El uso que hace México de la financiación internacional para combatir el cambio climático necesita más transparencia, afirman activistas.
Mientras México es anfitrión de la negociación sobre un el Fondo Verde para el Clima, persisten dudas sobre si los créditos millonarios que ha recibido en los últimos años se aplicaron eficazmente para combatir el calentamiento y sus manifestaciones.
En la última década, préstamos de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial y de los gobiernos de Noruega y Alemania ingresaron a las arcas mexicanas, sin que se haya evaluado los resultados ambientales de esa deuda externa.
Las metas de reducción de emisiones de gases que recalientan la atmósfera fueron aspiraciones, “pues dependen de los fondos internacionales. Si bien éstos son importantes, no deben ser determinantes para que México las alcance. Tiene recursos y los usa con poca congruencia”, dijo a Tierramérica la activista Sandra Guzmán, del Programa Aire y Energía del no gubernamental Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Desde 2009, el BID entregó más de 400 millones de dólares para iniciativas relacionadas con el cambio climático. Entre 1996 y el año pasado, ese organismo multilateral financió 13 proyectos ambientales por una cartera de 377,4 millones. De hecho, México es el mayor receptor de fondos de ese banco internacional.
La relación con el Banco Mundial no fue muy diferente. Desde 1999 aportó 672 millones de dólares para 43 proyectos destinados a desarrollar formas de economía baja en carbono, eficiencia energética, energías renovables, transporte sustentable y calidad del aire.
“Hemos tenido dificultades para dar seguimiento a esos fondos, porque la información no está toda disponible al público. No hay una línea para identificar los resultados de los proyectos. Queremos conocer el destino de los recursos”, dijo a Tierramérica Andrés Pirazzoli, abogado de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
México lanza a la atmósfera unas 709 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono, uno de los gases responsables del aumento de la temperatura planetaria. Para 2012, el gobierno del conservador Felipe Calderón asumió el objetivo voluntario de abatir esos volúmenes en 50 millones de toneladas por año.