Grecia : Los bancos se salvan, el desastre continúa

Por Martine Orange

, por CADTM

El alivio está a la altura de los temores pasados: el 85,5% de los acreedores privados ha aceptado el jueves por la noche participar en la reestructuración de la deuda griega. El viernes por la mañana, el ministro francés de finanzas, François Baroin, se ha felicitado por este “gran éxito para Grecia y para Europa” [1].

Los dirigentes europeos, que vivían desde hace meses temerosos de esta operación, respiran. La suspensión de pagos de Grecia, que han intentado retrasar hasta el límite, no ha precipitado a la zona euro en la tormenta, como temían. Las sombrías predicciones del lobby bancario [2], anunciando una catástrofe de 1000 millardos de euros para la zona euro, y el hundimiento consiguiente de Portugal y de Irlanda si Grecia no lograba reestructurar su deuda de forma ordenada han sido evitadas. El incendio se ha quedado circunscrito a Atenas, piensan.

Ha sido claramente esta preocupación mayor la que ha dominado los debates europeos sobre Grecia desde hace meses. Era preciso a cualquier precio dar las garantías necesarias al mundo financiero para no desacreditar la zona euro, evitar la implosión. Como prueba de su buena voluntad, los dirigentes europeos han confiado la conducción de la operación al Instituto de la Finanza Internacional, el lobby de las fuerzas bancarias.

Al término de un discurso técnico interminable, éste ha fijado las modalidades de lo que es presentado como un sacrificio por su parte. Los acreedores privados, poseedores de 206 millardos de euros de obligaciones griegas, aceptan borrar un centenar de millardos de deudas. Recibirán a cambio de sus antiguos títulos nuevas obligaciones de un valor nominal un 53,5 % inferior al antiguo.

El esfuerzo parece consecuente pero no es más que aparente, pues los acreedores cambian unos títulos que no tenían ya ningún valor por títulos más seguros. En cuanto se produzca el cambio, recibirán una suma de dinero fresco, correspondiente al 15% de sus haberes. A continuación, los nuevos títulos que recibirán, de un valor equivalente al 31,5% de los antiguos, serán rodeados de múltiples mecanismos de seguridad. Serán emitidos bajo la ley británica, a fin de evitar a cualquier futuro gobierno griego la tentación de querer tocar esta deuda. Y gozarán de la garantía del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y de los estados europeos.

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