Cómo funcionó la tortura para vender la guerra de Iraq

Por Steve Weissman

, por Other News

Tres hurras para Dick Cheney. Aunque sea retóricamente, el vice-presidente ha urgido a que la administración Obama libere más memorandos sobre la tortura.

“Una de las cosas que encuentro más alarmante acerca de esta reciente revelación es que hace públicos los memorandos legales, los que la CIA consiguió de la Oficina de Asesoramiento Legal, pero no hacen públicos los memorandos que mostraban los éxitos del esfuerzo”, declaró a FoxNews el ex-vicepresidente.

“Ahora he pedido formalmente a la CIA que dé pasos para desclasificar aquellos memorandos para que podamos difundirlos y el pueblo estadounidense tenga oportunidad de ver qué hemos obtenido y qué hemos aprendido, y lo buena que era la información”.

Las noticias difieren en si Cheney ha hecho formalmente la petición o no, pero lo que es absolutamente correcto es que el pueblo estadounidense tiene que ver el archivo completo. Se equivoca en lo que mostrará el archivo. A partir del material ya liberado o descubierto por los periodistas, está claro que Bush tuvo éxito al usar la tortura, no para obtener antes que nada los datos de inteligencia que necesitaban, sino para crear la propaganda que utilizaron para vender su invasión de Iraq.

La prueba proviene de varias fuentes, incluyendo el informe sobre el trato a los detenidos por parte del ejército que Comité de Servicios Armados del senador Carl Levin acaba de liberar. El informe reveló que ya en diciembre de 2001 los altos cargos del Pentágono empezaron a prepararse para utilizar la tortura (o “técnicas abusivas de interrogatorio”). Esto fue menos de dos meses después de emprender la guerra en Afganistán y ocho meses antes de que el Departamento de Justicia diera la autorización legal en dos memorandos fechados el 1 de agosto de 2002 y firmados por Jay Bybee, entonces asistente del fiscal general de la Oficina de Asesoramiento Legal. El primer memorando redefinía la tortura física y mental, y sugería que el presidente, actuando como comandante en jefe según sus poderes constitucionales, pudiera invalidar el estatuto federal contra la tortura. El segundo analizaba y aprobaba tácticas específicas de interrogatorio, incluyendo el aislamiento, la privación prolongada del sueño, posturas estresantes y la bolsa, que hace que la víctima sienta que se ahoga. Leer más