¡Feminismos! Eslabones fuertes del cambio social

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Feminismo radical y democracia directa en el Kurdistán sirio

, por MARTINEZ Layla

En medio de la guerra, el Kurdistán sirio está viviendo una revolución que tiene como bases al feminismo, la democracia directa y el pluralismo radical. Los cambios afectan a todos los sectores sociales, desde el sistema de Gobierno hasta la educación y las fuerzas armadas. Las mujeres kurdas que protagonizan el proceso revolucionario,llevan a cabo cambios radicales en la sociedad mientras luchan en las milicias que combaten a Daesh.

En agosto de 2014, unos días después de que se diese la alerta por la situación de la minoría religiosa yazidí, las milicias que conforman las fuerzas armadas de Rojava -el Kurdistán sirio- salieron para dirigirse a Sinjar, ciudad iraquí donde se encuentra refugiada esta minoría. Estas milicias están formadas por las Unidades de Protección Popular (YPG por sus siglas en kurdo), pero también por las Unidades de Defensa de la Mujer (YPJ también por sus siglas en kurdo), compuestas exclusivamente ppor mujeres. Sin armamento pesado ni apoyo aéreo, los guerrilleros y las guerrilleras kurdos consiguieron hacer retroceder a Daesh y crear un corredor que permitió la evacuación de los yazidíes hacia Rojava, adonde llegaron sanos y salvos. Las milicias YPG y YPJ habían conseguido una victoria enorme y no sería la última.

El 1 de agosto de 2014, las tropas de Daesh avanzaron hacia la ciudad de Zummar, al noroeste de Irak, su ofensiva sobre Mosul había sido un éxito, así que era el momento de seguir ganando territorio. Zummar no tardó en caer. Los peshmergas, las fuerzas armadas del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí, abandonaron las posiciones después de tres días de combate, incapaces de frenar la ofensiva. La ciudad quedó en manos de los combatientes del grupo terrorista , quienes pasaron a controlar así los pozos petrolíferos de la ciudad, además desde allí podían avanzar hacia dos enclaves de alto valor estratégico: la presa de Mosul, principal fuente de energía de la provincia de Nínive, y la ciudad de Rabia, paso fronterizo hacia Siria. El control de estos enclaves no solo proporcionaba recursos importantes, sino que también permitía atacar Siria desde el este. De esta forma, el Estado Islámico podía lanzar una ofensiva contra Rojava, el Kurdistán sirio. Daesh parecía imparable.

Sin embargo, el paso hacia Rojava tenía un último obstáculo: la ciudad iraquí de Sinjar, habitada por miembros de la minoría religiosa yazidí. Sinjarno suponía un problema importante pues era una ciudad pequeña que carecía de contingentes militares. Las tropas de Daesh tardaron sólo unas horas en entrar en ella. Conscientes del peligro en el que se encontraban, la mayor parte de la población, más de 40 000 personas, abandonó la ciudad antes de que cayese en manos de los terroristas. La mayoría se refugió en las montañas cercanas, consideradas sagradas en la cultura tradicional yazidí. La crisis humanitaria que estaba a punto de desencadenarse iba a ser una de las más graves desde el inicio de la guerra. El monte Sinjar era un refugio pero también una trampa. Daesh había rodeado el macizo montañoso sin arriesgarse a entrar en él pero sin permitir que nadie saliese. Los yazidíes estaban atrapados.

Con el objetivo de paliar la catástrofe humanitaria y aumentar su presencia en la zona, el ejército estadounidense lanzó agua y alimentos sobre el monte Sinjar el 8 de agosto. Junto a los bombardeos de las ciudades tomadas por el Estado Islámico, el ejército estadounidense decidió reforzar a los pershmergas con el objetivo de mejorar su capacidad de combatir sobre el terreno a Daesh. Sin embargo, como en muchas otras ocasiones, esta vez también se equivocaron. No eran las tropas peshmerga las que estaban a punto de rescatar a los miles de yazidíes atrapados en el monte Sinjar, sino los guerrilleros kurdos de Rojava.

