Minas antipersonales

, por Choike

En la película bosnia ganadora del Oscar, No man’s land, un hombre yace sobre una mina terrestre mientras un oficial de Naciones Unidas intenta buscar una solución. Pero la burocracia, entre otras dificultades, impiden encontrarla, y la película se cierra con la desoladora imagen del hombre, abandonado sobre esa mina que estallará bajo su cuerpo si intenta levantarse.

Del mismo modo, millones de civiles viven hoy en una situación similar: sobre una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, en cualquier lugar. Lo aberrante de las minas antipersonales es que su destrucción es indiscriminada. Las minas no reconocen un alto al fuego, y continúan causando destrucción y muerte aún después de que el combate ha terminado. Permanecen dormidas hasta que una persona o animal activa su mecanismo de detonación. Las minas antipersonal no pueden distinguir entre la pisada de un soldado o la de un niño. Aquellos que sobreviven la explosión inicial suelen requerir amputaciones, largas permanencias en hospitales, y extensos períodos de rehabilitación. Sólo en Camboya hay más de 35.000 heridos que han sufrido amputaciones debido a su encuentro con minas antipersonales –y se trata sólo de sobrevivientes. Leer más