A lo largo del periodo de la posguerra los Estados Unidos han jugado el papel indiscutido de hegemonía en el mundo occidental. Dicho poder emana no solo de la posibilidad de proyectar sus fuerzas militares en la mayor parte del globo, sino también de su capacidad de extraer excedentes económicos a través de la estructura del sistema económico internacional y del rol privilegiado del dólar en dicho sistema. El grupo de países contenido bajo la esfera de influencia norteamericana ha estado dispuesto a mantener y financiar el status quo en la medida que tres condiciones sean cumplidas. La primera es un fuerte grado de convicción por parte de ciertos países, fundamentalmente Europa y Japón, de que los costos de permitir el colapso de la posición norteamericana a nivel global superan los beneficios de continuar apoyando dicha posición. La segunda, es la noción por parte de países en la periferia y poderes rivales, que el poder militar norteamericano no puede ser desafiado. La tercera condición es que el sistema financiero de los Estados Unidos continúe siendo el principal refugio y fuente de liquidez de los mercados globales. Leer mas
El Sucre: Alternativa a la Crisis Internacional
por Daniel Munevar