Fortalecimiento de las capacidades de Grupos de Defensoras Ambientales en el acceso y gobernanza de los recursos naturales

Acceso a la tierra, estrategias de resistencia de territorios indígenas: El caso de la comunidad Sauce (Paraguay)

, por Fundación Plurales

En este artículo se presenta la lucha por el acceso a la tierra que lleva adelante la comunidad guaraní Sauce, última organización de los Áva Guaraní, que fue desalojada de sus tierras ancestrales por parte de la represa de Itaipú en 1974; y cómo ésta realidad condujo a las mujeres de dicha comunidad a organizarse y luchar por la restitución de sus tierras ancestrales.

Contexto y cosmovisión guaraní

De tiempos previos a las colonizaciones españolas y portuguesas, en América del Sur (en el territorio que hoy es Paraguay, parte del noreste de Argentina y Uruguay, el Mato Grosso Sud de Brasil y la región sureste de Bolivia) habita la nación indígena Guaraní.

La comunidad Guaraní se caracteriza por poblar territorios en los que coexisten dos ecosistemas: uno acuático (como arroyos o ríos) y el monte en pequeñas sierras. Estas particularidades en el territorio les ha permitido reproducir su cultura, como así también tener acceso a una diversidad de alimentos. En términos de SERVIN (2017:11) “esta ubicación espacial de la población guaraní no es casual, sino responde a la adaptación ambiental y territorial específica que se ha dado a lo largo de los siglos”.

La cosmovisión guaraní, que rige la estructura socio-económica y política de la comunidad, tiene sus principios en dos conceptos: el Teko y el Tekoha. El Teko es el modo de ser en la tierra de los guaraníes, y el Tekoha es el lugar para ser, para desarrollar su cultura, economía, y relaciones. En términos de Servin (2017:12): “De hecho sin tekoha no hay teko, sin el lugar donde somos lo que somos, no somos nada”.

En Paraguay, la comunidad indígena guaraní se autodenomina Ava Guaraní (hombre guaraní) y está dividida en cuatro sub comunidades según las particularidades propias ambientales del lugar que habitan: Ava Katuete, Kaarugua, Kanindejugua, Paranagua. La comunidad Sauce, es un Tekoha (territorio) ubicado en la zona media de la subcomunidad Paranagua la cual abarca la franja de la ribera del río Paraná, margen derecha, teniendo como frontera natural al rio Carapa al norte, en la zona media el río Itambe’y, y el río Acaray al sur (Servín, 2017).

Comunidad de Sauce. Paraguay 2019. Foto extraída de Album Ultimo aty gusu en Tekoha Sauce
Fb. Ph : Leticia Galeano.

Desalojos forzados de los territorios ancestrales

Les guaraníes, al igual que tantos otros pueblos indígenas de Paraguay, han sufrido desde la colonización española el despojo y desalojo forzado de sus territorios. A partir de los años 90 son las grandes empresas -sobre todo agrícolas y ganaderas- quienes coaccionan a las comunidades, siendo legitimadas por el Estado paraguayo.

Un caso paradigmático es el de la comunidad guaraní Tekoha Sauce que en el año 1975 -frente al proyecto binacional de energía hidroeléctrica Itaipú [1]- es obligada, al igual que otras 35 comunidades, a abandonar sus territorios. Por este motivo, debieron trasladarse a Arroyo Guazu y Yukyry: comunidades que se encuentran a 100 o más kilómetros de sus territorios ancestrales, quedando privadas de su relación directa con el río Paraná. En ese momento, según registros de Itaipú, en el territorio habitaban cuarenta y tres familias de la comunidad, de las cuales en un principio quince resistieron al desalojo, hasta que finalmente fueron todas desplazadas (Servín, 2017). Cabe destacar que el mega emprendimiento hidroeléctrico no sólo expropió 146.000 hectáreas sino que además implicó que 140.000 hectáreas que formaban parte del territorio del Tekoha Sauce fueran cubiertas totalmente por agua, conformando un embalse que imposibilita el asentamiento de la comunidad (Servín, 2017).

Estrategias de resistencia

En el año 2015, luego de cuarenta años de desalojo, las familias de la comunidad indígena Sauce deciden regresar y habitar una parte de su territorio ancestral asentándose en una zona que colinda con dos arroyos y el monte (los elementos propios para el desarrollo de su cultura). Si bien estas tierras - de unas 79 Ha- son fiscales [2], conforman una cantidad mayor de hectáreas que son de propiedad privada (Servín, 2017). Es en este marco que Huzt, ciudadano paraguayo que detenta la propiedad de las mismas, decide recurrir al Estado logrando que el 30 de septiembre de 2016 desalojen violentamente a las familias guaraníes. De este procedimiento participaron personas del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) que acompañaban al fiscal y al Cuerpo de Elite Policial (FAPI, 2016).

La comunidad, expuesta al constante hostigamiento por parte del Estado y de Itaipú Binacional, presentó denuncias ante la Comisión de Derechos Humanos del Poder Judicial y la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores. A partir de ello, en octubre del 2016 se conforma una Mesa Interinstitucional con el fin dar solución a sus reclamos y necesidades. Sin embargo, en agosto de 2017, la comunidad guaraní decide retirarse y dejar de participar en la misma debido a la falta de avances concretos en sus derechos.

