Escenarios de transición y alternativas al modelo extractivista

Gestión social del territorio, alternativas al extractivismo y cambio climático: el caso de Asacasi

, por CooperAcción , CRUZA AYALA Elqui, CUADROS FALLA Julia Cuadros, VASQUEZ CONTRERAS Henrry

En el sur de los Andes peruano se encuentra Asacasi, una comunidad campesina ancestral, que según sus Estatutos Comunales pertenecería a la nación Yanahuara, que sin embargo, recién en el año 1986 obtuvo su reconocimiento legal [1] como comunidad.

Asacasi está ubicada entre los 3,900 y 4,700 m.s.n.m. en el distrito de Tambobamba, provincia de Cotabambas, Región Apurímac; en el corazón de la mina Las Bambas. Cuenta con una extensión de 11,054 hectáreas ubicadas en varios pisos ecológicos, con planicies, valles y quebradas. Tradicionalmente su clima ha sido de templado a frío.

En Asacasi viven aproximadamente 60 familias, haciendo un promedio de aproximadamente 370 habitantes; según la tendencia distrital el 50.1% de esta población son mujeres. Una fortaleza de Asacasi es que mantiene su identidad cultural andina, no sólo en la vestimenta sino también su lengua y costumbres, la totalidad de la población son quechuahablantes y más del 90% son bilingües, aunque los niveles de escolaridad son muy bajos.

Campesina de la comunidad de Acasi. Créditos : CooperAcción.

La vida de Asacasi se ha visto trastocada con la presencia de la minería. En los últimos 10 años las concesiones mineras pasaron de cubrir el 53.27% del territorio comunal a tener hoy el 95.10% de su territorio concesionado a la minería. Actualmente existen 26 concesiones mineras tituladas en Asacasi y tres están en proceso de titulación. Los principales concesionarios son Mightiam Cusco Resources con el 29.1% de las concesiones, seguida por Las Bambas Mining Company S.A. con el 12.4% y la empresa SMRL Sol en los Andes Uno con 12.1%. Los titulares de la mayoría de las otras concesiones son personas naturales.

Como sabemos una operación minera no abarca la totalidad del territorio de una concesión minera; sin embargo, como señala Anthony Bebbington et al. (OXFAM, 2014), una concesión constituye un derecho legal sobre recursos naturales, ya que aunque otorga derechos sobre los recursos existentes en el subsuelo, implica el derecho a realizar actividades en la superficie; de igual manera el sólo hecho de haber sido otorgado el título de concesión, es una señal hacia el mercado de que esta área tiene un potencial económico, lo cual altera las dinámicas económicas, sociales y territoriales de un área, incluso antes de que se empiece a realizar la explotación minera; los impactos se producen desde el momento en que se otorga la concesión. Asimismo señala que en la actualidad el 70% del territorio nacional se encuentra concesionado y que “… el sistema de planificación aún no anticipa las relaciones entre agricultores y mineros, entre cambio climático y los recursos hídricos y el alto costo de los conflictos…”

Tradicionalmente los comuneros de Asacasi se han dedicado a la siembra de papas nativas, algo de trigo, cebada y habas; y a la crianza de ovejas, llamas de colores [2], reses y caballos. Sin embargo, su economía no ha podido superar el nivel de sobrevivencia, ya que es muy poco el excedente del que pueden disponer para invertir en tecnología y mejorar su producción y productividad, además de no recibir ningún tipo de apoyo por parte del Estado.

La presencia del mega proyecto minero Las Bambas, que está finalizando la etapa de construcción e iniciará operaciones en marzo de 2016, ha generado una serie de desequilibrios en la vida de esta comunidad en particular y de la población del área de influencia en general.

Se ha producido un considerable incremento de actividades mineras artesanales, la mayoría en concesiones tituladas a terceros y que han quedado fuera de la Ley, convirtiéndose en mineros ilegales, a partir de la emisión de un nuevo marco legal para la formalización de la pequeña minería y minería artesanal.

Los impactos que la presencia minera tiene en esta zona del país abarcan una serie de aspectos de la vida cotidiana. Se ha elevado considerablemente el costo de vida, alcanzando en algunos momentos hasta el 600%; los centros urbanos han crecido desmesurada y desordenadamente, poniendo en riesgo la salud pública. Se han generado impactos ambientales, tanto directos como indirectos.

