que entrevistamos para esta publicación, a quienes les pedimos que plantearan qué recomendaciones le darían a la gente, para mejorar sus modos de alimentarse y contribuir a liberarnos del control que las grandes corporaciones tienen sobre el proceso de producción, distribución y consumo de alimentos.

Volver a la chacra

La Pachamama está herida, está enferma. Tanto que le sacan las minerías, la contaminación del agua. Porque los ríos son como sus venas, las minas son como sus órganos. Es como una heridita, ¿acaso puede cerrar?, ¿quién le cura?, nosotros no le curamos y esas potencias que hacen todo ese daño tampoco hacen algo para curar, no hacen nada ... es como que me saquen parte de mi hígado, de mi corazón, parte de mi riñón, igualito están haciendo a la tierra porque quieren dinero y fortuna, pero le están haciendo daño” (Mary Orellana Flores, cocinera).

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Les sugiero a todas las personas practicar una agricultura sana, evitando la utilización de pesticidas, más que todo por cuidar nuestro medio ambiente, porque hoy en día ya estamos con unos cambios climáticos terribles que afectan también a la salud de las personas, no sólo al ecosistema sino que las personas también están siendo afectadas. Las personas que no tienen parcelas, que no tienen terrenos, practicar también la permacultura, permacultura quiere decir que en tu casa puedes utilizar los espacios vacíos que son las paredes, utilizando botellas o cosas descartables, ahí puedes poner tus productos, o sea la ornamentación remplazada por las verduras, los frutos que uno puede consumir” (Liz Galiano Rampas, agricultora).

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El ser humano ha cortado el cordón umbilical con la naturaleza, vemos a la naturaleza desde afuera y no la vemos como parte de nosotros, que somos parte de la naturaleza. Cuando llega gente a nuestra casa, por las plantas sienten un poco de paz, afuera es bullicioso, los carros, el esmog. Pero entras acá y ves las avecitas, ves las flores y la casa también es simpática, es bonita, te da esa tranquilidad que no puedes conseguir en otro sitio. Hay parques muy bonitos pero no te dan esa tranquilidad, esa paz que respiras. Hay mucha gente que viene y se sientan en el jardín afuera, con frío, pero están ahí, esperando a que aparezcan colibrís” (Marco y Ronald, huerto urbano).

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Al respecto hemos conversado con los jóvenes, les doy un alcance, saben que esto es nuestro conocimiento de nuestros antepasados, no hay que perder, hay que recuperar, conversen con tu papá, con tu mamá, conversen con el vecino, yo sé que les va enseñar algo. Eso tenemos que tenerlo como una herencia, algo de nuestra cultura, para después contar a nuestros hijos también” (Julio Quispe Yuca, profesor e investigador).

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No son sistemas, no son mensajes, no son grandes campañas. Depende de la persona que quiere recuperar el ayllu, tiene que entrar a esa conexión y hacer descansar esa tierrita, volver a alimentar, volver a cuidar, hacer su fiesta en su tiempo, hacer sus rituales en su tiempo, acercarse con mucho cariño. En otras palabras volver a conversar, volver a tener oído para escuchar lo que está diciendo este espacio del ayllu, volver a tener vista para ver cuáles son estas señas, identificar qué es lo que falta y volver a tener buena mano, esa mano cálida, cariñosa, que sepa apreciar y conectarse con la madre tierra” (Jaime Aráoz, profesor intercultural).

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“Seguir avanzando, porque creo que nunca esto se va a acabar, ya cumples con una cosa aparece otra cosa que tienes que hacer, ahorita por lo pronto nuestro sueño es tener el módulo bien bonito, para lo que es el tema de abonos orgánicos y el tema de semillas, en otro la producción y la conservación de semillas” (Jesica Nina Cusiyupanqui, escuela ecológica Ecohuella).

Recuperar la necesidad

Yo creo que acá en la ciudad no hay mucha necesidad. Yo traería la necesidad que ellos han tenido, por ejemplo yo trabajo con una compañera que es la que hace mantequilla y por ella ni duerme, podría trabajar de 6 de la mañana y darle la vuelta a las 6 am y no dormir, son trabajadores a mil. Yo decía, creo que el inca ha traído a la gente de acá para construir Macchu Picchu, trabajan en cantidades. Saben lo que es tener hambre y por eso valoran, no botan la papita, nada, todo adentro” (Fernando Gutiérrez Béjar, cheff).

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Que se den ese tiempo necesario para comer sano. Si es un momento tan complicado que no puedes preparar tus alimentos, ya pues, comes tu fideo o arroz con pollo, pero date tiempo de ir a comprar, tus semillas puedes tener guardadas. Eso es lo que más les pido a ellos, un poco de tiempo, no es todos los días, algunos dicen “yo no tengo refri, se puede malograr”, eso es falso, porque yo también no tengo refrigeradora, en Cusco puedes vivir sin refri, puedes comprar carne seca, si es carne fresca la envuelvo con sal y perejil, les doy algunas estrategias de cómo conservar sus alimentos.

Esa es mi recomendación, que por favor dediquen algo de tiempo para comer sano porque las enfermedades son básicamente mala alimentación, cómo puede defenderse un cuerpo que todos los días come grasa y fideos, frituras y arroz, no se puede defender. Por lo menos les obligo que deben comer tres verduras de diferentes colores y si lo pueden comprar en cantidad les sale más barato, algunos sí hacen caso de ir a comprar, pero algunos no. También les explico que es mucho más económico comer sano, en el mercado compras en cantidad, es más barato. Pero algunos no entienden, quieren siempre muy fácil, he conocido personas que cocinan en microondas, donde está la facilidad, se pasan.

