Basta leer un editorial de los principales diarios de Buenos Aires sobre lo que el discurso internacional elige denominar “piratería” o “falsificación” para entender que muchas peleas relacionadas con el monopolio de los derechos de propiedad intelectual se dan en el terreno de lo discursivo y en la generación de un determinado “sentido común”.
Este “sentido” indica que todo intento por flexibilizar esos sistemas monopólicos –por más acorde que éste resulte con los compromisos internacionales y las legislaciones nacionales en la materia- aparece asociado al descrédito de los países o instituciones que lo incentivan. Tal estrategia no es privativa de los medios argentinos, sino que se reproduce a escala mundial.
No cabe duda de que la Presidenta Cristina Fernández intentó contrarrestar esta estrategia mediática cuando pidió en Asunción, durante la última Cumbre del MERCOSUR, que en el marco de la lucha contra la “gripe A” se levante o suspenda el derecho de patentes para la vacuna contra la enfermedad [1] .
No cabe duda, tampoco, de que logró en gran parte el efecto deseado: poner a la cabeza de la agenda una discusión verdaderamente de fondo, como es la incidencia de los sistemas de protección de los derechos de propiedad intelectual en el acceso a la salud pública. Al mismo tiempo motorizaba diversas acciones conjuntas del gabinete nacional junto a otros gobiernos de la región, en pos de garantizar en los próximos meses el acceso a la futura vacuna contra la gripe “A” H1N1. Leer más