Uno de los principales inconvenientes que se les presentaba era el hecho de que en Paraguay, si bien la propiedad comunitaria es reconocida como derecho colectivo, “precisa de un sujeto colectivo determinado, generalmente representado en la forma de comunidad con un liderazgo reconocido oficialmente” (Servín, 2017:17). Es decir que la comunidad necesitaba que el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) reconociera al líder elegido por sus miembros en asamblea. Esto no ocurrió en las mesas de diálogo pese a que presentaron todos los requisitos, complicando los procesos de restitución de aquellas tierras que no sufrieron las inundaciones provocadas por la construcción de la represa. Recién en Octubre de 2018 se da el tan ansiado reconocimiento formal del líder y representante Cristobal Martinez. Este es un gran avance para dar curso a la batalla jurídica que la comunidad realiza ya que es el reconocimiento del líder en términos oficiales el que lo empodera para actuar en nombre de la comunidad.

Otro inconveniente que se presenta surge a partir de la adquisición de la represa de Itaipú de tierras aledañas para transformarlas en áreas protegidas. Si bien se reconoce la importancia de éstas ya que permiten la conservación de distintos ecosistemas -hoy en peligro por el avance de la frontera agrícola ganadera- es cuestionado su accionar ya que impiden la permanencia de les guaraníes en la reserva. Sólo se permite su ingreso por medio de un visita guiada o con la compañía de guardaparques, a pesar que dentro del área protegida Limoy está el centro del Tekoha Sauce y en las cercanías de la administración de dicha reserva se encuentra un cementerio de la comunidad (Servín, 2017). Tampoco se logró una respuesta a la asistencia alimenticia prometida, teniendo en cuenta que en la reserva se les prohibió el ejercicio de la agricultura, la caza y la pesca.

En la publicación del Informe de Amnistia internacional 2017/18 se menciona que varias organizaciones de derechos humanos informaron que un año después del desalojo forzoso de la comunidad no se habían registrado avances en la restitución de sus tierras; situación que se agrava con el paso del tiempo.

Teniendo en cuenta el informe antropológico de Servín, “Sauce debe tener como mínimo unas 5000 hectáreas como restitución de sus tierras tradicionales enajenadas, daños patrimoniales materiales e inmateriales sepultados, paisajes ambientales transformados por las obras de la represa Itaipú y sobre todo el traslado forzoso a que fueron sometidos como consecuencia de la implementación de este mega proyecto que costó nada más y nada menos que 15.292 billones de dólares a los estados de Brasil y Paraguay. El modesto pedido de la comunidad para asegurar las 1.067 hectáreas es ínfimo frente a todos los atropellos y violaciones que padecieron y que continúan en la actualidad” (Servín,2017:44) .

Son muchas las situaciones que van complejizando la causa de Sauce, ya que los desalojos de su tierra ancestral y la vida en la reserva no les permiten el contacto con el río, sumamente importante para el día a día de la comunidad. Por otro lado, en Abril de 2019 se da una nueva orden judicial de “no innovar” (no poder cazar, pescar ni cultivar en el territorio de la represa), medida que fue apelada.

En el documental “Tekoha Sauce en resistencia” Lirio Carrillo y Josefa Lopéz, miembros de la comunidad, expresan: “Somos los dueños del bosque, somos ava chiripa, los guardianes de este bosque, por eso el bosque nos pertenece y la tierra siempre nos perteneció y en este día nos sacaron todo. Nosotros no tenemos forma de sobrevivir sin el bosque , nos sacaron nuestro lugar y están plantando soja. Venimos luchando mucho para recuperar nuestras tierras y no tenemos forma de detener esto. No podemos subsistir y nos empobrecemos por la plantación masiva de soja y por los venenos. Ya no tenemos comida ni medicina del bosque y asi no tenemos como mantener las familias por que el bosque se nos acaba”.

Es importante destacar que si bien la Comunidad Sauce expresa su resistencia a la pérdida de su territorio ancestral y el reclamo de su restitución, su demanda trae aparejada la denuncia del uso que se está haciendo de las tierras y del bosque a través del cultivo de soja. Por otro lado, no fueron solo los desalojos forzados una violación a los derechos humanos sino también las consecuencias de los mismos: fueron despojados de todas sus pertenencias, incendiaron sus viviendas, con la destrucción de sus artesanías y todas sus posesiones.

Es así que la comunidad guaraní sigue siendo relegada en la agenda de derechos, tanto por el Estado como por la empresa Itaipú. Las 43 familias, asentadas finalmente en el lindero oeste de la reserva Limoy, en San Alberto Alto Paraná, permanecen aún en abril del 2019 habitando en condiciones de precariedad y desasosiego.

Ritual indígena de la comunidad de Sauce. Paraguay 2019. Foto extraída de Album Ultimo aty gusu en Tekoha Sauce
Fb. Ph : Leticia Galeano.

