¡Feminismos! Eslabones fuertes del cambio social

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Ciberfeminismos 2.017...

, por CRUELS Eva, HACHE Alex, VERGES BOSCH Nuria

Cada vez más mujeres, así como disidentes del género, se conectan, navegan y contribuyen a la construcción de la Internet, haciendo uso de sus servicios e infraestructuras y abriendo espacios de comunicación y acción con el fin de transformar el mundo y conseguir unas sociedades más inclusivas e igualitarias. Las redes reflejan los impactos alienantes así como liberadores que tienen las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para las mujeres y diversos grupos sociales. Las TIC permiten documentar y denunciar las violencias, los feminicidios, las discriminaciones y desigualdades, posibilitan la organización de campañas que apelan a mejorar sus condiciones de vida, así como fomentan compartir experiencias y crear narrativas, imaginarios y temáticas de común interés.

Afiche del Segundo TransHack- Feminista, Puebla, Mexique, 2015.

Muchas mujeres [1] se apropian de las TIC como instrumentos para la organización política, económica y productiva pero también como medios para el desarrollo de sus identidades y para la creación de nuevas comunidades feministas. El activismo feminista en la red o ciberfeminismo se sitúa como motor de desarrollo y conformación del ciberespacio generando nuevos espacios de participación desde muchos frentes: el ciberactivismo social, el mediactivismo, el artivismo y el hacktivismo, todos ellos estrechamente interconectados y multiplicando las esferas de acción y transformación en la red. Todas comparten, en primer lugar, la lucha por un mayor empoderamiento y apropiación para el acceso, uso, contribución y desarrollo de las TIC. En segundo lugar, la crítica al modelo hegemónico (tecnológico) heteropatriarcal y la lucha por transformar las relaciones de género y tecnología para una mayor justicia social. Por último, reivindican construir una red libre, segura, desjerarquizada y de acceso universal así como enfocar el paradigma del desarrollo tecnológico hacia tecnologías justas, (re)apropriadas y que fomentan la autonomía y soberanía de las personas que las usan, desarrollan y mantienen.

El impulso de las organizaciones de mujeres y de las redes ciberfeministas resulta de gran importancia para entender la gran cantidad de iniciativas actuales así como su heterogeneidad y creatividad en cuanto a usos y desarrollos innovadores de las redes. En este artículo nos proponemos analizar parte del panorama contemporáneo del ciberfeminisimo postcolonialista, sus motivaciones así como modos de acción.

Internet como espacio de hypervigilancia

En los inicios de la Internet, las perspectivas que se tenían en cuanto a privacidad y modos de presentarse y construir un conjunto de identidades conectadas eran muy diferentes a lo que se vive ahora. Esta era percibida como un nuevo territorio en el cual las personas podían expresarse, comunicarse y relacionarse liberadas del peso de los prejuicios y estereotipos asociados al género, edad, etnicidad, orientación sexual, etc. Por todo ello, algunas ciberfeministas vislumbraron en la Internet nuevas formas de empoderamiento para las mujeres, las disidentes del género y en general para las comunidades marginales o marginalizadas.

Desde 2005 hasta la actualidad, a la vez que la Internet crece, también sufre cambios implicando de manera creciente que las tecnologías de la información y comunicación generan huellas y señas personales que pueden identificar a las personas que se expresan y organizan también en la vida material y física. Se podría decir que en la última década, el desarrollo de la Internet nos ha obligado a guardar en el armario el pasamontañas zapatista y la máscara de gorila de las guerilla girls para poder hacernos selfies en los centros comerciales, panópticos creados por Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft, Twitter,etc. Esta evolución surge de una agenda neocon [2] abiertamente misógina (desde los Sillicon Valley y otros centros del sistema capitalista global) y de un fortalecimiento en las redes de los grupos de odio, así como movimientos conservadores y anti-derechos que han buscado de manera exponencial ocupar la Internet para multiplicar los ataques y las prácticas neomachistas contra las mujeres y disidentes del género.

Por ello, el ciberfeminismo contemporáneo reconoce los roles de género y la violencia contra las mujeres y disidentes del género que se lleva a cabo en cada etapa del ciclo de vida tecnológico. El que se vive en 2017 lucha contra el hecho que las mujeres sean censuradas y forzadas de nuevo al silencio, se desenvuelve entre nuevas formas de ataques que se combinan online y offline, se resiste al éxodo de las TIC como territorio de acción y busca por todo ello crear nuevos imaginarios y narrativas así como alianzas híbridas e insospechadas para acabar con el patriarcado y el capitalismo.