La otra vez me dice “voy a freír huevo”, yo buscando la sartén, “no, ya se está friendo”, yo pensaba dónde está friendo, resulta que en el microondas estaba friendo, no sé si porque no le alcanza el tiempo, porque sí tiene tiempo para ver televisión. Es darle tiempo a tu comida. Hay casas donde voy, están comiendo y están mirando tele, les digo “por favor, puedes apagar tu tele, porque la hora de la comida es sagrada, podemos conversar”, a mí me incomoda que haya una tele a la hora de la comida, no me gusta que haya tele en casa” (Lizbeth Quispe Almirón, curandera).

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Yo creo que lo primero sería perder el miedo, que es algo simple, y con la práctica uno va aprendiendo, o sea animarse a dar el primer paso, yo creo que eso es. Después ya es solamente seguir, animarse a dar el primer paso que es algo muy simple, lo tenemos a la mano, la naturaleza nos lo da, uno puede sacar semillas de las mismas verduras que compra en el supermercado” (Dusan Luksic, fundo Orccococha).

Empezar por el consumo

Lo primero es la organización, si estuviéramos organizados lo demás fluye. Esa es la parte más sensible del tejido. Yo creo que lo económico y lo legal se puede ir solucionando, pero lo importante ahora es dar un paso más” (Cristobalcha, productor de la ecoferia Tanpu).

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Primero sería vincularme en mi cadena de valor, ya sea de mi negocio, de mi casa, de la institución a la que pertenezco, a iniciativas locales que vean temas de soberanía alimentaria, ya sea agricultura orgánica. Es lo primero que yo propondría a las personas, que lo articulen en su vida, que lo pongan en su vida. Articular con personas locales que estén viendo temas de sostenibilidad alimentaria. Lo otro es informarte, ahora es muy fácil informarse, distintos temas, temas de permacultura, sembríos, etc. Ahora puedes informarte, esas cosas son básicas y las puedes hacer desde tu casa, sin moverte y que muchas de ellas no te generen costo” (Jorge Martín Cereceda Castro, Slow Food Cusco).

Conformación de las primeras brigadas de Slow Food. Foto : Slow Food.

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Yo recomendaría a la gente que vive en la ciudad, en los lugares donde no tienen cultivo y viven del mercado, por lo menos ayúdennos a los que producimos, a consumir pues algo sano. Sepan ubicar, sepan reconocer y que no estén consumiendo por consumir, todo porque es una propaganda. Solo diría eso porque la verdad nosotros los que nos esforzamos en mantener una agricultura sana, de verdad nos hemos quedado en el tiempo, mezclándonos en este vaivén del mercantilismo. No nos pagan precio justo, ese es el primer problema. Segundo, tenemos una competencia del lado industrial, de gran escala, con todo el marketing que se hace en los medios de comunicación, y es más, lo que a uno indigna es de que mienten, mienten mucho, demasiado.

También la agricultura convencional, los que formulan, los que están con las autoridades, deberían decir de verdad, por ejemplo en esta Ley que salió de la agricultura familiar, debería sí tomarse en cuenta una agricultura sostenible y no una agricultura convencional de gran escala. Mi persona y muchos allá nos estamos organizando para revertir este problema, sabemos que la ley tiene buena intención pero en el fondo nos están disimulando, van a mentir y engañar nuevamente. Ojalá de esto se den cuenta los consumidores y ayuden en consumir algo saludable, para el bien de todos” (Concepción Hanco, agricultor).

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Entendiendo que la alimentación para todo ser vivo es lo más importante, para vivir bien, para vivir sanos, creo que en estas circunstancias no nos queda otra alternativa que cultivar nuestros propios alimentos. En el campo muchos hermanos campesinos saben perfectamente eso, ellos cultivan para su consumo y de la manera más natural posible, pero si van a cultivar para el mercado o sea para nosotros, los consumidores tenemos la culpa de exigir ciertas características, productos limpios, sanos entre comillas, entonces lo cultivan con agrotóxicos. Nosotros somos los culpables porque exigimos eso.

Pero si queremos tomar consciencia, por un lado promover que el hermano campesino cultive para mi consumo, lo que voy a comprar, de una manera natural, no interesa cuanto cueste porque el tema no es dinero, es de salud. Si yo como consumidor estaría dispuesto a pagar lo que le cuesta a él y tener una ganancia razonable de ese producto, tomar consciencia yo para que él también tome consciencia. Y dos, como eso no va funcionar porque es utópico, lamentablemente tiene que haber un cambio holístico integral y eso es complicado a corto plazo, no me queda otra alternativa que en gran medida, lo que yo consuma en mi familia tengo que cultivarlo, si no tengo huerto, no tengo un espacio, entonces lo haré en cajas, lo haré en lavadores, lo haré en baldes, pero tengo que hacerlo, no hay otra alternativa” (Justo Mantilla, biólogo).

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Nuestra alimentación también es una acción política, porque podemos contribuir con quienes producen de forma justa o más bien podemos apoyar a grandes monopolios que lucran con nuestra salud y la vida de otros seres. Es por ello que la alimentación debería volver a ser un espacio prioritario en nuestras vidas, no algo complementario que se resuelve en el momento sólo para saciar el hambre o el gusto, sin conocer la historia o memoria del alimento que estamos metiéndonos a la boca. De igual forma las cocinas son un espacio importante y de poder, al igual que las personas que preparan los alimentos, son personas de las que dependen vidas. Recuperar la importancia de lo que comemos, el momento y lugar en que lo hacemos, es aportar directa y cotidianamente a nuestra soberanía alimentaria” (Claudia Palomino y Roberto Ojeda, investigadores y activistas).

Claudia Palomino y Roberto Ojeda, investigadores y activistas, en la chacra de la iniciativa.