CO2: El nuevo tráfico de indulgencias

, por ALAI

El elemento esencial de las indulgencias es la cesión a favor de una persona de los méritos realizados por otros. La doctrina básica era que la oración y las buenas obras tienen un valor acumulable que constituye el “Tesoro de la Iglesia”, una cuenta en el otro mundo. El depósito inicial serían los méritos de Jesús, luego abonaron los santos y miles de conventos y millones de devotos que elevan sus rezos[1]. Esas santas emisiones sumaron a la iglesia unos “trillions” en misericordia celestial. La iglesia giraba sobre esa cuenta divina a favor de los pecadores que hacían la buena obra de dar a la iglesia dinero sonante y de este mundo.

La Historia nos cuenta como ese ávido truco creó un mercado conocido como el “Tráfico de Indulgencias”. Un tráfico que fue de las más graves acusaciones esgrimidas por la rebelión protestante y que obligó a reformar el uso de sus indulgencias a la propia Iglesia Católica.

Ahora se habla otra vez del cielo y otra vez de indulgencias. Los ricos compran unos “Bonos de Carbono”, que les perdonan sus emisiones y que obligan a los países en desarrollo a no aumentar las suyas. El efecto es congelar la mala repartición de la riqueza mundial. Como en la Organización Mundial de Comercio (OMC), con subsidios a la agricultura de los ricos, que arruinan la agricultura de los pobres. Otra vez los pobres deben salvar el planeta y redimir a los pecadores ricos. Lo peor, es que la histeria creada en torno al CO2 , un gas benéfico, desvía hacia un fantasma futuro, la atención que requiere la presente y muy real contaminación ambiental. Leer más