HidroAysén desata estallido social

Por Susana Segovia

, por Inter Press Service (IPS)

SANTIAGO, 22 may (IPS) - La aprobación de un proyecto de cinco centrales hidroeléctricas en la Patagonia de Chile catalizó el descontento latente en amplios sectores y movilizó manifestaciones masivas que dieron paso a un "movimiento ciudadano" cuyas demandas ya sobrepasan los embalses y se proyectan a la democratización del país.

Casi 80.000 personas desfilaron el viernes 20 por el centro de Santiago (40.000, según la policía), 50.000 el sábado 21 en el puerto de Valparaíso ‒120 kilómetros al norte de la capital, donde el presidente Sebastián Piñera hacía su rendición de cuenta anual al parlamento‒ y decenas de miles más en 26 ciudades.

La movilización supera todas las cifras de protesta desde que la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) dio paso a una democracia pactada con los sectores no comunistas de la oposición al régimen militar.

"Queremos participación para decidir el tipo de desarrollo que sirve a los chilenos", dijo ante unas 5.000 personas en Santiago el secretario ejecutivo del Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena, Patricio Rodrigo, una coalición de organizaciones no gubernamentales que conduce la campaña Patagonia Chilena Sin Represas.

Las corporaciones mineras que están lanzando nuevas operaciones en el norte del país son las principales destinatarias de la energía que se proyecta transportar por más de 2.000 kilómetros, sostuvo.

Sara Larraín, activista ambiental y ex candidata presidencial, dijo a IPS que las empresas mineras consumen hoy 40 por ciento de la energía producida en el país, y estimó que podrían ahorrar entre 25 y 30 por ciento de su consumo con medidas de eficiencia energética, por ejemplo en la iluminación y los motores.

"No me estoy refiriendo a motores que no existen, sino a motores ’premium’ que hoy día existen a precios competitivos en el mercado internacional", dijo.

Los ambientalistas alegan que existen trabas para importar tecnologías no convencionales que, estiman, podrían aportar hasta 30 por ciento de la demanda energética a costos competitivos, especialmente en las áreas geotérmica y eólica.

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