Cuba entre la transgénesis y la agroecología

Por Leonardo Padura

, por Tierramérica

Resulta paradójico que un país tropical, con larga experiencia agrícola y pecuaria, necesite invertir tantos recursos en importar alimentos, afirma en esta columna exclusiva Leonardo Padura.

Cuando en 1990 comenzó el colapso que conduciría a la desaparición de la Unión Soviética, los campos de la isla de Cuba sintieron un efecto inmediato: de la tierra de los soviets dejaron de llegar los barcos cargados de fertilizantes y plaguicidas que sostenían la producción agrícola de este país caribeño.

Como respuesta a una crisis de producción que se hizo patente, se fundó en 1992 el movimiento de agricultura orgánica. Lo que en aquel momento parecía un salto al pasado (como el regreso al estiércol) podía ser, en realidad, una mirada al futuro.

El modelo agrícola cubano seguía los esquemas socialistas de la agricultura estatizada. Como resultado de la reforma agraria comenzada en 1959, apenas llegó al poder la revolución liderada por Fidel Castro, el mayor porcentaje de las tierras (alrededor de tres cuartas partes) pertenecían al Estado y eran cultivadas por empresas estatales (o no eran cultivadas). Leer más