Para las finanzas la democracia es un estorbo

Por Alberto Rabilotta

, por ALAI

La crisis financiera y económica de la zona euro se agrava, y se anclan aun más las políticas antidemocráticas que Alemania, Francia y otros países tratan desesperadamente de aplicar para satisfacer a la “dictadura de los mercados”. Por eso, para aplicar una “sana gestión” de las finanzas públicas en los países de la zona euro ha sido necesario retroceder casi mil años, a la época en que Federico I, alias Barbarroja, Rey de los romanos y del Sacro Imperio Romano Germánico, regía sobre una parte de lo que hoy es Italia.

Cuando para “poner orden” en el manejo de las recién creadas “ciudades-estado” Federico I introdujo el “podestá extranjero”, o sea a la designación desde la cúpula de un casi-dictador importado del exterior.

Para encontrar una “solución” al problema de la deuda en los países menos desarrollados de la zona euro, la “troika” formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI [1] descartó las posibilidades ofertadas por la democracia, como negociaciones transparentes donde se escuchen otras voces que la de los acreedores del sector financiero, y sujetas a la aceptación mediante referendos o elecciones anticipadas. Para estas cosas serias la democracia es un estorbo, como una vez y francamente me dijo en una conversación “off-the-record” un importante ministro canadiense al buscar justificar el total secreto en torno a las negociaciones para crear acuerdos de libre comercio y de protección a las inversiones extranjeras.

No en vano en los últimos 15 años, y prácticamente en todos los países del capitalismo avanzado, incluyendo aquellos de larga tradición parlamentaria y de escrutinio público, las negociaciones bilaterales o multilaterales sobre comercio, inversiones y finanzas han sido sacadas de la discusión y la revisión en la esfera pública, incluyendo la legislativa, y concentradas en manos de funcionarios controlados por los poderes ejecutivos. La vía de la aprobación por decreto, para evitar cualquier escrutinio o discusión pública, está siendo utilizada corrientemente. Sólo después de haber llegado a la conclusión de acuerdos y cuando no hay posibilidad de reabrir la negociación, los gobiernos proceden a buscar la aprobación legislativa o la ratificación, cuando ésta es necesaria.

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