¡Feminismos! Eslabones fuertes del cambio social

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El lugar de las mujeres en la India

, por LENFANT HéloÏse

La situación de las mujeres en la India es más bien crítica. Tanto el peso de la religión y de las tradiciones como un desequilibrio considerable del índice de masculinidad vulneran los derechos fundamentales de las mujeres. Este país, el cuarto lugar más peligroso para las mujeres en el mundo, tiene evidencias de prácticas como la dote, los infanticidios, las violaciones y la prostitución. Las mujeres indias sufren de discriminaciones y sus libertades son vulneradas cotidianamente. Sin embargo, en este contexto extremadamente difícil, han podido surgir movimientos feministas que trabajan día a día para defender a las mujeres y para transformar una sociedad arraigada en tradiciones patriarcales.

Discurso de Asha Kotwal para los derechos de las mujeres marginalizadas, 21 de noviembre 2013. Foto : UNICEF India

En la historia, las mujeres indias no siempre han sufrido tanto esta dominación masculina. Numerosos-as autores-as informan que las mujeres tenían un estatuto importante durante el periodo védico. Sin embargo, la India de hoy está dominada por las tradiciones provenientes del hinduismo que, a pesar de que algunos textos valorizan la feminidad y la maternidad, preconiza una subordinación casi total de las mujeres a los hombres. La actriz Shabana Azmi (periodista y antigua actriz popular) declaraba en 1988 que la "glorificación de la mujer india puede constituir una trampa eminentemente peligrosa que se cierra sobre ella (…) al idolatrarla, la despoja de cualquier posibilidad de defenderse, luchar o hacer respetar sus derechos". Las jóvenes son educadas con la idea que tienen que servir y satisfacer "al hombre". Por ejemplo, en las leyes de Manu, texto jurídico fundador de la tradición hindú del dharma, se puede leer "durante la infancia, una mujer debe sumisión a su padre, durante la juventud a su marido y cuando ha muerto su marido a sus hijos; la mujer nunca debe ser independiente (…) la mujer no está hecha para ser libre". Se trata aquí de uno de los principales pilares de las tradiciones hindúes actualmente persistentes en la sociedad india, que pueden explicar en parte el lugar que ocupa hoy la mujer.

Matrimonio infantil

El matrimonio es una institución sagrada. En una sociedad marcada por la sumisión de las mujeres a los hombres, constituye el principal objetivo de las familias para sus hijas, que siguen siendo los objetos de matrimonios forzados, a menudo siendo muy jóvenes. Hasta 1892, la edad legal para las jóvenes para casarse era de 10 años, pasa a 12 años con la entrada en vigor del Age of Consent Bill, y finalmente a 18 años en 1929. Sin embargo, el matrimonio infantil sigue siendo habitual. En 2015, India ocupa el segundo lugar en el mundo en el ranking de países que celebran matrimonios infantiles, y según los registros oficiales, 51,8 % de las jóvenes en el estado del Jharkhand son casadas antes de los 18 años. Desde 1950, la edad media en las bodas ha pasado de 15 a 19 años para las mujeres y de 21 a 25 para los hombres. Se practican masivamente estos matrimonios concertados en el país, y los matrimonios por amor son relativamente raros.

Práctica de la dote y violencia

La prisa que tienen las familias por casar a sus hijas no debe ocultar la miseria económica que esta institución proyecta en ellas. La práctica de la dote, a pesar de estar prohibida por una ley de 1961, el Dowry Prohibition Act, sigue siendo extremadamente habitual. Representa para las familias una carga financiera considerable, elevándose a veces a más de la mitad de su capital. Este fenómeno se encuentra en la base de muchos actos de violencia hacia las mujeres, a menudo perpetrados por la propia familia o por la familia del marido. Entre 1975 y 1978 por ejemplo, 5200 mujeres han sido quemadas "accidentalmente" por sus maridos o por la familia de estos, porque la dote no era suficientemente importante o porque la dote no se había pagado. Una mujer muere cada hora en India por culpa de la dote. Según la Oficina Nacional de Registros Criminales, 8233 mujeres han muerto en 2012 después de discusiones relacionadas con la dote. Además, la tasa de condenas por estos crímenes sólo era de 32 % en 2013. Aquí, se trata de una verdadera banalización de la violencia hacia las mujeres, implícitamente autorizada por los vacíos legales.

Infanticidios

Las esposas y futuras esposas no son las únicas víctimas de esta violencia. La dote representa una obligación financiera demasiado importante, las familias prefieren a veces desaparecer a las niñas pequeñas. Muchas son asesinadas al nacer y otras abandonadas o maltratadas hasta la muerte. Este fenómeno explica en gran medida el desequilibrio del índice de masculinidad en India.

