El Chaco Americano: Actores de la construcción de un territorio compartido

Abrir territorios para pensar y construir conocimientos: 2ª parte

, por Fundación Plurales , KREMER Liliana

Febrero 2016

La perspectiva de género como categoría analítica

Esta perspectiva es una propuesta política que reivindica compromisos para construir relaciones de género equitativas y justas que permite conocer y comprender una realidad, experiencia o proyecto; (Amorós, 2006). Explica “las desigualdades entre hombres y mujeres, poniendo el énfasis en la noción de multiplicidad de identidades. Lo femenino y lo masculino se conforman a partir de una relación mutua, cultural e histórica” (S. Gamba, 2009:129)

Como marco de referencia conceptual implica el reconocimiento de de las relaciones de poder entre los géneros, constituidas social e históricamente. Esto corresponde a lo que denominamos enfoque interseccional (ver el 7ième dossier). Spivak [1] (2010) indica que los estudios de género sirven para “estudiar y enmendar la situación de las mujeres, reinstaurarlas en la historia”… “reinstaurar la justicia entre género (porque) debemos atrevernos a pensar que nos permiten pensar un mundo más justo”.

Aprendemos en el marco de nuestras conversaciones. Desde lo local, lo singular, lo que pasa a nivel del cotidiano en un lugar a buscar interlocutores con los que pensar más, distinto ; dudar y sorprendernos.

Por lo expuesto, es necesario tener presente el concepto de género pone en evidencia las relaciones de poder y desigualdad estructural entre los sexos, cuyas manifestaciones alcanzan todas las esferas de la vida social y privada, a tal punto que su erradicación es parte de los compromisos éticos impostergables de las sociedades y, más aún, de los movimientos sociales comprometidos por la emancipación. Problematizar los obstáculos que se presentan en la construcción de relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres contribuyen a la superación de estereotipos y desigualdades que requieren interrogación desde una perspectiva crítica de género en el campo de la política (R Longo - Los caminos de la diversidad).

La diversidad

Audre Lorde escribía que no son nuestras diferencias lo que nos divide. Es nuestra incapacidad para reconocerlas, aceptarlas y celebrarlas.

Los contextos locales y las políticas de identidad permiten ver alternativas en el reconocimiento de la diversidad y de las diferencias culturales, étnicas, religiosas o de género. Frente a pensamientos únicos que se nutrieron de una visión monolítica de la vida humana, invisibilizando las diferencias y la diversidad de las experiencias colectivas, el desarrollo del pensamiento postcolonial, los estudios de las mujeres y culturales han abierto un replanteamiento de estas categorías consideradas universales. La descolonización y los procesos culturales emergentes en su seno cuestionan la primacía del modelo hegemónico occidental del hombre blanco europeo como el sujeto único del pensamiento político universal. Al cuestionar la autoridad del pensamiento masculino occidental, los movimientos sociales de derechos civiles, de poder negro, del feminismo, de los movimientos de descolonización y de otras fuerzas sociales más recientes, desarrollados desde diferentes corrientes de la multi e interculturalidad, ponen en evidencia la complejidad de las relaciones de poder que se sostienen en aparentes elogias de las diferencias -étnicas, de raza, género o religión. El reto sigue siendo definir los derechos humanos en términos capaces de sostener el principio de igualdad a partir del reconocimiento de la diversidad. Desde esta perspectiva, se abre una reflexión sobre la categoría "derechos humanos universales" en el mundo globalizado y la implicación del concepto de ciudadanía en sociedades donde operan mecanismos de exclusión de sectores crecientes de minorías que no gozan de los derechos de ciudadanía, B. Sousa Santos (1997) :

" (…) Tenemos que desarrollar, aprender y practicar el arte de vivir con diferencias, el arte de cooperar sin que los cooperadores pierdan su identidad, a beneficiarnos unos de otros no a pesar de, sino gracias a nuestras [2]

La narrativa como enfoque. Conversaciones en las que nos contamos historias.

