Aunque el camino hacia la gran tienda verde era polvoriento y bastante confuso, al llegar allí fue fácil sumirse en la versión sonora de la Torre de Babel. Las voces femeninas buscaban su lugar en el Foro Social Mundial.
La tienda de campaña, oculta entre el viento y el polvo, a cierta distancia de los principales acontecimientos del Foro, se volvió la sede no oficial de las mujeres en el encuentro de la sociedad civil que finalizó este viernes en Dakar.
Llevó unos días instalarla. El espacio físico era un tema polémico, dada la cancelación de muchos de los lugares destinados a las reuniones. Fue así que las activistas lideradas por la Marcha Mundial de las Mujeres sintieron la necesidad de reclamar un sitio donde poder hablar libremente, sin tener que negociar un espacio discursivo.
Jóvenes y no tanto se hicieron presentes con frecuencia en este punto a veces caótico. Algunas mujeres gritaban fervorosamente o tocaban tambores, mientras que otras escuchaban atentamente los temas en discusión.
Bajo esta tela verde, un debate colorido y vibrante versó sobre la situación de las mujeres en la conflictiva región de Casamance, en el sur de Senegal, la violencia de género, el VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y otros desafíos que enfrentan en las sociedades patriarcales, así como la marginación que se percibe sobre los temas femeninos en el propio Foro Social Mundial (FSM). Leer más