Se han modificado las relaciones de poder en función de la presencia de un nuevo actor, poderoso económica y políticamente, como es la empresa minera, lo que ha además ha afectado la institucionalidad pública, debilitándola, en la medida en que las demandas de la población se han dirigido hacia la empresa minera, quien ha aceptado ese rol en tanto convenía a sus intereses. Y lamentablemente, se ha instalado una cultura de corrupción de funcionarios públicos y de cooptación de dirigentes sociales, así como el fortalecimiento de mafias de mineros ilegales. La organización social se ha ido debilitando paulatinamente durante los últimos 10 años.

Las rondas campesinas y federaciones de comunidades que se fortalecieron en lucha contra Sendero Luminoso en los años 80, se han debilitado y muchas han desaparecido. En este contexto de desorden y falta de autoridad, la violencia tanto política como delincuencial también se ha instalado.

En el denominado corredor minero [3] que abarca 3 provincias de la región Cusco [4] y la provincia de Cotabambas, en los últimos 6 meses han sido asesinados dos alcaldes, primero un alcalde campesino del distrito de Mara en Cotabambas y luego el alcalde provincial de Paruro, Cusco.

La presencia de miles de trabajadores contratados por las empresas concesionarias en la etapa de construcción de la mina, ha impactado la cultura local, introduciendo nuevas costumbres, pero también introduciendo algunas lacras sociales como el consumo de alcohol y la explotación sexual de mujeres.

Los jóvenes han entrado en una vorágine de "modernidad", el "sueño" de la bonanza minera parecería haber encontrado un terreno fértil, en una zona históricamente abandonada por el estado peruano.

En el caso de las mujeres, los impactos son diferenciados según el sexo y los roles de género. Las empresas mineras en las etapas de exploración y construcción contratan mano de obra local no calificada de manera temporal. Durante estos períodos, en el mejor de los casos, las actividades a cargo de los varones (productivas y de representación social y comunal) son asumidas por las mujeres, agregándose cargas adicionales de trabajo que no son reconocidas ni por los varones, ni por la comunidad en su conjunto, ni por las instituciones públicas, ni por las empresas. Pero también las empresas brindan empleo temporal a las mujeres, las mismas que luego de realizar estas labores regresan a sus hogares a realizar las labores domésticas, ya que los varones no asumen ninguna responsabilidad en el cuidado de los hijos, del hogar y la pequeña economía doméstica (crianza de animales menores, producción de alimentos y tejidos), con lo que se repite el hecho de que se agregan nuevas cargas.

En los casos más complicados, el trabajo temporal ofrecido a las comunidades por las empresas mineras o sus empresas concesionarias, está produciendo un abandono de las actividades agrícolas, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria, y que se ve exacerbado por el cambio climático, en la medida en que las zonas de cultivo en abandono son más vulnerables a procesos de aridez y erosión, sin descontar la pérdida del conocimiento ancestral para el manejo de los suelos.

El cambio climático está afectando directamente a la comunidad de Asacasi. En los últimos años la temperatura en Asacasi se ha elevado algunos grados [5] lo cual está impactando negativamente en la economía campesina. A decir de los comuneros, la producción, por ejemplo de papa, ha variado en los últimos diez años. En los años anteriores de una carga de semilla se obtenían diez cargas de cosecha. Actualmente una carga de semilla sólo produce de 3 a 5 cargas de papa [6], pese a que se está utilizando la misma cantidad de abono, a que se hace el mismo trabajo de rotura, labranza, siembra y aporque. Los campesinos se preguntan “¿Qué es lo que sucede con la tierra o si es la helada [7] la que está generando una menor producción? ¿Es posible que el cambio de clima este variando esta producción, como también la muerte de nuestros animales?”

Los comuneros y comuneras señalan que el clima viene cambiando desde hace varios años, con eventos extremos de mucho frío, como las heladas, y también mucho calor. “Uno siente que el calor quema mucho y el frío ya no se puede soportar”. Sin embargo, en los últimos años el fenómeno más recurrente ha sido la ausencia de heladas, afectando la producción de chuño [8], que es un elemento clave de su seguridad alimentaria.