Revolución

El rescate de los yazidíes puso el foco mediático sobre los milicianos kurdos y en especial sobre las milicianas. La prensa de todo el mundo publicó fotos de hermosas guerrilleras posando con su kalashnikov, en una maniobra que decía mucho de nuestras fantasías orientalistas y patriarcales y nada de su lucha. En realidad, las milicias de la YPJ llevaban peleando dos años, desde su creación en 2012. En la complicada historia del Kurdistán, las mujeres siempre han formado parte de la guerrilla, pero esta vez era distinto. La YPJ nació en el contexto de un importante proceso de cambio en las estructuras de poder y las formas de organización política y social del Kurdistán sirio, lo que estaba empezando a conocerse como la revolución de Rojava. Los cambios habían empezado en el año 2003, cuando miembros sirios del ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) - considerado una organización terrorista por el Estado turco, donde había sido creado - fundaron su propio partido en Siria, el Partido de la Unión Democrática (PYD). Bajo el liderazgo ideológico del PYD, en los diez años siguientes Rojava se dividió en cantones y se estableció un sistema de gobierno de abajo arriba en el que las decisiones políticas eran tomadas por los consejos locales y las cuestiones legales administradas por la sociedad civil.

La institución clave en este nuevo sistema de gobierno es la comuna, una asamblea compuesta por trescientos miembros y presidida por dos copresidentes electos, un hombre y una mujer. Dieciocho comunas constituyen un distrito y los copresidentes de todos ellos se reúnen cada cierto tiempo en el Consejo de Distrito del Pueblo. Estos Consejos tienen poder de decisión en materias administrativas y económicas, entre ellas la recogida de basura, la distribución del aceite para la calefacción, la propiedad de la tierra y el funcionamiento de las empresas cooperativas.

El papel de la mujer en este nuevo sistema de gobierno descentralizado se ha visto reforzado por la imposición de un sistema de cuotas que obliga a que al menos el 40% de los miembros de las comunas sean mujeres, además de la copresidencia hombre-mujer que hemos comentado líneas arriba. Pero además de este sistema de cuotas, el PYD ha creado cuerpos paralelos autónomos de mujeres en cada nivel de gobierno. Estos cuerpos electos determinan la política en materias que conciernen particularmente a las mujeres o que suponen fuentes importantes de opresión y dominación para ellas, como los matrimonios forzosos, la violencia sexual, los llamados "crímenes de honor", la poligamia o la discriminación. Cuando se produce un conflicto o una incompatibilidad entre uno de estos asuntos y otro que es competencia de las comunas o los Consejos, los órganos de mujeres tienen capacidad para imponer su decisión sobre los demás. Estos órganos no mixtos también participan directamente en la elección de la copresidenta. Mientras los copresidentes varones son escogidos en las reuniones de los Consejos Populares entre todas las personas que participan, las copresidentas mujeres son elegidas únicamente por éstas en los consejos no mixtos. Esto implica que las mujeres participan en la elección de las dos personas, ya que están en los órganos mixtos y en los no mixtos, mientras que los hombres solo eligen al copresidente varón.

Por otro lado, los consejos de las mujeres no son solo espacios de toma de decisiones, sino también de trabajo político, formación y apoyo mutuo. La educación en feminismo se considera uno de los pilares fundamentales para el empoderamiento de las mujeres y la destrucción del patriarcado. Las mujeres tienen espacios propios de formación, como las academias no mixtas, pero la educación feminista no se reserva únicamente a ellas. En todos los espacios donde se imparte formación de cualquier tipo, tanto a adultos como a niños, se incluye educación en cuestiones de género. Esto se extiende incluso a las academias de entrenamiento de las fuerzas de defensa y seguridad de Rojava, lo que muestra la voluntad de los kurdos de no supeditar la revolución a la guerra.

Otro de los aspectos en los que estos órganos de mujeres han puesto más énfasis es la lucha contra la violencia de género, creando políticas de protección de las mujeres y una red de albergues que sirven como refugio para los casos más graves.

