Geopiratería. Argumentos contra la geoingeniería

Noviembre 2010

, por ETC Group

Según la Realpolitik el sistema multilateral no puede producir un acuerdo efectivo o justo que mitigue el caos climático. Al reconocer esto, los gobiernos y los científicos preocupados no tienen más opción que acudir a estrategias tecnológicas que podrían reducir o retrasar el cambio climático, al menos hasta que las fuerzas sociales logren un acuerdo práctico.

También según la Realpolitik, ya no hay esperanza de llegar a un consenso multilateral para reequilibrar el termostato planetario, ni para adoptar objetivos posibles en cuanto a las emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI). Por lo tanto, el asunto es construir un modelo (con todo y su narrativa) que permita a una "coalición de voluntarios" valientes, visionarios, basados en la ciencia, justificar su manipulación unilateral de los sistemas de la Tierra. A eso le llaman geoingeniería. Nosotros le llamamos geopiratería.

En juego:

En primer lugar está en juego el control internacional de los sistemas planetarios: el agua, los territorios y el aire. En segundo lugar, el compromiso para la mitigación del cambio climático y la adaptación. Si algunos gobiernos ricos y la industria ven a la geoingeniería como un remedio técnico barato para el cambio climático, invertirán su dinero y tecnologías en esta "solución científica" y no habrá recursos para ayudar al Sur global a enfrentar el caos que viene.

Actores:

Encabezando la lista de promotores de la geoingeniería se encuentra la Royal Society (Sociedad Real) del Reino Unido, la institución científica más importante y de Inglaterra, y la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y sus contrapartes en Canadá, Alemania y Rusia. Y también los siguen los políticos que se ocupan más de su sucesión que del cambio climático. Hoy en día la geoingeniería se discute en parlamentos y congresos más como tema electoral que como solución al cambio climático. Las más grandes industrias energéticas, aeroespaciales y militares escuchan prudentemente desde atrás, tolerando la bulla científica y dejando que los cerebros conservadores (mismos que antes negaban el cambio climático) reciban todas las críticas. Una vez que otros provoquen el "shock" —que el cambio climático está sobre nosotros y que no hay forma de reducir las GEI a tiempo— la industria puede presentar la "terapia": remedios tecnológicos que alterarán la estratosfera y/o reestructurarán la superficie de los océanos para darnos un poco más de tiempo.

Foros:

Aunque el foro principal para las negociaciones sobre cambio climático es la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (CDB) se aprestó a defender la biodiversidad marina al establecer una moratoria de facto contra la fertilización oceánica (una de las formas de geoingeniería) en su 9a Conferencia de las Partes (COP9) en Bonn, Alemania, en 2008. Esta moratoria se extendió para cubrir todas las tecnologías de geoingeniería durante la COP10 en Nagoya, Japón, realizada en octubre de 2010. La geoingeniería en general está incluida indudablemente en la agenda del CDB. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático también abordará el tema en 2011. Finalmente, es un hecho que el cambio climático y la geoingeniería tendrán que debatirse rumbo a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (la Cumbre Río+20) a celebrarse en Brasil en 2012, donde la administración internacional del ambiente es un tema clave.

Políticas:

Urge una moratoria sobre la experimentación de geoingeniería en el mundo real. Además, el CDB, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Asamblea General de Naciones Unidas deben buscar el consejo de la Corte Internacional de Justicia para confirmar que experimentar la geoingeniería sería una violación de la Convención sobre la Prohibición de la Modificación Ambiental (ENMOD). La Cumbre Río+20 debe tratar como tema principal la administración de la geoingeniería así como la evaluación de otras nuevas tecnologías que amenazan seriamente a la naturaleza y a los cientos de millones de personas que sobreviven de ella.

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