Telenovela y xenofobia en TV chilena

Por Ricardo Jiménez

, por ALAI

Ricardo Jiménez es Sociólogo chileno

Es imposible recorrer las principales avenidas o calles de Santiago Centro y no ver la concentración de peruanos, proliferación de sus restaurantes y negocios de telefonía; o ir a una fiesta con los amigos y no escuchar a Américo, cantante chileno, cuyo repertorio son reinterpretaciones de todas las canciones del grupo peruano de cumbia, Grupo 5. Al igual que es poco probable vivir en Santiago y no conocer la procesión del Señor de los Milagros, una de las expresiones más importantes de la religiosidad peruana que desde hace algunos años recorre las principales calles del centro de Santiago todos los octubres congregando a peruanos y a los propios chilenos, enriqueciendo con sus colores la ciudad. Como en ningún otro tiempo, Chile vive la mayor concentración de inmigrantes en su historia, 370 mil extranjeros residiendo en su suelo. Sin duda alguna la comunidad más grande es la peruana, con el 37% de la población inmigrante, y la más visible culturalmente.

Obviamente tanto para el imaginario de la población chilena como de la peruana, este no es cualquier encuentro. Se trata de dos pueblos que hace menos de de 150 años fueron arrastrados a una guerra de agresión y saqueo por parte de Chile, cuya élite dirigente debió justificarla con el manoseado pretexto “civilizador”, un pueblo moderno y pujante que “lleva la modernidad”, por medio de las armas y la violencia, a un pueblo atrasado, “cholos” e “indios” que necesitan la invasión para ingresar al mundo organizado y moderno. Pretexto que pocos años después de la agresión a los pueblos de Perú y Bolivia será invocado para justificar similares crímenes contra el pueblo Mapuche.

Es el cinismo histórico de la élite y clases dirigentes chilenas, que además de ser por definición anti populares, como las de Perú y las demás repúblicas oligárquicas y excluyentes latinoamericanas, mantiene pretensiones hegemónicas con los países andinos y vecinos. Cinismo cuyo camino permanente puede rastrearse desde el derrocamiento del primer gobernante independiente de Chile, Bernardo O´Higgins, a quien acusan de “autoritario” por atacar sus privilegios, reconocer el Estado Mapuche y ser radicalmente latinoamericanista (justamente acogido en Perú), hasta el actual diferendo marítimo en la Corte Internacional de la Haya, cuya competencia los representantes de la elite chilena han aceptado pero dejando siempre la puerta abierta en sus declaraciones públicas de que, de no serles favorable el fallo de la Corte, no lo cumplirían. Ni sinceridad en no aceptar la competencia de la Corte, ni sinceridad para aceptar cabalmente sus resultados una vez aceptada la competencia. Es lo que el habla popular llama “a la chilena”, es decir, cínicamente.

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