El derecho al aborto, legalizado en 1971, ha permitido mejorar considerablemente esta situación. Por otra parte, una ley de 1994 y revisada en 2001 prohíbe el aborto motivado por el sexo del feto. Sin embargo, muchos abortos de fetos de sexo femenino se practican de manera ilegal, a veces en condiciones sanitarias deplorables. La voluntad de las familias de no dar luz a una niña permite la existencia de un verdadero "mercado del aborto", del que se aprovechan médicos sin escrúpulos. Así, parece que la voluntad del legislador es insuficiente para corregir este fenómeno mortífero. Sólo un profundo cambio de mentalidad será capaz de luchar en contra de estas prácticas tradicionales sexistas.

Violaciones

Un ejemplo actual particularmente llamativo de los ataques recurrentes a los derechos de las mujeres y de la violencia que sufren cotidianamente, reside en el importante número de violaciones en la India. La cifra oficial no es más elevada que en Francia, sin embargo la mayoría de las víctimas no hacen la denuncia por miedo a las represalias, y sus agresores no son siempre condenados. Aquí, no es el número de crímenes lo que importa, sino el hecho de que sean una expresión de la representación colectiva de la mujer.

Hay instancias judiciales informales (justicia del pueblo, consejo de los ancianos, etc.) sin verdadera existencia judicial, que ejercen su poder moral condenando, a veces, a niñas o jóvenes mujeres, a una violación colectiva. Estas condenas ilegales son a menudo expuestas en la plaza pública y se acompañan de tortura, y pueden llevar hasta la muerte a sus víctimas.

La mediatización de una violación colectiva en New Delhi, el 16 de diciembre de 2012, permitió destapar un verdadero problema de la sociedad que era un gran tabú. Este crimen provocó manifestaciones excepcionales en el país y en el mundo entero. El gobierno reforzó su política de protección de las mujeres, poniendo en marcha medidas importantes de sensibilización y de prevención, mediante la difusión de videoclips en los cines o mediante spots radiofónicos.

Protección jurídica de las mujeres y progresos feministas

Estado del derecho positivo
Según el derecho constitucional, los-as ciudadanos-as indios-as son iguales en derechos, y la discriminación basada en el sexo del individuo está formalmente prohibida. La Constitución india garantiza la igualdad entre mujeres y hombres en su artículo 14. Prohíbe las discriminaciones de Estado, respecto a ello en su artículo 15-1, garantiza también la igualdad de oportunidades (artículo 16) y la dignidad de la mujer. En el plano económico, esta constitución prevé que el Estado adopte disposiciones particulares hacia las mujeres y hacia los niños para garantizar condiciones de trabajo justas y adaptadas así como la igualdad salarial.

La igualdad proclamada por la Constitución no se respeta en la práctica y la fragmentación del derecho no permite garantizar la igualdad entre los sexos, inscrita en este instrumento jurídico supremo. Algunas leyes han sido instauradas en este sentido, bajo el régimen de Nehru en 1955 y 1956, justo después de la independencia del país. Tenían como objetivo hacer progresar el estatuto de la mujer en la esfera privada y familiar, principalmente respecto al matrimonio y al divorcio, la adopción y el mantenimiento de la familia, los menores y la tutela, o también a las cuestiones de sucesión y de herencia. Sin embargo, aunque estas leyes no prescribían una igualdad total entre mujeres y hombres, sí constituían un primer avance que incitaba a los movimientos feministas a proseguir con sus luchas.

Lo que realmente está en juego en la promulgación de leyes que apuntan hacia la igualdad entre mujeres y hombres es afectar la diversidad de los regímenes políticos de las minorías, que tienen sus códigos y sus costumbres propias. Estos derechos provienen de los códigos de estatuto personal de las comunidades religiosas minoritarias (musulmanes, cristianos, sikhs y parsis), que están lejos de respetar la igualdad prescrita en la Constitución.

Reforma jurídica y conflictos comunitarios

En este aspecto, los movimientos feministas llevan a cabo sus luchas en dos planos diferentes. Algunos movimientos reclaman una reforma del derecho civil con la adopción de un código civil único, en un solo y único texto, para conseguir la unificación de las prácticas regidas en los diferentes códigos de estatuto personal. Otros movimientos, pensando que tal reforma nunca se hará, prefieren luchar por un reconocimiento de la igualdad en las diferentes comunidades religiosas. Esta segunda opción es la que privilegian en su mayoría los grupos feministas que no quieren que los conflictos comunitarios puedan interferir en su lucha, como por ejemplo la asociación de izquierda All India Democratic Women’s Association (AIDWA).

Además, las cuestiones de religión están intrínsecamente ligadas a las luchas feministas. Los conflictos que opusieron la comunidad hindú y la comunidad musulmana, en los años 1990, fueron un elemento de emancipación de las mujeres al servicio de una causa religiosa y política. El movimiento de la comunidad hindú reclamó la destrucción de la mezquita de Ayodhya en 1990 y llevó a una importante movilización de las mujeres. Aunque este aspecto parezca ampliamente contraproductivo, desde el punto de vista de los derechos humanos, a lo largo de la historia las luchas políticas y religiosas han permitido a las mujeres liberarse de las tareas domésticas.