Un escenario de futuro con vecinos del Departamento Tulumba, Córdoba, Argentina

La experiencia de ser y estar en el mundo es la base de la existencia de los otros, es la experiencia de la alteridad en la conversación. El mundo en el que vivimos no es solo el territorio físico, espacial, geográfico en el que desarrollamos nuestras vidas. Los seres humanos construimos nuestros mundos continuamente: eso es cultura y esto se realiza en aquellas conversaciones que establecemos con los demás. En ellas podemos reconocer y ser reconocidos, comprender aceptando o no las ideas y actos del otro. Al conversar (hablando y haciendo) sobre nuestros mundos unos con otros, lo estamos creando, re-creando, re-inventando, revolviendo, revisitando.

Para Gadamer no se puede separar el lenguaje del quehacer humano, no sería posible una existencia autónoma frente al mundo que habla a través de él; el lenguaje es cuando se representa el mundo. Es un arte lograr conversación bien. Así, se puede llamar conversación a aquélla en la que se lleva a cabo la apertura al otro. Abrirse al otro en el diálogo significa que no sólo lo “dejamos ser”, sino que estamos a nuestra misma altura, posibilitando que lo que él otro nos dice pueda cambiarnos. La conversación es «[…] una forma de relacionarse-con, tanto a la hora de conservar lo antiguo como a la hora de renovar. Tengamos en cuenta que una conversación no se limita a intercambiar información, sino que sirve también para aproximarse. Allí donde se logra realmente una conversación, los interlocutores ya no son exactamente los mismos cuando se separan. Están más cerca el uno del otro. Hablar es un hablar conjunto, y esto crea algo común» En la conversación se establece una relación de recíproco intercambio en el que cada interlocutor da de lo suyo, pero también recibe de lo que el otro le da, dejando que su experiencia se complete con la experiencia del otro.

Conversar es abrirse a la alteridad del “tú” que nos sale al encuentro, querer aprender de su experiencia. Por eso, la conversación deja siempre una huella en nosotros. No especialmente que nos haya enseñado algo nuevo, sino que habríamos encontrado en el otro algo que no habíamos encontrado aún en nuestra experiencia del mundo.

La conversación tiene el poder de transformar. Cuando una conversación se logra, nos queda algo que nos transforma.

Sólo en la conversación puede crearse un tipo de comunidad en la que cada cual es él mismo para el otro porque ambos encuentran al otro y se encuentran a sí mismos en el otro». Sin embargo, a pesar de todos nuestros esfuerzos por comprender al prójimo, en el otro habrá siempre hay un algo que nos resulta inaccesible e imposible de asimilar. La alteridad —es decir, esa inamovible individualidad y particular identidad de todo lo que es “otro” con respecto a nosotros mismos— no se puede reducir a un concepto que podamos entender, ni tampoco a una experiencia que podamos adecuar sin más a nuestra propia experiencia. Esta incapacidad de comprender perfectamente al otro y de adecuarnos completamente a sus exigencias, es una característica esencial de la finitud del hombre. La alteridad es un límite que es posible superar. A menudo reaccionamos negando la alteridad, ante las limitaciones que comporta la presencia del otro para el despliegue de la propia actividad, ya sea ignorando al otro, o intentando someterlo o subordinarlo a los requerimientos de la propia voluntad.

Gadamer apunta a la apertura al tú que tenemos delante para llegar a un acuerdo con él sobre la cosa de la que estamos hablando, como el modo adecuado de vivir la propia finitud. Esto se logra por medio del diálogo y de la escucha atenta de lo que el otro nos quiere decir. Forma parte de toda verdadera conversación el atender realmente a otro, dejar valer sus puntos de vista y ponerse en su lugar. Es la visión del ser humano como un ser que busca el sentido de su experiencia a partir de compartir historias acerca de quién es y quién no es, que piensa y que no, que siente o no, que hace o deja de hacer.

Diálogo y conversaciones públicas

"El mundo se humaniza a través del diálogo, por la preocupación del mundo común que nos humaniza." (Hannah Arendt)

Generar un espacio de diálogo e intercambio entre los participantes con la perspectiva de lograr-buscar mayores- mejores oportunidades para la infancia y la educación en los espacios e instituciones desde las que nosotros trabajamos. Supone reconocer a cada uno como actores co responsables de un proceso colectivo, identificar problemas compartidos, escuchar y conocer a los demás participantes, compartir/ mapear recursos disponibles, provocar redes de intercambio, asumir compromisos y hacerlos públicos, formular acuerdos y recomendaciones.

