El continente africano se ve, cada vez con más frecuencia, como una fuente de tierras agrícolas y recursos naturales cuyo fin es abastecer al resto del mundo.
Los gobiernos y empresas privadas que consiguen acceder a tierras de todo el continente, las usan para cultivar alimentos y agrocombustibles con el fin de cubrir la creciente demanda que experimentan los países de todo el mundo, la mayoría no africanos. Ya hay algunos que ven los agrocombustibles (es decir, los cultivos a gran escala para producir combustibles líquidos) como la solución definitiva para África
Los partidarios de los agrocombustibles suelen argumentar que su producción ayudará a salir de la crisis económica a muchos países en vías de desarrollo, pues creará riqueza y empleo y reducirá la pobreza.
Este razonamiento pasa por alto la otra cara de la moneda y deja muchas preguntas sin respuesta; la producción de agrocombustibles, ¿favorece a los países en vías de desarrollo? ¿o los beneficiarios reales son los países industrializados?, ¿creará empleo y mejorará el desarrollo económico a nivel regional?, ¿solucionará la inseguridad alimentaria que oprime a los países en vías de desarrollo?, ¿cual es el precio social y medioambiental que tendrán que pagar las regiones productoras de agrocombustibles?, ¿quién acaba beneficiándose de todo el proceso?
Estas cuestiones se tienen que evaluar de manera objetiva. No debemos aceptar estos argumentos sin someterlos a un análisis empírico. El fundamento de esta investigación parte de esta premisa;
se centra en la expansión de la producción de agrocombustibles en toda África y pone de manifiesto los problemas que ello genera en la sociedad, la economía, la salud y el medioambiente.
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