Evoluciones sociales y militancia

Más allá de los conflictos comunitarios, hay muchos movimientos de lucha por la igualdad entre los sexos en India que están activos hoy, y continúan con sus actividades militantes que nacieron en el siglo XIX y que se intensificaron en los años 70. Uno de los primeros avances feministas fue la lucha contra la tradición del sati (inmolación de las viudas hindúes), que finalmente se prohibió en 1829. En el siglo XX, la lucha para la independencia hizo surgir nuevas vocaciones militantes en las mujeres que se unieron a Mahatma Gandhi, y consiguieron su reconocimiento. Después de la independencia, los movimientos de lucha para la mejora de las condiciones de vida y de trato de las mujeres se intensificaron. Recientemente, la mundialización y la difusión de la cultura occidental han llevado las mujeres a movilizarse todavía más para conseguir su independencia de los hombres y del sistema patriarcal tradicional. En los años 1990, el apoyo financiero de agencias extranjeras permitió la creación de muchas ONG dedicadas a la promoción de los derechos de la mujer. El gobierno indio, para apoyar esta causa, proclamó el año 2001 como el "Año de la Mujer", y puso en marcha una política nacional de promoción de las mujeres.

Los cambios inducidos por estas luchas feministas siguen siendo muy débiles en el plano económico y social, por el bloqueo jurídico y el peso de las tradiciones religiosas. Sin embargo, en el plano político, las mujeres acceden cada vez más a altos cargos antes reservados a los hombres.

Mujeres y política

Las mujeres indias no están ausentes del paisaje político del país. Al contrario de muchas potencias occidentales, en la India hay muchas mujeres ejerciendo profesiones dirigentes y que pueden acceder al poder como Pratibha Devisingh Patil, presidenta de India de 2007 al 2012 y primera mujer en acceder a este puesto. Y desde 2014, una mujer, Sushma Swaraj, ocupa el prestigioso puesto de ministra de Asuntos Exteriores en el gobierno de Narendra Modi.

Este fenómeno no es nuevo: una de las pioneras de esta ola de accesión de las mujeres indias a las responsabilidades políticas fue Rajkumari Amrit Kaur, militante independentista del entorno de Mahatma Gandhi, fue ministra de la salud de 1947 hasta 1956. Lakshmi Sahgal, también militante del movimiento independentista indio, fue oficial en el ejército nacional indio durante la Segunda Guerra Mundial y ministra del gobierno provisional de la India libre.

Históricamente, la figura más importante en el paisaje político indio fue Indira Priyadarshini Gandhi, hija de Nehru. Ella fue primera ministra de la República de la India de 1966 hasta 1977 y desde 1980 hasta su muerte en 1984. Su acceso al puesto de primer ministra supuso un avance considerable para la causa feminista en el país, pero también el mundo entero. Cabe destacar que fue la segunda mujer en el mundo elegida democráticamente al frente de un gobierno.

Asimismo, las mujeres han podido desempeñar un papel importante en el poder legislativo. Maira Kunar fue la primera mujer presidenta de la primera cámara del Parlamento indio (Lok Sabha), desde 2009 hasta 2014. Y otras mujeres han podido ocupar un escaño de esta cámara como Maneka Gandhi (que también fue ministra de cuatro gobiernos), o Phoolan Devi (quien ocupó un escaño a partir de 1996). Esta última, famosa por su pertenencia a la casta de los intocables, y víctima de violencia física y sexual desde una temprana edad, también se hizo conocida por su participación en una cuadrilla de bandoleros, lo que le valió el apodo de "Robin Hood india". Las mujeres también fueron representadas en la segunda cámara del Parlamento (Rajya Sabha), principalmente por Kanimozhi, figura preeminente de la vida política tamúl quien ocupó un escaño desde 2007 hasta 2013, con el partido DMK, Dravida Munnetra Kazhagam (“Federación Dravidiana del Progreso”).

La implicación de la mujer en política también se observa en una escala local, a través de las figuras de Jayalalithaa Jayaram (jefa de gobierno del Tamil Nadu desde 2015, función que ya había ejercido dos veces antes), Kiran Bedi (teniente-gobernadora de Puducherry desde mayo de 2016 ), Mamata Banerjee ( jefa de gobierno de Bengale occidental desde 2011 y fundadora del partido político TrinamulCongress) o también Mehbooba Mufti, jefa de gobierno de Jammu y Cachemira. Por otra parte, Mayawati Naina Kumari, jefa de gobierno de Uttar Pradesh desde 2007, es la primera mujer proveniente de la casta de los intocables en acceder al puesto de jefa de gobierno de un estado indio.

En la escena internacional, Vijaya Lakshmi Nehru Pandit, diplomática y hermana de Nerhu fue la primera mujer en acceder a la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Participó también en la política de su país a nivel nacional, y ocupó puestos de gobernadora en Maharashtr, y tuvo un escaño en el Lok Sabha.

Sonia Gandhi, presidenta del Congreso Nacional Indio fue considerada como la segunda mujer más poderosa del planeta según la revista Forbes en 2010.

Nos queda esperar que estas evoluciones en la esfera pública permitan a lo largo de los años llegar a más grandes progresos para las mujeres en la esfera privada, familiar y profesional.