En este último apartado nos centramos en presentar algunas de las iniciativas ciberfeministas [3] que se desenvuelven en los márgenes donde ataques y violencias se enfrentan con nuevas libertades, colaboraciones y sororidades.

Ciberfeminismos y ciclo de vida tecnológico

La misma producción de tecnologías, con su extracción de minerales y materias primas y los procesos de ensamblaje en las industrias de la electrónica y las telecomunicaciones, está impregnada de violencia contra las mujeres. Ambas etapas dependen en gran medida de trabajo esclavo que suele operar en las zonas económicas especiales conocidas por sus terribles condiciones de trabajo y abusos a los derechos humanos. Actualmente, hay una carencia de redes e iniciativas que pueden desafiar esas condiciones.

Luego, encontramos la brecha de género en relación con el acceso a las tecnologías que sigue dividiendo en gran medida las zonas urbanas y rurales y se encuentra también fuertemente relacionada con la edad y el género. Los datos actuales estiman que hay 200 millones menos de mujeres conectadas a Internet que hombres. Esta falta de acceso puede ser causada por una conectividad deficiente o una infraestructura inexistente o por una falta de inclusión y usabilidad en el diseño de tecnologías, y también puede agravarse por la discriminación, empujando o prohibiendo a las mujeres su acceso a las TIC, negando sus derechos básicos a la comunicación, información y conocimiento. Respecto al acceso, encontramos una gran cantidad de iniciativas ya que durante mucho tiempo las instituciones confundieron el acceso con un uso empoderante de las TIC. Solo a partir del nuevo milenio empiezan a surgir críticas a ese modelo enfocado en el acceso sin tener en cuenta las condiciones sociales, económicas y políticas que posibilitan o impiden que las mujeres puedan acceder y desarrollar unos usos verdaderamente cualitativos de las TIC. En ese sentido podemos citar, en Pakistán, el ejemplo de Hamara Internet ("Nuestro Internet", en urdu). Se trata de una campaña de la Digital Rights Foundation para crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres en línea y facilitar su acceso a las tecnologías a través de talleres y seminarios. En 2017, la misma organización también lanzó una hotlinepara atender las llamadas de mujeres que estaban siendo acosadas o atacadas a través de las TIC.

En cuanto a otras formas acceso desde la base y para la base, encontramos un conjunto de iniciativas orientadas al desarrollo y mantenimiento deinfraestructura feminista autónoma. Citamos aquí proyectos de servidores feministas iniciados durante la primera convergencia TransHackFeminist (THF) [4], el proyecto Systerserver lanzado por Genderchangers y el Carnaval Eclectic Tech, que se centran en el alojamiento de servicios en línea, y Anarchaserver lanzado por habitantes de Calafou y que se centra en alojar datos “muertos” y en transición. En 2015, un nuevo servidor feminista llamado Vedetas fue lanzado por el hacklab feminista Marialab, ubicado en Sao Paulo (Brasil). Por último, un grupo de amigas ubicadas en México han puesto en marcha Kefir.red, un servidor autónomo que también proporciona apoyo y acogida a colectivos feministas.

Sin embargo, cuando finalmente tenemos acceso y empezamos a tener un uso activo de las TIC, enfrentamos de manera desproporcionada violencias, abusos y acosos en línea debido a nuestro género y/u orientación sexual. El ciberacoso y las amenazas contra las mujeres y sus colaboradores, procedentes tanto de gobiernos como de individuos y grupos no estatales, se han vuelto más fuertes y visibles en los últimos años. Lógicamente, estas tendencias disminuyen tanto la libertad de expresión y acción como los derechos de privacidad de las personas a las que se dirigen.

Por todo ello, desde hace 10 años se lleva a cabo ¡Dominemos la tecnología!, y los "16 Días de activismo contra la violencia de género" del 25 de noviembre al 10 de diciembre. Esta campaña global es un llamado a que las mujeres y niñas tomen el control de las tecnologías para terminar con la violencia contra ellas. La campaña es global y colaborativa, ofrece información y recursos y brinda un espacio para conversar y actuar.

Otro ejemplo radica en el proyecto Harassmap que se enfoca en poner fin a la aceptación social del acoso sexual . Iniciado originalmente en Egipto, cuenta actualmente con 25 proyectos clones en todo el mundo. Todas sus actividades están encaminadas a animar a que las personas hablen en contra de los acosadores y a tener una actitud de tolerancia cero hacia el acoso sexual.