Autodefensa

Como parte de la política de creación de órganos autónomos de mujeres en todas las áreas, en el año 2012 se pusieron en marcha las YPJ, unidades militares formadas exclusivamente por mujeres que se unían a las YPG, creadas en 2004. Las YPG habían nacido con el objetivo de convertirse en las fuerzas armadas de Rojava, aunque su forma de organización difería en algunos aspectos de las de un ejército tradicional. Por ejemplo, en ellas los oficiales son elegidos democráticamente entre los propios soldados. Con el estallido de la guerra civil en Siria y la llegada de Daesh a las proximidades de Rojava, las milicias de las YPJ y las YPG incrementaron considerablemente sus efectivos. Actualmente se calcula que unas 7000 milicianas combaten en estas unidades, aunque otras fuentes aseguran que sobrepasan las 10 000. Esto supone un tercio del total de los combatientes de la guerrilla kurda que se estima en torno a los 30 000 guerrilleros. Este es sin duda uno de los porcentajes más altos en participación de las mujeres en un conflicto armado, pero, como sabemos, por sí mismo eso no hace feminista a una guerrilla. Lo que la hace feminista es su práctica y su discurso, y en ese sentido las mujeres de la YPJ han repetido en entrevistas a medios de todo el mundo que su lucha es, sobre todo, una lucha por la igualdad. Por supuesto, esto no implica que no tengan que seguir enfrentándose al machismo de una sociedad patriarcal, pero es muy alentador.

Buena parte de la responsabilidad en la asunción de tesis feministas por parte del Partido de la Unión Democrática (PYD) se debe a la influencia ideológica de Abdullah Öcalan, el histórico dirigente del PKK encarcelado en Turquía desde 1999. Marxista-leninista en sus inicios, a partir de su entrada en prisión, Öcalan evolucionó hacia posturas más cercanas al ámbito libertario debido a la influencia de autores como Murray Bookchin o Inmnuel Wallerstein. A partir de estas influencias, Öcalan creó la teoría del confederalismo democrático, que recoge las tesis del municipalismo libertario para apostar por una descentralización del poder basada en organismos autónomos en manos de la sociedad civil y que funcionen mediante democracia directa.

La teoría del confederalismo democrático tiene un fuerte componente ecologista y feminista, hasta el punto de que el propio Öcalan afirma que las mujeres deben sustituir al proletariado como sujeto revolucionario. El lema “Mata al macho”, repetido por Öcalan en numerosas ocasiones, se ha convertido en una consigna enormemente difundida en el movimiento. No es difícil imaginar que esto ha debido de revolver el estómago a más de uno dentro del PKK, pero en cualquier caso, el partido asumió las tesis de Öcalan como base ideológica en 2005, y eso ha tenido una enorme influencia en organizaciones afines como el PYD. Por supuesto, esto no quiere decir ni mucho menos que el mérito de la revolución feminista en Rojava sea de Öcalan, pero sí que ha ayudado a que muchos hombres asuman tesis feministas. Al fin y al cabo, así es el patriarcado.

Después del rescate de los yazadíes en Sinjar, la popularidad de las milicianas de las YPJ aumentó nuevamente durante el asedio a la ciudad de Kobane. El 13 de septiembre de 2014, Daesh lanzó una ofensiva a lo largo del área que rodeaba Kobane, una ciudad que había estado bajo control kurdo desde el inicio de la guerra civil en Siria.Los kurdos resistieron calle a calle y barrio a barrio. Durante más cuatro meses y sin otra ayuda que algunos bombardeos del ejército estadounidense en posiciones de Daesh y la llegada de ciento cincuenta soldados pershmerga, las YPJ y las YPG aguantaron los ataques de los combatientes del grupo terrorista y defendieron Kobane. Finalmente, el 26 de enero de 2015, los guerrilleros kurdos recuperaron la ciudad y lanzaron una ofensiva contra Daesh. Al momento de la redacción de este texto, la ofensiva que se prolonga ya más de un año sigue activa. En ella están teniendo una actuación destacada las milicianas de las YPJ, quienes además de hacer la guerra, hacen una revolución que no debería permanecer ignorada.