La entrada de China al mercado capitalista mundial, con la consiguiente expansión acelerada de su economía, se ha caracterizado por una creciente y voraz demanda de madera.
El camino hacia la industrialización se tragó primero los bosques del país. La tala desenfrenada llevó a la pérdida irreversible de riquezas naturales de China y la consiguiente desertificación acelerada, deterioro de la biodiversidad y pérdida de bosques a tal punto que casi no quedan bosques primarios en el país. El caso de Yichun ayuda a ilustrar este asunto. El corresponsal de The Guardian, Jonathan Watts, informa (1) que en “Yichun, una ciudad del nordeste, ubicada en la provincia de Heilongjiang, cerca del río congelado que la separa de Siberia, los bosques fueron tan densos en otros tiempos que la zona era llamada la “Gran Jungla del Norte”. Pero más de cincuenta años de tala insostenible han causado estragos. Yichun fue clasificada el año pasado (2008) como una de las 12 ciudades chinas cuyos recursos han sido agotados. Dong Zhiyong, ex viceministro de la administración forestal, dijo que “la situación actual es tal que no tenemos más madera para cortar. Ninguno de los bosques está lo suficientemente maduro.” Leer más