Sáhara Occidental, año 40 : Historia, estrategias y desafíos para el futuro

Testimonio: La generación de jóvenes saharauis

Entre el retorno a la guerra y la continuidad de la no-violencia

, por ABDERAHMAN Senia Bachir

Enero de 2016

“Sáhara Occidental: al borde de la guerra” es el título de una de mis últimas presentaciones. Estar al borde de la guerra puede no parecer una situación novedosa si tenemos en cuenta que el movimiento de liberación saharaui, el Frente Polisario, amenazó retomar a las armas diversas veces en el pasado. Pero lo que hace la cuestión aún más urgente y diferente a punto de haber decidido usar el tema como título es que, de esa vez, es la generación de jóvenes saharauis que pide la guerra.

Joven saharaui acompaña las celebraciones militares por el 33º aniversario de la RASD. Crédito : Laura Daudén. Tifariti, Sáhara Occidental, 2009.

En una tarde fresca de primavera, nos sentamos en la tienda de mi familia, construida por mi mamá a partir de la anterior, cuando esta se hizo demasiado dilacerada para mantenerse en pié. Irónicamente, nosotros la llamamos de “hotel cinco estrellas”. Mi hermano de 21 años, Chej, se sienta de piernas cruzadas y prepara el atay –el tradicional té saharaui-. Él invitó a algunos de sus amigos para pasar la tarde. Los cuatro jóvenes tienen su edad. Empezamos a discutir el tema de la semana (o debería decir del año): la caída del mandatario de Egipto, Hosni Mubarak, después de décadas de mandato y las revoluciones árabes. Obviamente también empezamos a hablar sobre el significado de la última revuelta árabe para la juventud de la región. Como de costumbre, toda la discusión recae sobre nuestra realidad, el conflicto en el Sáhara Occidental.

Chej, que entrena para ser un paracaidista del ejercito, está ahora trabajando para las fuerzas de seguridad saharauis. Él tuvo la suerte de haber estudiado en una de las mejores academias de Argelia por un año y medio. Sus amigos también son bien instruidos. Dahi y Hasana está en el tercer año de la facultad de relaciones internacionales. Los otros dos son compañeros de trabajo de Chej. Los cuatro jóvenes tienen muchas diferencias, pero parecen tener una preocupación en común.

La mayoría de nosotros discrepa en relación al potencial de las revoluciones que derrocaron a Ben Ali y Mubarak de realmente promocionar cambios en la región. Dahi y Chej creen que llevará tiempo hasta que podamos ver sus reales resultados, mientras que Hasana no cree que ese levante popular va a extirpar las dictaduras en el mundo árabe. Pero todos vemos que las protestas están llevando a la región para nuevas direcciones. Quizá, direcciones que nadie consiguió anticipar antes. ¿Eso significa que estos eventos nos van a afectar en alguna medida? ¿Podemos ver luz al final del túnel tras cuarenta años viviendo en campamentos de refugiados y como un pueblo dividido?

Argumenté que el académico estadunidense Noam Chomsky afirmó durante una entrevista a la BBC que la llamada Primavera Árabe que se extendió por el norte de África y el Oriente Medio desde diciembre de 2010, empezó, de hecho, en el Sáhara Occidental en octubre de 2010, cuando millares de hombres y mujeres saharauis, jóvenes y ancianos viviendo en los territorios ocupados, construyeron un campamento-protesta: Gdeim Izik. Ellos demandaban justicia socio-económica básica, trabajo y acceso a sus recursos naturales. Pero en la madrugada del 8 de noviembre, ellos fueron aplastados por las fuerzas armadas marroquíes y por la policía. Algunos murieron y otros terminaron heridos.

Chej nos regala la primera taza de té, que decimos ser amarga como la vida. Él dice: “Gdeim Izik fue una vergüenza para el mundo. Fue otro crimen de Marruecos.” De hecho, la comunidad internacional no respondió y, es desnecesario decirlo, las Naciones Unidas fallaron en enviar un equipo de investigación independiente en los días y meses luego después del evento. Hasana reforzó que las personas en los campamentos estaban furiosas por la manera como una de las más grandes protestas pacificas en la historia del Sáhara Occidental fue tratada. “Pero, una vez más, no podemos esperar nada mejor de un régimen tan brutal”, afirma después de una pausa. Si ese es el caso, pienso, ¿entonces, qué podemos esperar como pueblo?

Para todos los jóvenes que bebíamos el té, hay apenas una posible solución. “No podemos más esperar hasta que Ban Ki-moon o la Unión Europea decidan sobre nuestro futuro”, afirma Chej con sus ojos fijados en la bandeja del té. Él hace una pausa y, con un tono completamente diferente, afirma : “nosotros tenemos que retomar la lucha armada. Es nuestra única salida ahora mismo. Como se dice en árabe, lo que fue tomado a la fuerza solo puede recuperarse a la fuerza!” El resto del grupo parecía entender totalmente lo que él quería decir pero, para mi, es algo que nadie puede darse el lujo de hacer. Entonces pregunto: “¿tu realmente entiendes lo devastador que sería?” Dahi sonríe y dice: “claro que no tenemos cualquier posibilidad frente a un ejercito marroquí totalmente equipado y apoyado por Estados Unidos y por Francia. Pero nosotros tenemos la voluntad y la justicia a nuestro lado.”

Soldados saharauis reciben a Christopher Ross, enviado especial de la ONU para el conflicto. Crédito : Laura Daudén. Tindouf, Argelia, 2009.

Llevé algunos minutos para reflexionar sobre lo que aquello realmente significaba. No puedo imaginar perder a más miembros de mi familia. No quiero documentar o escuchar las historias que me contó mi abuela sobre los bombardeos. Sería simplemente desolador tener otra guerra en un país árabe más. Pero para Chej esa es una realidad completamente diferente. Él concluye diciendo: “yo prefiero morir en dignidad y luchando por la libertad que morir una muerte lenta en el medio del desierto argelino sin perspectiva de futuro.”