Cuando las leyes de hierro de la lucha de clases hacen temblar el precario equilibrio del capitalismo argentino en más de 40 ciudades a través del estallido social de los des-integrados y la juventud pobre, los que mandan intentan explicar con demagogia y teorías conspirativas lo más obvio.
Joven, moreno, provinciano y repobre ; muchacha y muchacho sin porvenir. Desempleado, desertor escolar. La cólera de no tener lo que surten las vitrinas y supermercados. La mercancía esquiva o imposible. Excluido, fuera del mercado, descontado por contexto, gente sobrante, y desde la periferia al centro. Los discursos y los recursos derrumbados y una alternativa política transformadora que nadie sabe por qué aún no cuaja.