Otras iniciativas se enfocan más en desarrollar nuevas narrativas y contra-discursos como por ejemplo, Qahera que significa en árabe "vencedora", "destructora", "omnipotente". Se trata de una serie de tiras cómicas con un ícono feminista que se opone a la misoginia, evita los hostigadores callejeros y combate la islamofobia. También encontramos a Kolena Laila, una iniciativa que se celebra anualmente para ampliar las voces blogueras de las mujeres árabes. Por otra parte y en relación a la inclusión de las perspectiva de género e interseccionalidad dentro de la seguridad y la privacidad, encontramos interesantes incitativas, por ejemplo, en la India, la organización Internet Democracy Project que lanzó recientemente el proyecto Gendering Surveillance cuyo objetivo es mostrar cómo la era digital aumenta aún más el escrutinio y la vigilancia a la que están sometidas las mujeres. La iniciativa se centra en analizar el desarrollo de las safety apps, el uso de cámaras CCTV en fábricas, restricciones gubernamentales del uso de móviles por mujeres. Otro proyecto trabajando en una línea similar es Coding Rights, un think y do tank liderado por mujeres en Brasil que desarrollan proyectos como Safe Nudes, "Chupadados: el lado oscuro de nuestras mascotas tecnológicas", o el boletín antivigilancia. Trabajan activamente en la aplicación de los derechos humanos en el mundo digital mediante la integración de prácticas y entendimientos de la tecnología en los procesos de formulación de políticas.

También encontramos programas internacionales como el Instituto de Género y Tecnologías [5] de Tactical Technology Collective que desde 2014 trabajan con defensoras de derechos humanos y mujeres net-activistas localizadas en 32 países en África, América Latina y Centroamérica, MENA y Asia. Este programa ha sido diseñado para aumentar a largo plazo la capacidad de adaptación y sostenabilidad de los grupos destinatarios, así como su capacidad de desarrollar sus propias estrategias de mitigación al trasladar su nueva experiencia hacia sus propias organizaciones, redes y comunidades. Otro programa similar pero enfocado a activistas LTGIQ de América Latina y África llamado Commslabs ha sido pilotado por la Astraea Lesbian Foundation for Justice con la finalidad de generar redes de activistas y tecnólogas para la producción de estrategias y nuevos medios que fortalezcan sus luchas y movimientos.

Estos programas trabajan con una multitud de organizaciones más pequeñas así como colectivos y redes informales con las cuales tejen hilos y alianzas estratégicas para desarrollar actividades y su seguimiento de forma más anclada a nivel local. Unos ejemplos son EnRedadas, el único colectivo ciberfeminista en Nicaragua, o Donestech que desarrolla desde hace más de 10 años investigaciones, formaciones, kits, documentales y otros dispositivos que exploran y divulgan acerca de la relación entre género y tecnologías así como hacen visible las múltiples contribuciones de las mujeres al desarrollo de estas.

En el ámbito castellano parlante, encontramos las Memes Feministas quienes hartas del humor sexista que circulaba por la red, pensaron que los memes podían ser una herramienta que podíamos utilizar con fines subversivos. En una linea similar, el proyecto Cazador Cazado de la artista y activista Alicia Murillo quien se rebela con gran creatividad contra el acoso callejero. Florencia Goldsman, en su artículo "YouTuberas superpoderosas: Activismos de mujeres en cortos digitales" [6] describe el trabajo de varias ciberfeministas que hacen uso del medio audiovisual y el humor para destilar contradiscursos y nuevas narrativas. En la línea de amplificación de estas narrativas, encontramos la revista Pikara Magazine editada en España pero también muy leída en América Latina. En la India, un proyecto llamadoThe Ladies Finger también se centra en los feminismos contemporáneos y la cultura pop.

En cuanto al desarrollo de tecnologías, en un ensayo de 1991, Ellen Spertus [7] ya examinaba las influencias que desalientan las mujeres a seguir una carrera en un campo técnico, más específicamente en ciencias de la computación. Estos factores van desde las diferentes maneras en que los niños y las niñas son educados, los estereotipos y prejuicios sutiles a los cuales tienen que hacer frente las ingenieras trabajando en ambientes predominantemente masculinos, el sexismo en el lenguaje y el comportamiento subconsciente que tiende a perpetuar el status quo. Estas barreras han sido intensamente estudiadas y documentadas sobre todo en EEUU y Europa para poder encontrar claves que reviertan el éxodo de las mujeres de las carreras STEM (siglas en inglés para “Science, Technology, Engineering, and Mathematics”). Existe mucho menos literatura sobre su participación en comunidades de software libre y hacking, o sobre su inclusión en el desarrollo de software y tecnologías gracias a procesos de aprendizaje informales en contextos voluntarios y/o activistas.

