Mini guía de acción Trabajo forzoso 2008

, por International Trade Union Confederation (ITUC)

El trabajo forzoso se asimila con frecuencia a la esclavitud. Y así es.
El trabajo forzoso es una práctica propia del pasado. Falso. El trabajo
forzoso reviste nuevas formas en todo el mundo, algunas de las cuales
llegan incluso a crecer en número de víctimas en el contexto de la
globalización y el aumento de los flujos migratorios. En 2005, la OIT,
tras un cálculo conservador, cifró en 12,3 millones las personas que,
en un momento dado, se encontraban en situación de trabajo forzoso.
La utilización del trabajo forzoso está en constante cambio. Si es cierto
que la abolición de la esclavitud, hace dos siglos, sirvió para ilegalizar la
forma tradicional de esclavitud y la propiedad legal de ciertas personas,
también lo es que, en la práctica, el trabajo forzoso no se ha erradicado.
El trabajo forzoso contemporáneo cuenta con mecanismos más indirectos
y más ocultos de privación de la libertad de movimiento, como son la
servidumbre, la servidumbre por deudas o bajo contrato, etc. Al mismo
tiempo, todavía persisten en algunas partes de África vestigios de la
esclavitud tradicional. Es más, los modernos trabajadores domésticos
maltratados, explotados y encerrados en casas privadas o las personas
que en régimen de servidumbre trabajan en remotas granjas o en hornos
de ladrillos tradicionales tienen con los esclavos del pasado más puntos
en común de los que cabría imaginar.

El trabajo forzoso es un problema de alcance mundial que afecta a todas
las regiones y a todos los países del mundo, sin importar si son países
industrializados o en desarrollo, ricos o pobres. Las más afectadas son
las industrias intensivas en mano de obra y no reguladas: agricultura,
trabajo doméstico, construcción, minería, canteras y fabricación de
ladrillos, manufactura, transformación y envasado, entretenimiento y
prostitución.

* Leer "Mini guía de acción Trabajo forzoso 2008" (52 p., pdf)