Campesina de la comunidad de Acasi. Créditos : CooperAcción.

En los últimos años han aparecido ratas e insectos “Hurahura”, langostas, papacuro y caracasa, que antes no existían. Nos dicen que “la caracasa es un gusano que se come la papa, hace diez años no existía este gusano. Ahora, a pesar que se fumiga, los gusanos siguen…”

La incertidumbre es muy alta, ya que también consideran a la empresa minera Las Bambas como responsable por la contaminación que están provocando con la remoción de tierras, las obras civiles como el represamiento de un río y una laguna, bastante cercanas a Asacasi, la construcción de carreteras, el incremento del tránsito de camiones y maquinaria pesada, que levanta grandes polvaredas contaminando sus aguas, manantiales, bofedales, pastizales y laymes [9], y perciben que hay cambios del clima local.

También señalan que ya no hay tantos pastos como antes, y que ahora esos pastos les hacen falta no sólo para alimentar a sus animales, sino también para techar sus casas; y por ello tienen que colocar calaminas (chapas) de metal en los techos, lo que incrementa el calor dentro de la casa en el día y enfría muchísimo en la noche, produciendo una serie de anomalías y enfermedades sobre todo en los niños y niñas y las personas mayores y generando un gasto no previsto en sus economías. Las señoras señalan que han aparecido también otros insectos que se comen la ropa, tejida en lana de oveja, lo que les perjudica ya que su vestimenta en sí es muy costosa.

Frente a esta situación, algunas comunidades han ingresado a negociar con las empresas mineras, para la venta de terrenos, sesión de uso o servidumbre minera, sin contar con la información, los conocimientos y las habilidades necesarias, en una relación que de por sí es altamente asimétrica; otras comunidades han tomado la decisión de realizar minería artesanal, que se convierte en ilegal al realizarse en concesiones tituladas por el Estado a terceros: empresas y personas naturales; con el agravante que la falta de información, desconocimiento de los procesos tecnológicos y del cuidado del medio ambiente, en particular de los recursos hídricos, viene afectando los territorios comunales, produciendo impactos en las aguas tanto superficiales como subterráneas, en algunos casos más graves contaminando con mercurio las fuentes de agua y afectando la vida y la salud de las personas, así como a los sembríos y los animales.

Sin embargo, comunidades como Asacasi, con el liderazgo de sus autoridades comunales, han manifestado su preocupación frente a esta situación y han planteado realizar acciones que les permitan la defensa de su territorio, la defensa de sus recursos naturales y la conservación de su cultura ancestral para alcanzar el Buen Vivir en una zona de influencia minera y en un contexto de cambio climático. Ello ha hecho que busquen apoyo y asesoría técnica de organizaciones no gubernamentales, como CooperAcción, a fin de identificar estrategias que les permitan mantener su forma de vida tradicional, pero incorporando nuevas herramientas de gestión de su territorio, nuevas formas de producción, que tome en cuenta las necesidades e intereses de las mujeres, de empoderamiento en la toma de decisiones territoriales, económicas, sociales y políticas.

Es así que desde el año 2013, en el marco de un convenio suscrito entre la comunidad y CooperAcción, hemos iniciado un proceso participativo de gestión social del territorio que promueve experiencias alternativas al extractivismo desde lo comunal articulándolo a los procesos participativos de planificación del desarrollo y a la institucionalidad pública local, regional y nacional. Esta experiencia fue diseñada en tres fases: la primera diagnóstica, a fin de conocer y entender las dinámicas territoriales con las que la comunidad ocupa el territorio y cómo estas dinámicas podrían aportar nuevos elementos que deberían ser incorporados en los instrumentos de gestión ambiental y territorial. Sin embargo, para los comuneros y comuneras de Asacasi, la finalidad de desarrollar procesos de ordenamiento territorial comunal y ZEE, potenciar los usos de su territorio, darle valor a sus recursos naturales y generar valor agregado a la producción agropecuaria, son instrumentos que les permiten ejercer un mayor control de su territorio y estar en mejores condiciones para defenderlo frente a los intereses de actores externos, como las operaciones mineras, que quieren imponer un modelo de desarrollo basado en las industrias extractivas.