En cuanto a iniciativas que desafían estas condiciones, encontramos los hackerspaces feministas, espacios para hacking que se oponen a la exclusión de género y fomentan principios feministas en su funcionamiento. Buscan crear espacios seguros para que las mujeres, LGBTIQ y disidentes de género puedan reunirse y aprender juntas a utilizar y desarrollar tecnologías lejos de cualquier forma de violencia, opresión o intimidación. Otra iniciativa sería la convergencia TransHackFeminist que busca a juntar a feministas de varios horizontes para poner en común su interés por las tecnologías libres. Por otra parte, speakerinnenn busca por ejemplo aumentar la visibilidad de las mujeres en el ámbito de las conferencias relacionadas con las tecnologías para facilitar que las primeras sean invitadas a estos eventos.

En un acercamiento mas institucional pero también interesante encontramos a FAT (“Feminist Approach to Technologies”) que apuesta por un empoderamiento de las mujeres mediante el aumento de su participación activa en las tecnologías y el desarrollo de recursos didácticos para facilitar esa inclusión, rompiendo así estereotipos y prejuicios sociales. Otra iniciativa similar es Akirachix, una red con sede en Kenia y que facilita que las mujeres desarrolladoras puedan volverse mentoras para otras mujeres e ir apoyándolas desde su propia experiencias.

En cuanto a la gobernanza de Internet y las TIC, encontramos "los principios feministas de Internet", que son una plataforma abierta y en evolución, "un espacio de agitación y construcción de prácticas políticas para que la Internet facilite nuevas formas de ciudadanía que permitan a los individuos reivindicar, construir y expresarse. Y es por esta razón que preconizan no limitarnos al uso de Internet como una herramienta, sino que debemos entender, controlar y relacionarnos con quienes gobiernan la Internet. En ese sentido, también nos recuerdan que su gobernanza es un universo muy complejo, una red descentralizada e internacional de grupos interconectados y autónomos de la sociedad civil, el sector privado, los gobiernos, las comunidades académicas y de investigación y las organizaciones nacionales e internacionales" [8].

Respecto a este campo de acción, encontramos coaliciones puntuales como en el marco del pasado Foro para la Gobernanza de Internet (IGF) que se llevó a cabo en Jalisco y en la cual varias organizaciones de la sociedad civil convocaron el evento #InternetEsNuestra, un espacio autogestionado de diálogo y creación colaborativa sobre temas de interés, relacionados a derechos humanos e Internet, en particular: acceso, apertura, seguridad, vigilancia, libertad de expresión, privacidad, violencia de género, infraestructura, neutralidad de la red, protección de datos, alfabetización digital, derechos laborales y de la naturaleza.

Además, también cabe destacar la importancia de influir en las políticas de las plataformas de medios sociales y otros servicios de Internet que estamos utilizando para presentarnos en línea, coordinar y conectar con nuestras diferentes redes sociales. Acciones de lobby y campañas de presión como #Fbrape que buscaba cambiar las políticas de tolerancia de Facebook hacia los contenidos y vídeos de agresiones sexuales, o la denuncia de los problemas de abuso en Twitter, han sido determinantes para conseguir algunas mejoras dentro de estas plataformas.

GenderIT surgió de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones del Programa de Derechos de la Mujer y se orienta específicamente a las defensoras de las TIC y a responsables políticos que han expresado la necesidad de contar con ejemplos de políticas nacionales, iniciativas exitosas, herramientas para fomentar más diversidad de género y cultural así como una mejor comprensión del impacto de las políticas e iniciativas para cambiar el panorama actual de la gobernanza de Internet y de las empresas que ofrecen sus servicios.

Por último, no debemos olvidar el fin de la vida de las tecnologías y las rutas de vertido de residuos electrónicos que consisten en aquellas áreas a las que se envían los residuos electrónicos y que terminan siendo abandonados en los países en vías de desarrollo, en condiciones ecológicas, sociales y de trabajo pésimas. Esos lugares representan el fin de la vida de las tecnologías y otro aspecto problemático del enfoque consumista y fetichista de las TIC y cómo estas impactan de manera negativa y desproporcionada en las niñas y mujeres.

Esta revisión de las etapas que componen el ciclo de vida de las tecnologías muestra que la inclusión del género requiere primero reconocer que las brechas de género, la discriminación y la violencia contra mujeres están ocurriendo a lo largo del proceso de manera estructural y que influyen en las condiciones en las que las mujeres se relacionan con las TIC También muestra que cuando usamos las tecnologías, debemos reflexionar sobre cómo éstas son liberadoras o alienantes para otros grupos e individuos. Las tecnologías liberadoras pueden ser definidas como tecnologías apropiadas que no dañan, que están arraigadas en los principios del software y de la cultura libre y están diseñadas por defecto contra la violencia de género, la vigilancia, la opacidad y la obsolescencia programada.