"Decir como es algo es convocarlo a ser como uno la ha nombrado." (Pearce)

Dialogar es una manera de contarnos historias que contamos y escuchamos para amplificar nuestras miradas, para dudar, para poder preguntar y preguntarnos, para asombrarnos, para desestabilizar nuestras certezas , para comprender diferente, para construir otras, nuevas, posibles historias.

Un Diálogo Público supone una acción voluntaria que nos permite interrogar e interpelar las narraciones sociales dominantes; incluye abordar el conflicto, las diferencias y las fuerzas de cambio. Hace referencia a prácticas de mediación ciudadana. En estos escenarios, los procesos de comunicación, las conversaciones que se plantean y las historias que pueden ser compartidas, trascienden las nociones típicas de una charla cotidiana.

En esta propuesta la conversación no surge espontáneamente, sino que es una conversación preparada, direccionada y provocada, con la intención de que los participantes se involucren en cuestiones que trascienden el ámbito de lo privado, que sean parte de un proceso que les permita comprender, compartir y negociar nuevos significados.

Los temas que se tratan son de carácter e interés “público”: Son públicos no porque se realicen ante muchos otras personas, sino que los temas que se tratan son de carácter e interés “público”, si bien su metodología nos hace suponer que es desde esos itinerarios personales, particulares, singulares que podrán construirse con otros y generar modificaciones en la cosa común.

¿Qué son los diálogos públicos?

Son una manera de romper aislamientos permitiendo crear modos de promocionar otros vínculos humanos, otra calidad de interacción al acompañar procesos ciudadanos que articulan experiencias, dan la posibilidad de tomar contacto, articular, acompañar y de fortalecer lazos humanos, sociales, de amistad, de respeto. De reconocimiento y gestión de las diferencias. Realizar un diálogo público [3] permitirá que ellos puedan ampliar sus miradas, reconocer sus propias posibilidades, aceptar y comprender que las semejanzas y las diferentes que comparten.

¿Cómo crear modos de relación colaborativos, inclusores?
¿Desde un protagonismo responsable?
¿Cómo generamos escenarios posibles?
¿Cómo posibilitamos tiempos que permitan reconocer, respetar, comprender, incluir nuestras diferencias?
¿Cómo podemos co operar para que pasen otras cosas?
¿Cuáles son los obstáculos?
¿Qué quisiéramos hacer si no existieran esos obstáculos?
¿Qué podemos elaborar como propuestas, cuáles son nuestras posibilidades?
¿Qué podemos hacer?

La estrategia es trabajar la diversidad y el reconocimiento del otro a través de:

Conversaciones que faciliten miradas distintas y compartidas de como pensamos y actuamos en la vida cotidiana; que se apoyen en las experiencias de la gente y que permitan cambiar algunos argumentos y relatos el guión de cada una de nuestras, tan pequeñas grandes historias. Del intercambio, compartir ideas y deseos que puedan permitir plantearnos escenarios reales y diferentes, construyendo culturas múltiples a partir de construir otras historias, con otros. Amplificar las diferencias desde la legitimación de cada uno desde sus propias historias y experiencias.

Un diálogo significa:

 reconocimiento mutuo. No es proteger, no es un mandato institucional, no se establece de antemano ni a priori un terreno de coexistencia en el que cada uno se mantiene convencido de sus posiciones, se trata de admitirse diferentes y próximos, distintos y semejantes. Reconocimiento de unos con otros y a y por terceros.

 poder hablar del sentido y el reconocimiento personal que demanda cada ciudadano en un contexto social.

 construcción de pasarelas, de puentes, contactos, redes, lazos solidarios, caminos.

 palabras que construyen proyectos

 libertades que se construyen con los otros, cada uno en sus ámbitos, en la búsqueda de su lugar ciudadano, pero formando parte, consciente, responsablemente, de acontecimientos mediadores.

 escenarios que sirvan para socializar experiencias, para que se puedan generar contactos lo suficientemente inusuales como para que sorprendan, lo suficientemente familiares como para que tranquilicen, acojan, en donde exista un clima de tolerancia, de comprensión, de interés por lo otro, por el otro, el diferente, por ideas, historias, experiencias que se aproximen, que se abran, que se conecten, que se puedan articular.

 procesos de creación y transformación de significados.

 orientar, facilitar, acompañar los intercambios para permitir ampliar y cambiar los significados compartidos que van construyendo los participantes.