Es por ello que los comuneros y comuneras se han organizado para levantar información sobre sus recursos, usos del suelo, potencialidades económicas y productivas y vienen desarrollando una serie de acciones que se enmarcan en el despliegue de un conjunto de estrategias para alcanzar una visión de futuro que manteniendo sus formas de vida ancestral incorpore nuevas formas de producción y desarrollo sostenibles y que les permita generar ingresos para garantizar la seguridad alimentaria y asegurar el bienestar futuro de sus familias y descendientes en una lógica de Buen Vivir, en armonía y respeto a la naturaleza y desarrollando estrategias de adaptación frente al cambio climático.

Asimismo, han iniciado un proceso legal presentando una “Acción de Amparo por Omisión de Consulta Previa” ante el poder judicial, en la medida en que las concesiones mineras en su territorio fueron otorgadas sin consulta previa.

La comunidad ha constituido con la participación de 74 varones y 47 mujeres, una Asociación de Productores y Servicios Agropecuarios, Acuícolas, Artesanía, Camélidos y Forestal de Asacasi - APYSACAFOR ASACASI, la misma que en este momento está desarrollando el proyecto productivo de tejidos con lana de ovino, alpaca y llama “Producción campesina de artesanía originaria Asacasi” que en estos momentos se encuentra en la fase de diseño y estandarización de los productos que serán ofertados.

Por otro lado las mujeres comuneras de Asacasi están desarrollando acciones de adaptación frente al cambio climático, desarrollando nuevas estrategias que pasan por una nueva forma de cultivar el campo, buscando la mayor productividad en espacios pequeños. La elevación de la temperatura les está permitiendo el cultivo de hortalizas que antes no era posible, de tal manera que ha mejorado sustancialmente la dieta alimentaria de las familias; asimismo, los excedentes de su producción están siendo comercializados en los mercados locales, generando ingresos para las familias, habiéndose producido también un regreso de otras formas de intercambio como el tradicional trueque de productos; lo cual ha impactado positivamente en la dinamización de los mercados comunales y locales con productos autóctonos.

Las mujeres están demostrando así una fuerza vital en estos procesos de defensa del territorio y sus formas de vida, enfrentando el crecimiento de las industrias extractivas construyendo conocimiento para adaptarse y superar los impactos del cambio climático.

Estas experiencias no pueden depender de la cooperación internacional, por lo que no podrán garantizar su sostenibilidad si no reciben apoyo estatal, lo que implicará articularlas a los procesos de planificación del desarrollo concertado que los gobiernos locales tienen la obligación de implementar y que tienen su concreción en la aprobación de los presupuestos participativos y otros mecanismos impulsados por el Estado como el concurso ProCompite.

Y ello implica un reto aún mayor, convertir estas experiencias en política pública local, a fin de sentar las bases, desde hoy, de un cambio que garantice el vivir bien de poblaciones que se encuentran en ámbitos de influencia de la minería, desarrollando actividades que sean sostenibles y rentables, que garanticen la seguridad y soberanía alimentarias, el bienestar de las familias; con poblaciones empoderadas que defienden sus territorios y sus recursos con una visión de futuro mucho más larga, que ejercen y exigen sus derechos y que promueven caminos alternativos al extractivismo.

Notes

[1Resolución Directoral 233-86-DR-XIX-A, 16/12/86.

[2Camélido sudamericano.

[3Denominado así por el alto número de concesiones y operaciones mineras.

[4Las provincias de Espinar, Chumbivilcas y Paruro de la Región Cusco.

[5Sólo contamos con el testimonio y percepción de los comuneros y comuneras.

[6Una carga de papa tiene un peso de 10 a 12 arrobas. 1 arroba es equivalente a 11 Kg.

[7La “helada” es un fenómeno climático recurrente en las provincias alto andinas; sin embargo los impactos del cambio climático que ya está sufriendo nuestro país, lo está exacerbando. Lamentablemente no existe una política de prevención por parte del Estado y la respuesta normalmente es mínima y se realiza tardíamente.

[8El chuño es papa procesada artesanalmente con agua helada, que permite preservar por tiempos más o menos largos este producto, garantizando la seguridad alimentaria de la población campesina.

[9Terreno donde se siembra papa y que tiene un régimen de producción – descanso – producción de 7 años.