El rol de las mujeres en la lucha por la tierra

Es importante destacar el lugar de liderazgo y de visibilización de la lucha que llevaron adelante las mujeres de la comunidad. Frente a la realidad del despojo y precariedad en la cual se encontraban, deciden organizarse y luchar por la restitución de sus tierras, conformando así la Comisión de Mujeres de Tehoka Sauce. Este grupo de cuarenta mujeres, articulando con distintas organizaciones y proyectos, logró fortalecerse como organización, capacitándose en materia de derechos, traspasando el aislamiento geográfico, discutiendo y decidiendo los pasos a seguir a través de asambleas. Esto les permitió formar lideresas que participan en distintos encuentros con otras organizaciones de mujeres, a partir de las cuales pueden tejer redes y compartir experiencias. Un ejemplo concreto es el trabajo sobre la Plataforma Sauce Pytyvohara [3] en conjunto con otras organizaciones con el objetivo de visibilizar y respaldar su lucha (Fondo de Mujeres, 2019).

Sin embargo, en su propia comunidad deben dar batalla para poder participar y asumir roles activos. Esto, sumado al esfuerzo de doble jornada que se da a partir de su rol en el ámbito doméstico -que asumen con mayor carga que los varones-, además de lo que refiere a su rol activo fuera de la comunidad, en la sobrecarga y la exposición pública (siendo identificadas por el poder como cuerpos débiles, recibiendo amedrentamientos y hostigaciones). Un caso paradigmático es el de Amada Martinez (lideresa, docente y defensora de los derechos de su comunidad) quien según el Informe Anual de Amnisitía Internacional 2018: “fue interceptada y amenazada de manera violenta por cinco hombres vestidos con uniformes de guardaparque, armados con escopetas y revólveres (...). Los hombres les apuntaron y amenazaron, presumiblemente debido al trabajo que viene desarrollando la Sra. Martínez en defensa de los derechos humanos de su comunidad.”

Este hecho demuestra la situación de agresión que viven las mujeres defensoras ambientales, quienes al organizarse y asumir roles cada vez más activos en la defensa del territorio van padeciendo las diferentes violencias que se suman a la triple victimización de ser mujeres, pobres e indígenas.

La fuerza de las mujeres es una fuerza colectiva que genera comunidad y a eso le temen las políticas energéticas, las políticas mineras y las políticas mundiales.
Nosotras no sólo llevamos luchas en el territorio, sino también dentro de nuestras vidas, de nuestras camas, de nuestras casas y comunidades, porque la violencia no termina. Tenemos que seguir luchando para declarar territorios libres de violencia, libres de minería.
Queremos libertad en los territorios, para así poder saludar al agua, a la tierra, al aire, como elementos vivos y no de comercialización.
Lolita Chávez, Guatemala (Defensora de la tierra)

Referencias:

  • AMNISTIA Informe 2018 “La situacion de los Derechos Humanos en el Mundo” por Amnesty International Ltd. Peter Benenson House, 1, Easton Street, London WC1X 0DW Reino Unido © Amnesty International 2018 Índice: POL 10/6700/2018 ISBN: 978-84-96462-48-9 Depósito legal: M-35896-2017 Idioma original: Inglés
  • BARRIOS CACERES, Mario J. (Tierraviva a los Pueblos Indígenas del Chaco) (2018).. “Resulta imperativo revertir el patrón de muerte y amedrentamiento como respuesta a las reivindicaciones territoriales” En Yvypóra Derécho Paraguáipe – Derechos Humanos en Paraguay 2018 (pp. 53- 66) . Asunción: Codehupy.
  • FAPI, Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas. “La FAPI repudia grave violación de derechos humanos sufrida por la comunidad indígena Sauce, del pueblo Ava Guaraní”. 2 de octubre de 2016. Recuperado de: http://www.fapi.org.py/la-fapi-repudia-grave-violacion-de-derechos-humanos-sufrida-por-la-comunidad-indigena-sauce-del-pueblo-ava-guarani/
  • Fondo de Mujeres del Sur. “Un pedazo de tierra donde vivir”, 17 de enero 2019. Recuperado de: http://www.mujeresdelsur.org/un-pedazo-de-tierra-donde-vivir/
  • SERVIN, Jorge. “Informe antropológico caso comunidad Ava Guarani Tekoha Sauce/subgrupo Ava paranaense”. Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, octubre de 2017, Asunción, Paraguay.

Notes

[1La represa hidroeléctrica de Itaipú (del guaraní, ’piedra que suena’) es una represa binacional de Paraguay y Brasil, en su frontera sobre el río Paraná, destinada a la producción de energía eléctrica.

[2Tierra fiscal es el término que se emplea para denominar a los lotes, terrenos o Parcelas de tierra, que forman parte del territorio de un Estado, la propiedad de los mismos las ejerce el gobierno provincial o municipal, mediante leyes, decretos y reglamentaciones correspondientes.

[3La plataforma SAUCE PYTYVOHARÁ es un espacio de articulación de diferentes organizaciones no gubernamentales y personas que apoyan la causa de Sauce y la resistencia de este pueblo.