Por una pedagogia de las diferencias y de la re-existencia

Este enfoque tiene que ver con la diversidad y con el reconocimiento de la alteridad en plural. Se trata de abordar las Pedagogías con diferencias en plural, reconociendo la aparente paradoja que existe entre la igualdad (de todos y para todos) en una vida singular (en las instituciones, organizaciones), la de cada uno. Hablamos de diferencias connotadas positivamente, que por otro lado, marquen el destino de aquellos no son escuchados, que sirvan a aquellos subalternizados también por la pedagogía. ¿Cómo vivir en un proceso de enseñanza aprendizaje en el que se aprende desde las diferencias, ¿educación cuyo punto de partida es la igualdad y al mismo tiempo en sus puntos de llegada, esta lo singular de cada uno? [4]

En las prácticas pedagógicas cotidianas, podemos distinguir al menos tres discursos en relación con las diferencias (Pérez de Lara, 1996), que remiten a distintos usos de las mismas.

a) Uno es el discurso humanista de la igualdad, que no cuestiona el modelo hegemónico cultural; la escuela funciona como transmisora de dicha hegemonía, y enuncia la igualdad de todas las personas por el solo hecho de pertenencia a la especie humana, proponiendo la tolerancia de las diferencias.

Históricamente, prácticas sociales de exclusión, negación y aniquilamiento del otro diferente constituyeron identidades desde la deslegitimación y la negación. La escuela colaboró en ese proceso de reproducción de la deseada identidad común y, bajo el lema de la educación universal, promovió la eliminación de las diferencias, justificando clasificaciones y desvalorizando identidades que no se adaptaban al modelo propuesto e impuesto (Silva, 1997)

b) Otro discurso, denominado de la diferencia, se ubica en el otro extremo del péndulo, afirmando la necesidad de sustentarse en la diferencia y cuestionando la posibilidad de proporcionar, desde un sistema hegemónico, los mecanismos generadores de igualdad.

c) El tercero, es el de la relación diferencia-semejanza, que coloca el acento en esa relación, subrayando su construcción desde el dominio y la afirmación de un término sobre otro. Este enfoque denuncia y asume que uno de esos polos ha ido ocupando el lugar de lo negado y lo excluido, construyéndose a sí mismo como subsidiario del otro polo o término, producido como dominante [5].

Desde las pedagogías decoloniales se plantean prácticas que intentan otras formas de transmitir conocimientos, de ensenar, de aprender-con, de “resistir, (re) existir y (re) vivir” [6]. Son apuestas pedagógicas que se interesa por hacer desde otras miradas y memorias, más allá de lo impuesto por la colonialidad del saber, del poder y del ser (Quijano-Maldonado, citado en Walsh, 2013); retomando el dialogo, la memoria, los diferentes caminos que se entrecruzan en los contextos presentes. Citando a Paolo Freire, es una metodología necesaria dentro de y para las luchas sociales, políticas, ontológicas y epistémicas de liberación [7].

Cierre transitorio

Nuestra finalidad es buscar, crear, construir, crear condiciones de posibilidad de un saber compartido que requiere de dispositivos de interacción e intercambio, de tiempos y espacios que impulsen el dialogo y favorezcan nuevos aprendizajes.

Quienes trabajamos como educadores, facilitadores necesitamos ser irreverentes. Esto es así, apelamos a un continuo cuestionamiento; porque ponemos nuestras certezas en duda y sentimos curiosidad sobre las creencias, los modelos y las formas particulares que adquieren las prácticas (G Cechin).